miércoles, 30 de julio de 2008

Sacrificio y Esfuerzo

Es usual que, cuando menciono hacer algo sin esfuerzo, inmediatamente me repliquen cosas como: “¿y entonces cómo voy a lograr lo que quiero?” o “¿voy a tirarme en la cama a esperar que algo pase?” o “no sé hacer las cosas de otra forma”.
Esto evidencia que la cultura que vivimos está llevada de la nariz por el Ego,no por nuestras instancias superiores. Por lo tanto, el cambio que planteo no es superficial sino uno muy profundo. Es más, es uno de180º.
El Ego es una herramienta del alma, pero lo hemos transformado en el que decide nuestra existencia. Así, vivimos llenos de sus miedos y dudas, luchando la vida, defendiéndonos del “otro”, exigidos para ser mejores, únicos, distintos. En algún momento de la infancia o adolescencia, el Ego creó una imagen idealizada de lo que debíamos ser y, desde entonces, la tiene de zanahoria para que corramos como conejos, para jamás alcanzarla… es imposible hacerlo!
Aquí entra la noción de esfuerzo: creemos que si no conseguimos algo, entonces tenemos que redoblar el empuje. Esta es otra palabra del Ego: empujar.
No sabe fluir con las situaciones, no tiene confianza, no se entrega a lo que es. Tiene que hacer algo, lo que sea. Ser para el Ego es casi incomprensible, ya que es una enorme cantidad de aspectos,que se ayudan, se pelean, se contradicen y todos se dicen Yo.
Esta es su función en realidad: experimentar en la Tercera Dimensión lo que el alma desea; pensar, discriminar, decidir, actuar adecuadamente; ser un sirviente digno de ella. Cuando captamos esto, comenzamos a vivir desde el Ser Superior. Podemos ponerle límites a estos aspectos y centrarnos en la mejor expresión de nosotros mismos. Esto significa una transformación sustancial de la forma en que nos vemos y vemos a la realidad que nos rodea. Nos damos cuenta de que somos los verdaderos creadores de lo que somos y nos sucede.
Ya no estamos culpando a todo ni sintiéndonos víctimas; iniciamos el camino a reclamar el poder que nos corresponde. Los objetivos que nos planteamos ya no están influenciados por las inseguridades del Ego, que quiere demostrarse y demostrar que es alguien. YA somos alguien: un Ser Espiritual transitando una experiencia Humana.
Sólo es necesario reconocerlo y expresarlo en la Vida, mediante un Ego fuerte y sano. ¡Sí! No tenés que matarlo ni negarlo ni combatirlo, porque él es tu instrumento y, cuanto más centrado y eficaz sea, mejor te servirá. Un Ego pobre no te permitirá evolucionar y uno hiperdesarrollado se creerá el Ser real. Esto facilita el proceso de creación y concreción. Obviamente, estamos en tiempos de transición, tanto individual como colectivamente. Fluctuaremos entre un sistema y otro. Lo importante es comprenderlo y elegir. Siempre tenemos el libre albedrío. Hay cosas que costarán más. En principio, esto significa que hay algo para aprender, algo para comprender,algo para esperar, algo para consolidar. La forma de superarlo no es mediante el esfuerzo sino mediante la concentración. La solución es focalizarnos en el tema, dejar de disgregarnos en múltiples vaguedades, preocupaciones, dudas, temores para aplicar todos nuestros recursos en lo prioritario, en lo que deseamos desde el corazón. ¿Es lo que hacemos? No. En el mejor de los casos, nos concentramos diez minutos, media hora por día.
El resto lo dedicamos a criticarnos, quejarnos de la situación personal y mundial, preocuparnos de todo lo que va a salir mal (haciendo uso extensivo de las Leyes de Murphy), culpar a los demás, recordar hechos dolorosos del pasado, correr de un lado al otro (somos personas muy ocupadas…),vegetar en trabajos que odiamos, ver y leer noticias violentas y deprimentes,¿me olvido de algo? Podés agregarlo vos. En síntesis, nos perdemos en el Ego. Después de este despliegue de actividades, esperamos que los diez minutos que pasamos “visualizando” lo que deseamos sean suficientes para lograrlo. ¿Ves por dónde pasa el problema? ¿Cómo puede suceder algo si te la pasás boicoteándolo? En realidad, se trata de un re-aprendizaje.
Uno de los más bellos significados de “educar” es encaminar: dar a alguien los medios para abrirse al mundo, encauzarlo hacia el pleno desarrollo de sus posibilidades… ¡y las tuyas son magníficas!
Te enseñaron que debés esforzarte y resistirte.
F.M. Alexander dijo:“Abandonemos el intento de hacerlo con esfuerzo, pero nunca abandonemos”. Es una gran verdad. Como el slogan de Nike: “Just do it” (sólo hazlo). Focalizate en hacerlo con alegría, creatividad, entusiasmo,conciencia. Dios te ama. Te acompaño. (por Laura Foletto)

