jueves, 19 de febrero de 2009

Lo que ya no encaja en mi vida

Hay que saber cuándo una etapa llega a su fin.
Cuando insistimos en alargarla más de lo necesario, perdemos la alegría y el sentido de las otras etapas que tenemos que vivir.
Poner fin a un ciclo, cerrar puertas, concluir capítulos... No importa el nombre que le demos, lo importante es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya terminaron.
¿Me han despedido del trabajo?
¿Ha terminado una relación?
¿Me he ido de casa de mis padres?
¿Me he ido a vivir a otro país?
Esa amistad que tanto cultivé... ¿Ha desaparecido sin más?
Puedes pasar mucho tiempo preguntándote por qué ha sucedido algo así.
Puedes decirte a ti mismo que no darás un paso más hasta entender por qué motivo esas cosas que eran tan importantes en tu vida, se convirtieron de repente en polvo.
Pero una actitud así supondrá un desgaste inmenso para todos: tu país, tu cónyuge, tus amigos, tus hijos, tu hermano; todos ellos estarán cerrando ciclos, pasando página, mirando hacia adelante, y todos sufrirán al verte paralizado. Nadie puede estar al mismo tiempo en el presente y en el pasado, ni siquiera al intentar entender lo sucedido.
El pasado no volverá: no podemos ser eternamente niños, adolescentes tardíos, hijos con sentimientos de culpa o de rencor hacia sus padres, amantes que reviven día y noche su relación con una persona que se fue para no volver.
Todo pasa, y lo mejor que podemos hacer es no volver a ello. Por eso es tan importante (¡por muy doloroso que sea!) destruir recuerdos, cambiar de casa, donar cosas a los orfanatos, vender o dar nuestros libros.
Todo en este mundo visible es una manifestación del mundo invisible, de lo que sucede en nuestro corazón.
Deshacerse de ciertos recuerdos significa también dejar libre un espacio para que otras cosas ocupen su lugar.
Dejar para siempre. Soltar. Desprenderse. Nadie en esta vida juega con cartas marcadas. Por ello, unas veces ganamos y otras, perdemos. No esperes que te devuelvan lo que has dado, no esperes que reconozcan tu esfuerzo, que descubran tu genio, que entiendan tu amor.
Deja de encender tu televisión emocional y ver siempre el mismo programa, en el que se muestra cómo has sufrido con determinada pérdida: eso no hace sino envenenarte.
Nada hay más peligroso que las rupturas amorosas que no aceptamos, las promesas de empleo que no tienen fecha de inicio, las decisiones siempre pospuestas en espera del "momento ideal".
Antes de comenzar un nuevo capítulo, hay que terminar el anterior: repítete a ti mismo que lo pasado no volverá jamás. Recuerda que hubo una época en que podías vivir sin aquello, sin aquella persona, que no hay nada insustituible, que un hábito no es una necesidad. Puede parecer obvio, puede que sea difícil, pero es muy importante.
Cerrar ciclos. No por orgullo, ni por incapacidad, ni por soberbia, sino porque, sencillamente, aquello ya no encaja en tu vida.
Por lo tanto, cierra la puerta, cambia el disco, limpia la casa, sacude el polvo.
Paulo Coelho - Anotaciones.

lunes, 16 de febrero de 2009

No sos vos, SOY YO



"Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: La última de las libertades humanas- la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino- para decidir su propio camino".
- Viktor Frankl