sábado, 26 de julio de 2008

Miedo a la pareja

Son muchas las formas en que aparece el tema del miedo al compromiso en la pareja. Una forma bastante difundida es la queja de las mujeres solteras o separadas acusando a los hombres de su falta de compromiso. Daría la impresión que los hombres no están tan apurados como las mujeres para comprometerse. Esta observación general no implica que las cosas no puedan ser al revés, sin embargo este es el caso más citado, juntamente con las técnicas para «atrapar» al otro. Por supuesto, para seguir con nuestro ejemplo, el otro percibe cualquier técnica o cualquier apuro y sólo se logra mayor alejamiento.
El miedo al compromiso tiene como fondo el temor a la entrega, el miedo al amor y sus implicancias. Es muy difícil entregarse verdaderamente. Puede haber una pareja, puede haber un matrimonio de años y sin embargo puede no haber entrega.
Cuando nos entregamos estamos en carne viva, sentimos intensamente y nos acercamos al más preciado tesoro: ser queridos incondicionalmente.
Cuando el amor se da en su plenitud y sentimos que todos nuestros aspectos son incondicionalmente aceptados entramos en un estado de paz que ayuda a que aceptemos todas nuestras partes y podamos experimentar el bienestar de sentirnos finalmente completos. Sin embargo no hay mapas para la aventura del amor, no sabemos por donde irá, no podemos encerrarlo o controlarlo, no podemos garantizar que el otro estará allí siempre. El otro es el otro y corremos el riesgo de ser heridos.
Llegar al bienestar de la intensa conexión que da la verdadera entrega inaugura la posibilidad de la pérdida de ese bienestar y así aparece el miedo. Este temor se representa en dos miedos básicos que aparecen en las relaciones íntimas: el miedo al abandono y a la invasión. Son temores que traemos desde nuestras primeras relaciones significativas y que la vida de pareja actualiza y aviva. Allá lejos, cuando éramos niños aparecieron nuestras primeras frustraciones, es así que sufrimos las primeras sensaciones de no ser queridos a la manera que necesitamos, o de no sentirnos valorados lo suficiente. De la misma manera, según el comportamiento de nuestros padres, quizás hayamos sufrido el temor a ser invadidos emocionalmente. En cualquier caso buscamos los recursos para defendernos. Así creamos una «personalidad».
La personalidad puede ser vista como un intento de defendernos del dolor del abandono o del temor a la invasión. Es una construcción que crea estrategias para ser queridos o para no ser invadidos según sea el caso. Pero esa personalidad es una coraza defensiva que nos aleja de lo que sentimos, de nuestras necesidades, en definitiva, de nuestro ser.
La personalidad es frágil, es la que siente miedo a la entrega y si bien nos ayuda a funcionar en ciertos terrenos, en las relaciones íntimas puede convertirse en un freno que nos impide el contacto verdadero con el otro cuando, sin darnos cuenta, crea conductas que evitan la entrega ya que «si no me entrego no estaré sujeto a pérdida o a invasión alguna». La personalidad «nos defiende» de esa posibilidad con una estructura estable y predecible. En ciertos aspectos parece una ventaja tener una «personalidad estable» pero esa fortaleza y seguridad se va transformando en rigidez y temor a ser desestabilizado.
Y el amor nos desestabiliza, el amor da miedo porque no escucha nuestros razonamientos, sigue su propio camino, no lo podemos controlar, «perdemos la cabeza». Podemos escuchar al amor, podemos seguirlo, pero no podemos dominarlo. Cuando nos abrimos a él lo hacemos a la posibilidad de perderlo. Es así que el compromiso, la entrega al amor, nos enfrenta a nuestra vulnerabilidad.
Hay mucho miedo a la vulnerabilidad, peleamos constantemente con ella, y vivimos añorando la invulnerabilidad. Hay una cultura donde se refuerza la noción de invulnerabilidad, sin embargo no hay camino de salida si no la aceptamos. Si tenemos la fortaleza de reconocernos vulnerables dejamos de estar asustados y preocupados por lo que pueda pasar sino que nos entregamos blandamente a lo que la vida nos trae, porque en definitiva la vida pasa por donde ella quiere y no por donde nosotros la quisiéramos hacer pasar. En nuestra sociedad se confunde vulnerabilidad con debilidad, cuando en realidad se necesita mucha fuerza para reconocer que somos vulnerables.Entre el abandono y la invasión
Es interesante observar la dinámica de la pareja cuando uno de ellos sufre el miedo a la invasión y el otro sufre el miedo al abandono. La situación más conocida (aunque bien puede darse al revés) es aquella donde la mujer sufre el miedo al abandono y el hombre a la invasión. En este caso la mujer, que abriga el temor a ser abandonada, se cubre de esa posibilidad mediante la acción, despliega estrategias de acercamiento y cercamiento que supuestamente evitan el abandono. Ese movimiento de acercamiento hace que el hombre se sienta invadido golpeando justamente en su miedo básico y se genera un alejamiento preventivo que realimenta la sensación de abandono cerrando el círculo vicioso. Es importante observar que detrás de todos estos movimientos hay miedo al dolor.
El miedo al abandono es tan profundo, genera tanta ansiedad que a veces puede elegirse la soledad antes que someterse a él. Cuando los sufrimos no queremos separarnos del otro y solemos reclamar por su lejanía y su falta de entrega demostrando lo entregados que estamos nosotros, sin embargo, muchas veces no hay una verdadera entrega por parte de quien teme ser abandonado. Los movimientos de acercamiento hacia el otro no siempre son sinónimos de entrega. Cuando se intenta poseer, prevenir o directamente invadir no hay entrega verdadera al otro, hay entrega cuando se acepta lo que hay.
Naturalmente podemos elegir irnos si no nos gusta o si no nos alcanza lo que hay, pero existe verdadera aceptación cuando el corazón le dice sí al otro tal cual es. Cuando eso sucede aparece esa confianza básica que permite desarrollar la capacidad de espera confiando que el otro se acercará y esta apertura y confianza es siempre contagiosa. De todos modos si tenemos que enfrentar las señales que indican que eso no ha de suceder necesitamos confiar que podremos transitar el inevitable dolor.
El miedo a la invasión, por su lado, es el temor a dejar de ser uno mismo, hay una necesidad tan grande de satisfacer al otro que se posterga el propio deseo. Esta es una situación típica en los hombres que necesitan proveer, satisfacer y hacerse cargo del bienestar del otro. La figura del hombre proveedor, capaz de proveer desde los bienes materiales hasta la felicidad, está muy arraigada. Y la preocupación por satisfacer el deseo del otro puede invadir de tal manera que dejemos de ser nosotros mismos.
Saliendo del círculo En el caso del miedo a la invasión el camino que propongo es tolerar el disgusto del otro, poner límites y perder el miedo a decir que no. A veces esto implica trabajar con la omnipotencia ya que uno piensa (y los hombres en especial) que pueden resolver todos los problemas del otro. Sucede que uno no tiene el poder necesario para resolverle la vida al otro, no somos los dueños de su felicidad, especialmente cuando hablamos de antiguas heridas internas. En cuanto al miedo al abandono se hace necesario desarrollar la confianza y la capacidad de espera, confiando que el otro estará allí. En el fondo del miedo al abandono está la sensación de no ser querida como uno necesita, de no ser valorada.
Es necesario no enojarnos con lo que nos pasa. Los miedos que se instalan son muy profundos. Cuando hay amor, porque estamos hablando de ese caso, cuando el amor está, no se trata de que los «hombres son fóbicos» o que «las mujeres son insoportablemente ansiosas» para citar algunos dichos bastante frecuentes. Estos juicios ubican a cada uno en el lugar de la «mala persona» cuando lo que hay detrás es un temor al dolor que suele ser mucho más intenso de lo que sospechamos. Son dolores que tocan en lo más profundo del ser humano y cada cual se protege a la manera que aprendió alguna vez, con la distancia, con la no entrega, con la desconexión o con la presión o la exigencia de determinadas pautas en la relación.
Cuando entramos en el juego del amor nuestro corazón tiende a entregarse pero nuestra personalidad, que teme perder su seguridad, tiende a evitar la entrega, para no verse cara a cara con toda nuestra humana vulnerabilidad. Duele descubrir que el amor no tiene una ruta definitiva y que en ese camino también podemos resultar heridos, por eso buscamos afanosamente que ese dolor nunca llegue, por eso aparece el miedo al compromiso que es, en definitiva, el miedo a asumir la propia vulnerabilidad.
(Silvia Salinas)