¿Quién te hace sufrir? ¿Quién te rompe el corazón? ¿Quién te lastima? ¿Quién te roba la felicidad o te quita la tranquilidad? ¿Quién controla tu vida?...
¿Tus padres? ¿Tu pareja? ¿Un antiguo amor? ¿Tu suegra? ¿Tu jefe?...
Estoy seguro que podrías armar toda una lista de sospechosos o culpables. Probablemente sea lo más fácil. De hecho sólo es cuestión de pensar un poco e ir nombrando a todas aquellas personas que no te han dado lo que te merecés, te han tratado mal o simplemente se han ido de tu vida, dejándote un profundo dolor que hasta el día de hoy no entendés.
Pero ¿sabés? No necesitás buscar nombres. La respuesta es más sencilla de lo que parece, y es que nadie te hace sufrir, te rompe el corazón, te daña o te quita la paz. Nadie tiene la capacidad al menos que vos le permitas, le abras la puerta y le entregués el control de tu vida.
Llegar a pensar con ese nivel de conciencia puede ser un gran reto, pero no es tan complicado como parece. Se vuelve mucho más sencillo cuando comprendemos que lo que está en juego es nuestra propia felicidad. Y definitivamente el peor lugar para colocarla es en la mente del otro, en sus pensamientos, comentarios o decisiones.
Cada día estoy más convencido de que el hombre sufre no por lo que le pasa, sino por lo que interpreta. Muchas veces sufrimos por tratar de darle respuesta a preguntas que taladran nuestra mente como: ¿Por qué no me llamó? ¿No piensa buscarme? ¿Por qué no me dijo lo que yo quería escuchar? ¿Por qué hizo lo que más me molesta? ¿Por qué me miró feo? y muchas otras que por razones de espacio voy a omitir.
No se sufre por la acción de la otra persona, sino por lo que sentimos, pensamos e interpretamos de lo que hizo, por consecuencia directa de haberle dado el control a alguien ajeno a nosotros.
Si lo quisieras ver de forma más gráfica, es como si nos estuviéramos haciendo vudú voluntariamente, clavándonos las agujas cada vez que un tercero hace o deja de hacer algo que nos incomoda. Lo más curioso e injusto del asunto es que la gran mayoría de las personas que nos "lastimaron", siguen sus vidas como si nada hubiera pasado; algunas inclusive ni se llegan a enterar de todo el teatro que estás viviendo en tu mente.
Un claro ejemplo de la enorme dependencia que podemos llegar a tener con otra persona es cuando hace algunos años una clienta que estaba asesorando me dijo:
"David, necesito que Pedro me diga que me quiere aunque yo sepa que es mentira. Sólo quiero escucharlo de su boca y que me visite de vez en cuando aunque yo sé que tiene otra familia; te lo prometo que ya con eso puedo ser feliz y me conformo, pero si no lo hace… siento que me muero".
¡Wow! Yo me quedé de a cuatro ¿Realmente esa será la auténtica felicidad? ¿No será un martirio constante que alguien se la pase decidiendo nuestro estado de ánimo y bienestar? Querer obligar a otra persona a sentir lo que no siente… ¿no será un calvario?
No podemos pasarnos la vida cediendo el poder a alguien más, porque terminamos dependiendo de elecciones de terceros, convertidos en marionetas de los pensamientos y acciones de otros.
En mis conferencias comparto con el público frases que normalmente se dicen los enamorados como: "Mi amor, me hacés tan feliz", "Sin vos me muero", "No puedo pasar la vida sin vos", son completamente irreales y falsas. No porque esté en contra del amor, al contrario, me considero una persona bastante apasionada y romántica, sino porque realmente ninguna otra persona (hasta donde yo tengo entendido) tiene la capacidad de entrar en tu mente, modificar tus procesos bioquímicos y hacerte feliz o hacer que tu corazón deje de latir.
Definitivamente nadie puede decidir por nosotros. Nadie puede obligarnos a sentir o a hacer algo que no queremos, tenemos que vivir en libertad. No podemos estar donde no nos necesiten ni donde no quieran nuestra compañía. No podemos entregar el control de nuestra existencia, para que otros escriban nuestra historia. Tal vez tampoco podamos controlar lo que pasa, pero sí decidir cómo reaccionar e interpretar aquello que nos sucede.
La siguiente vez que pensés que alguien te lastima, te hace sufrir o controla tu vida, recordá: No es él, no es ella…SOS VOS quien lo permite y está en tus manos volver a recuperar el control. Por David Montalvo