¿Dónde ocurre el pensamiento?

Cuando observan un átomo, verán que está compuesto por partículas, pero sabemos que en realidad, esas partículas son campos de probabilidades. Una onda, no es tanto un objeto material, sino, un campo de probabilidades. El gran científico W. Heisenberg, responsable por el principio físico denominado "principio de incertidumbre" , demostró que la onda es, en realidad, la probabilidad estadística de encontrar una partícula aquí y allá en el momento de la medición. Por tanto, la onda es un campo de fuerza y también es una idea. Es la probabilidad estadística de hallar una partícula aquí y allá. Por lo tanto, estos campos de fuerza son en verdad campos de ideas. Por eso, existe esta expresión en nuestro idioma. Decimos, que algunas ideas tienen más fuerza que otras, porque en realidad, las ideas se manifiestan como moléculas. Nuestro cuerpo no es más que un campo de ideas.
Observen la palabra información (en formación): es el mecanismo creativo de donde surge la forma. Eso es lo que implica la palabra información. Transformació n: una forma cambiante a otra. ¿Dónde ocurre esto? Esto ocurre en ese campo de ideas.
Creo que, hoy, ya es muy claro de que el pensamiento no ocurre sólo en el cerebro, ocurre en todos lados. Y lo otro, es que ocurre en todos lados simultáneamente. Esto es aún, más intrigante. Por ejemplo, ¿qué ocurre cuando tengo el pensamiento: "Tengo sed"? En cuanto tengo esta idea, mi cerebro produce una sustancia química llamada angiotensina2 que es el equivalente molecular de "Tengo sed". Al mismo tiempo, mi glándula pituitaria produce angiotensina2 que produce la secreción de otra hormona, denominada ADH (hormona antidiurética) que es la responsable de la retención de líquido. En el mismo momento el riñón produce angiotensina2 que evita que se pierda demasiado líquido; y entonces, se produce menos orina. Al mismo tiempo, el corazón produce angiotensina2 que retiene el agua. ¿Dónde aparece primero la idea? Bueno, creemos que la idea estuvo primero en mi cabeza, porque tuve el pensamiento en palabras "Tengo sed". Pero en realidad, la idea surge simultáneamente en todas las células del cuerpo. Cada célula del cuerpo dice "Necesito agua", al mismo tiempo. No hay una secuencia, es un fenómeno de campo.¿Dónde estaba la idea antes? En ningún lado. Era, simplemente una amplitud de probabilidades. Y, antes de ser una amplitud de probabilidades, estaba en el campo de las posibilidades infinitas. Ese campo de posibilidades infinitas se convirtió en la amplitud de probabilidades: eso es la idea, o el comienzo de la idea. Y, una vez que se hizo idea, estaba en todos lados simultáneamente. Al comienzo, en ningún lado, y luego en todas partes simultáneamente. Esto es lo que son espíritu, mente y materia.
(Deepak Chopra - Curación cuántica)

viernes, 25 de julio de 2008

Ley de la Creencia

No se cree lo que se ve, sino que se ve lo que se cree; por ejemplo, si estás profundamente convencido de que estás llamado a ser algo grande en la vida, harás, pase lo que pase, todo lo posible para avanzar hacia esa meta. No habrá nada que te detenga. Por otro lado, si crees que el éxito está supeditado a la suerte o a la casualidad, te descorazonará s y te contrariarás fácilmente cuando las cosas no te salgan según tu conveniencia. Tus creencias te empujan tanto hacia el éxito como hacia el fracaso. Por regla general, la gente adopta una de las dos formas que hay de mirar el mundo. La primera es la que se llama visión benevolente. Si tienes esta visión, lo normal es que creas que el mundo es un sitio bastante bueno para vivir. Tienes tendencia a ver el lado bueno de la gente y de las situaciones y a creer que a tu alrededor llueven oportunidades que podrás aprovechar sin problemas. Crees que, aunque no eres perfecto, no dejas de ser en general una persona bastante buena. Tienes fe en un futuro en el que tienen cabida tú y los demás. Eres por encima de todo optimista. La otra forma de mirar el mundo es la de la visión malevolente. Una persona con una visión de esta clase generalmente adopta una postura negativa y pesimista hacia ella misma y hacia la vida.

Un aspecto clave de tu viaje hacia el éxito es el desarrollo y mantenimiento de una visión del mundo benévola y positiva. Quizá los mayores obstáculos mentales que tendrás que sortear son los que te pongan tus creencias autolimitativas. Creencias tuyas que de alguna forma te limitan. Aquellas que te retienen al impedirte que emprendas proyectos y que te hacen ver cosas que sencillamente son falsas. A veces crees que tienes una inteligencia limitada porque tus notas académicas son mediocres o no pasan del promedio. Puedes pensar que andas corto en capacidad creativa o en la facultad de aprender y recordar. Acaso llegues a convencerte de que no rindes mucho, o de que no eres despierto para las cuestiones de dinero. Alguna gente piensa que no puede adelgazar, dejar de fumar o ser atractiva para los representantes del sexo opuesto.
Pues bien, pienses lo que pienses, si lo crees con la suficiente fuerza, formará parte de tu propia realidad. Y no olvides que andas, hablas, te comportas e interactúas con los demás de una manera acorde con tus creencias. Aun siendo tus creencias enteramente falsas, si estás convencido de ellas, serán para ti verdades como puños. Solemos aceptar con excesiva facilidad que somos limitados en algo y tendemos a ignorar o rechazar cualquier evidencia que contradiga lo que ya hemos decidido creer. Desconoces por completo lo que eres capaz de hacer realmente, no seas tan rápido en venderte barato. Niégate de entrada a aceptar limitaciones de tu potencial, probablemente puedes hacer mucho más de lo que crees. Muchas de tus creencias autolimitativas no tienen en absoluto fundamento. Están basadas en una información negativa que has recibido y aceptado sin más como verdadera. Pero una vez aceptada como verdadera, tu creencia las convierte en un hecho para tí y hacen el mismo daño tanto si las conoces como si no.