martes, 10 de febrero de 2009

Gracias Bendita Crisis

“Qué fácil es creer cuando lo tenemos todo pero qué difícil es hacerlo cuando lo hemos perdido y no nos queda nada” fueron las palabras de Fernando Landeros, presidente de Fundación México Unido durante la celebración del Teletón de México el año pasado.
Vaya que es difícil creer y mantenerse firme, con pensamientos positivos y actitud ecuánime cuando los medios bombardean con noticias sobre el 2009 como uno de los peores años de la historia.
Vaya que es difícil creer y estar alegre cuando la mayoría de tus amigos o compañeros de trabajo pronostican catástrofes, crisis o desilusiones en tu vida.
Vaya que es difícil creer cuando observas que el ancho de la población está escondida en sus casas con pánico gracias a la inseguridad, secuestros, violencia en las calles o hasta porque algunos políticos andan sueltos.
Definitivamente el miedo paraliza.
Entonces… ¿Se puede seguir creyendo?
Claro que se puede y se debe de seguir creyendo, no en los sistemas políticos, ni en los comentarios negativos de la gente ni en el drama de muchos medios de comunicación. No podemos depender de otros, colocando nuestra estabilidad y felicidad en las decisiones o pensamientos de los demás.
Se puede y se debe seguir creyendo pero en nuestra capacidad para hacer que las cosas sucedan, modificar nuestro entorno y cambiar el futuro. Debemos seguir creyendo en esa extraordinaria habilidad del ser humano para adaptarse a cualquier circunstancia desconocida y tomar las riendas de su vida a pesar de la adversidad.
Hay que volver a creer en nuestros sueños y anhelos. Hay que creer en esa esperanza de que cuando estemos viejos, pondremos la vista atrás y nos daremos cuenta de que estamos en paz por haber hecho lo que realmente deseábamos de nuestra existencia y que hubo muchas épocas que tal vez no fueron las mejores, pero sin lugar a dudas fueron las que más nos hicieron crecer.
Todo es parte de un plan perfecto. Hay que creer que tarde que temprano la vida nos recompensa. Pero esa recompensa llega mientras estemos trabajando, conectados con nuestra esencia, siendo quien realmente estamos llamados a ser, no viviendo de la maldad, la injusticia, la corrupción o el drama, sino por y para el amor con una visión optimista.
Hay que volver a creer y creer enserio, de corazón, e inclusive agradecer todas las crisis (reales o inventadas) ya que son extraordinarios “pretextos” para dar lo mejor de nosotros mismos, para mejorar e ir más allá de nuestros límites. Puedo asegurar que muchas empresas y profesionistas ahorita seguirían en su zona de confort si no les hubiera llegado esa “llamada de atención”. A veces necesitamos una caída para levantarnos con más fuerza.
Por otra parte, muchos desafortunadamente siguen deseando tener resultados distintos haciendo exactamente lo que llevan haciendo desde años, y son los primeros que “saltan” diciéndote: ¡ah cómo me pegó la crisis!
Cada quien habla de acuerdo a como le fue en la feria. La crisis tiene la carga (positiva o negativa) que nosotros le otorguemos. Einstein lo dice de una forma muy concreta: “la imaginación lo es todo, es una visión anticipada de las atracciones de vida que vendrán”.
Somos capaces de construir nuestra historia a pesar de la adversidad. De nosotros depende ver cualquier crisis o situación difícil como un acertijo sin respuesta, venganza divina o como una valiosa oportunidad llena de mensajes, regalos y enseñanzas.
El mundo no necesita más ciudadanos que sólo se quejen o critiquen, eso cualquiera lo hace. Este mundo necesita personas que CREAN, que transformen su realidad positivamente y encaren el compromiso de ser mejores, que puedan levantar la mirada al cielo y digan con esperanza: ¡GRACIAS BENDITA CRISIS!...esas personas saben que lo mejor está por venir Por David Montalvo