(Brian Tracy - Siete leyes naturales mentales)

Lo que necesitamos de verdad

Librarse de una conciencia de penuria significa cambiar las imágenes interiores que reflejan carencia en tu vida. Tenés ya todo cuanto necesitás a fin de experimentar una vida de prosperidad. La prosperidad es, primero y sobre todo, un juego mental. La componen una serie de creencias invisibles e interiores que llevás contigo. Debés de saber que tenés ya cuanto necesitás; no te falta nada para lograr prosperidad en tu vida. Poné mucha atención a la siguiente historia:

Un hombre andrajoso, que parecía no poseer nada en un sentido material, se acercó a un capatáz y dijo:
-¿Puede ayudarme? Necesito trabajo.
-Muy bien -dijo el capatáz - tome esa piedra grande y hágala rodar por la cuesta arriba y abajo. Si lo que necesita es trabajo, ahí lo tiene.
-No me entiende -dijo el hombre- lo que necesito en realidad es dinero.
-Ah -contestó el capatáz- si se trata de dinero, aquí tiene cincuenta dólares. Pero no puede gastarlos.
El hombre quedó de nuevo perplejo.
-No me entiende, lo que necesito en realidad es comida y ropa, no solo dinero.
-Si está seguro de que eso es todo lo que necesita -contestó de nuevo el capatáz- puede gastar el dinero en comida y ropa, pero no podrá comer la comida ni usar la ropa.
El hombre se vio obligado a ver que lo que realmente necesitaba era una sensación de seguridad, paz y satisfacción interior. Todo ello es invisible y todo está dentro de su pensamiento; allí está todo el sustento divino. Nos han hecho creer que las cosas materiales constituyen la realidad y son las que nos proporcionan lo que necesitamos cuando, de hecho, son simplemente más materia, hecha de más espacio invisible. Lo que necesitás lo tenés ya, y cuando sabés esto y entrás en tu interior y lo creas en tu mente, el sustento divino que buscás en forma de cosas materiales o de dinero se manifestará en cualquier cantidad que necesités.Debés crear en vos este nuevo sentimiento interior y confiar en la magia del creer. Tus creencias son tuyas, tienen su origen en vos y son lo que utilizás (y lo único que podés utilizar) para crear las circunstancias de tu realidad física.CONFIÁ en el poder de tu mente, en esa guía divina que está fácilmente a tu disposición, y habrás alcanzado el primer paso hacia la manifestación del milagro de la prosperidad en tu vida.


(Wayne W. Dyer - Tus zonas Mágicas)

La expansión del poder del corazón

No hay nada más importante que aumentar nuestra capacidad de amar.
El apóstol Juan escribió: “Este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que debemos amarnos los unos a los otros. Aquel que no ama, no conoce a Dios, pues Dios es amor”. Gautama Buda enseñó en esencia lo mismo. Dijo: “La totalidad de nuestro entrenamiento tiene como meta el amor y la compasión”. La amabilidad te llevará muy lejos en el sendero espiritual. Podemos expandir el poder del corazón si aprendemos cómo dar y recibir más amor.
Diez Pasos para ampliar nuestra capacidad de amar: 1. Perdón 2. Transmutación de las cargas del corazón 3. Alegría 4. Gratitud 5. Perspectiva desde el corazón: Devoción 6. Ver más allá de las apariencias 7. Estirar el músculo del corazón 8. Establecer relaciones verticales en lugar de horizontales 9. Protegernos de las fuerzas del anti–amor, amarnos y nutrirnos a nosotros mismos 10. Cultivar la suavidad El primer paso para expandir el poder del corazón es el perdón. En primer lugar, en último lugar y siempre, perdonar. No puedes expandir el poder del corazón si te aferras a la ira. Es increíble darse cuenta de cuánta ira hay en el mundo y cuán resueltas están algunas personas a aferrarse a esa ira. La gente se va a la tumba sin haber hecho las paces con sus enemigos. Se llevan a la siguiente vida sus resentimientos y su deseo de venganza. Cuando nos negamos a perdonar a un amigo o enemigo que nos ha hecho daño, aún cuando nos daña una y otra vez, creamos un lazo no sólo con la persona, sino también con la ira. Hacemos karma con ellos y no somos realmente libres. Jesús nos enseñó a perdonar setenta veces siete y a amar a nuestros enemigos. El Morya dijo que la resolución es un proceso que consta de dos pasos: perdonar al alma a través de la ley de la misericordia divina e invocar la ley de la justicia divina para el juicio del ser que no es real, nuestro lado oscuro que impulsa al alma a desobedecer las leyes de Dios. También debemos perdonarnos a nosotros mismos. Algunas veces creemos que no somos lo suficientemente buenos porque vemos nuestra parte humana y nos desilusionamos. Recuerda: no estamos perfeccionando lo humano, sino reconociendo y acelerando lo espiritual. La segunda clave es el uso de la llama violeta para transmutar las cargas del corazón. Algunas veces te sientes cargado y no sabes por qué. Puede ser debido a que tus cargas tienen su raíz en eventos que sucedieron en vidas anteriores. Dios está abriendo la puerta a una parte de tu pasado para que así puedas resolverlo y trascender ese karma pasado. Una lección de amor: Gracias a Dios que Saint Germain nos ha dado la llama violeta para vencer cualquier dolor o carga. La llama violeta crea una gran espiral de energía que nos lleva a las octavas de luz. Saint Germain nunca dejará de responder tus oraciones, y su llama violeta tampoco dejará de hacerlo si la usas sabia y diligentemente. La tercera clave es agrandar el imán del corazón mediante la activación de la alegría y la gratitud. La alegría va de la mano con el amor. Es contagiosa y magnética. La Madre Teresa dijo una vez: “Cuando la gente ve una felicidad habitual en tus ojos, eso hará que ellos se den cuenta de que son los amados hijos de Dios... La alegría es sumamente contagiosa; por tanto, mantente siempre lleno de alegría”. Una manera de activar tu alegría es simplemente estar agradecido todos los días de tu vida. La gratitud es el mejor antídoto para el enojo, la ansiedad y la depresión. Cuando te sientas deprimido, trata de pensar en ese momento en algo por lo que estés agradecido y después dile a Dios cuán agradecido estás. La cuarta clave es establecer una perspectiva del corazón. Pensar, actuar y sentir a través del corazón. El corazón es la puerta abierta a Dios. Abre tu corazón y conocerás y sentirás a Dios caminando contigo todos los días de tu vida. Practica pensar, ver y actuar a través del corazón. Cualquier cosa que hagas (incluso si es servirle a alguien una taza de café) puede ser una extensión de tu corazón. Luego, dirígete al Dios que habita en los corazones de los demás. De manera consciente haz un esfuerzo por relacionarte con la belleza del alma en vez de con la personalidad. Desarrolla la verdadera compasión y trata de no juzgar a otros, pues uno nunca sabe qué cargas lleva nuestro prójimo. Trata de aprender de todas las personas con las que te encuentres. Por ejemplo, si tienes un instante de disgusto hacia alguien, lo mejor que puedes hacer es darle la bienvenida a esa persona en tu vida. Probablemente ya te has topado con tu karma y mientras más rápidamente lo equilibres, más rápidamente serás liberado de ese karma y de esa situación. Recuerda, no todo el mundo piensa, siente y actúa como tú, y está bien. Acepta a los demás como son y disfruta las diferencias de las personas. Vamos a encontrarnos con todo tipo de personas en el mundo que probablemente no encajan en nuestro molde. Sin embargo, ellos pueden tener algo muy precioso en su interior: un don, una idea, un valioso punto de vista. Está alerta a esto. Obsérvalo. Invita a otras personas a que compartan contigo lo que hay en su interior. Tal vez puedas aprender algo de ellos. Una forma de desarrollar una perspectiva del corazón es a través de la devoción, tomando un poco de tiempo cada día para sentir la presencia de Dios en el corazón. Encuentra una oración o un mantram sencillo que te ayude a conectarte con tu corazón y con el corazón de Dios, y hazlo una parte de tu ritual espiritual diario. A mí me gusta decir la oración “¡Oh, Dios, eres tan magnífico!”. La quinta clave es ver más allá de las apariencias externas y ver la esencia interna. ¿Tendemos a prestar atención a las apariencias externas en vez de a las características internas de una persona? Cuando nos encontramos con alguien, ¿hacemos una lectura basada en cómo se ve o lo que lleva puesto, o tomamos un momento para sintonizarnos con las cualidades internas que expresa? Podemos y debemos amar, respetar y honrar a Dios que está dentro de los demás. Si no vemos más allá de las apariencias externas y no vemos la esencia interna, podemos quedar atrapados en la idolatría. La idolatría es una semilla para el fracaso en cualquier relación. La sexta clave es estirar los músculos del corazón. Dar amor es una experiencia sumamente profunda. Saint Germain dijo que para expandir el amor en nuestro corazón debemos salir al encuentro de aquellos que necesitan nuestro amor y darles copa sobre copa del elixir del amor a todos aquellos que puedan recibirla. En otras palabras, ¡estírate! Haz algo que no quieras hacer. Eso cambiará tu vida. La séptima clave es establecer relaciones verticales en vez de relaciones horizontales. Muchas veces tratamos de relacionarnos con la gente de manera horizontal: al nivel de la personalidad en vez de hacerlo de manera vertical, al nivel del Yo Superior. Cuando permites que alguien se recargue en ti en una relación horizontal, no les estás haciendo ningún favor. Le estás permitiendo que acepte un substituto de lo real: una relación fuerte y amorosa con su propio Yo Superior y con Dios. Ciertamente podemos estar presentes para otras personas pero no podemos reemplazar su propio esfuerzo por llegar a Dios. Las relaciones verticales energetizan y las horizontales tienden a desenergetizar. Una relación vertical siempre deja un poco de espacio para el crecimiento y ambas personas tienen espacio para ser quienes son. Respetan las necesidades de su compañero(a) y se ayudan a florecer mutuamente. En una relación horizontal, la gente no puede ser quien es en realidad porque buscan dirección afuera en vez de buscarla adentro, en su Yo Superior. La octava clave es proteger el corazón en contra de las fuerzas del anti–amor. Las fuerzas del antiamor que hay por todo el planeta y los universos se mueven constantemente en contra de la llama viva del amor. Por eso, tenemos que invocar la ciencia de la Palabra hablada, ponernos nuestro tubo de luz y el poder de los Elohim, y trabajar con la llama del rayo rubí a través de Chamuel y Caridad para protegernos a nosotros mismos, a nuestros hijos y a nuestros seres queridos. La novena clave es amarnos y nutrirnos a nosotros mismos. Gautama Buda dijo una vez: “Podéis examinar el mundo entero y no encontrar nunca a nadie que merezca más amor que vosotros mismos”. Sé realista con respecto a ti mismo, acerca de tus virtudes y defectos. Trabaja duro en vencer tus defectos y no te olvides de disfrutar la vida. Tenemos que ser capaces, primero que nada, de nutrirnos a nosotros mismos para que verdaderamente podamos ayudar a los demás. Algunas veces esto significa decir no cuando otras personas ponen sus demandas en nosotros y no permitirnos ser vaciados. Si constantemente estamos pendiente de los caprichos de los demás y no nos tomamos el suficiente tiempo o espacio para nutrirnos a nosotros mismos, seremos menos efectivos en servir a Dios. La décima clave es cultivar la suavidad. Hay mucha dureza en el mundo. El cultivo de la suavidad puede llevar de regreso a Dios a las almas de luz y a los niños pequeños. La suavidad es una actitud que nutre, que da, que no se ofende con nada. La rigidez y la resistencia te harán frágil, y las cosas frágiles pueden romperse; pero la suavidad es la fortaleza final. Como un sabio comentarista dijo una vez: “Bienaventurados los flexibles, pues ellos no serán deformados”. Lao Tsé enseñó: “No hay nada más suave o más débil que el agua, y sin embargo no hay nada mejor para atacar las cosas duras y fuertes. La cosa más suave y más flexible del mundo se mueve sin dificultad sobre la cosa más firme del mundo”. En vez de reaccionar frente a los demás con enojo y con emociones, permanece centrado en el corazón. Hay un pequeño pueblo en Pennsylvania –­Roseto- cuyos pobladores han sido más sanos que en cualquier otro lugar del país. El investigador que estudió a esta extraordinaria comunidad dijo que lo que los hacía diferentes era un importante sentido de apoyo incondicional dentro de la comunidad. La gente siente la conexión y el amor. Los ancianos son respetados por quienes son y por lo que todavía tienen que ofrecer. Así debería ser en nuestras comunidades. Al expandir el poder del corazón y al tratarnos unos a otros con apoyo incondicional.

domingo, 20 de julio de 2008

Abundancia


Generalmente tenemos la tendencia a enfocarnos en lo negativo con más facilidad que en lo positivo. Sé que las circunstancias en nuestro país están ayudando, sin embargo ¿qué cambia si nos quejamos? NADA! ¿Qué es lo que buscamos cuando nos quejamos? No sé lo que buscamos pero sé lo que encontramos: CONCENTRARNOS EN LO NEGATIVO, en lo que está mal, lo que no funciona ¿y sabés que construimos cuando nos enfocamos en lo negativo, en lo que falta? CONTEXTOS DE ESCASEZ para crear más escasez en nuestras vidas.
La vida no te da aquello que tu quieres siempre, sino aquello en lo que te enfocas constantemente
Podemos empezar enfocándonos en lo que hay, en lo que tenemos, en lo que podemos Prosperidad no es lo mismo que riqueza, significa mucho más. Es un estado mental, "una conversación interna que atrae todo lo que necesitamos para nuestras vidas". Podríamos decir que esa "conversación" dice mas o menos así:



  • EL UNIVERSO ES PRÓSPERO Y ABUNDANTE

  • MEREZCO SER PRÓSPERO Y RICO

  • YO ATRAIGO EL ÉXITO A MI VIDA AHORA

  • ESTOY SEGURO DE QUE EXISTE LO SUFICIENTE PARA MÍ

  • COMPARTO MI PROSPERIDAD CON LOS DEMÁS

  • LAS COSAS MEJORAN EN MI VIDA

  • ESTOY A SALVO Y SEGURO EN ESTE MUNDO

    Concentrate en el sitio dónde querés ir, no en lo que temés (ANTHONY ROBBINS)
    Cuando nos enfocamos en lo positivo aparece una conversación nueva en tu cabeza, cambia tu estado de ánimo y con él tu predisposición a la acción, te aparece el entusiasmo y la vida empieza a tener más sentido.
    Tanto si piensas que puedes como si piensas que no puedes, de cualquier modo estás en lo cierto (HENRY FORD)

Los Sistemas energéticos del Cuerpo



¿Qué es un chakra?
Chakra significa "rueda" en sánscrito (hindú antiguo), también se lo denomina vórtice de energía vital. Este término se lo utiliza para denominar los centros energéticos del cuerpo humano es decir que son CENTROS DE ENERGIA, que están situados en puntos clave del cuerpo físico y aúrico.
Hay siete chakras principales y varios secundarios cada uno de ellos se asocia con alguna de las glándulas endocrinas dentro del cuerpo físico.Estos centros se extienden en forma de remolinos por el campo energético que rodea el cuerpo físico y está compuesto por capas sucesivas de energía que vibran a frecuencias cada vez más elevadas. Cada uno de los chakras tiene una parte frontal y una parte posterior, excepto el primero y el séptimo. Todos ellos están unidos por un canal energético que corre a lo largo de toda la espina dorsal. Cada vórtice energético (chakra) tiene cualidades y detalles únicos, todo el sistema de chakras es un maravilloso y complejo circuito cósmico alineado a lo largo de la espina dorsal (central bioeléctrica por donde la energía universal realiza el proceso de vitalización en el ser) que tiene como tareas:
Captar como antena las divinas radiaciones de energía vital que exhala el CREADOR UNIVERSAL.
Distribuir física y etéricamente tales radiaciones, nutriendo y vivificando al ser.
Depurar y desintoxicar el cuerpo físico y energético de cada alma. Conectar al Ser con su realidad espiritual, unificándolo con "la Fuente Divina."
Sirven además como salidas para dar y recibir energía.
En los puntos en los que se encuentran los chakras, la energía fluye hacia adentro y hacia fuera entre el cuerpo físico y los planos no materiales conectándonos con "la Divinidad" en nosotros mismos y en otros.
Cuando te sintonizás con tus chakras podés sentirlos como esferas o pulsaciones de energía de un diámetro de dos y medio a cuatro centímetros.

Armonización con Cuencos Biosónicos de Cuarzo



Propiedades Vibracionales del Cuarzo
Los cuencos de cuarzo son vasijas circulares construidas artesanalmente a partir del cuarzo silicio más puro (99.9% de pureza), que al ser rozadas por varillas especialmente diseñadas, son capaces de emitir pulsos acústicos de alta frecuencia vibratoria.
El Cristal de cuarzo es un cúmulo de Energía Cósmica condensada. El cuarzo es el material con mayor conductividad vibratoria que existe en el Universo
Algunas propiedades que se le atribuyen son:

  • Canalizar energías sutiles de Sanación.
  • Expandir vibraciones armonizadoras en personas y lugares.
  • Balancear energéticamente los campos electromagnéticos del Planeta.
  • Activar la memoria Celular.
  • Conectar a la conciencia con los Registros Akáshicos.
  • Purificar etéricamente espacios y ambientes.
  • Impermeabilizar Auricamente al Ser, con el fin de evitar el acceso de energías menos – cuánticas.
  • Revitalizar los chakras y vivificar al cuerpo físico.


Cada Cristal está regido y guiado por un Maestro elemental, con la misión de custodiarlo y acompañarlo en su ascendente y amorosa experiencia Evolutiva.
Los cristales son bellas gotas de rocío, que el cosmos ofrenda incesantemente con profunda Devoción y Amor. (Pietraccone)