sábado, 14 de noviembre de 2009

Prosperidad, ¿qué es?

Desde hace tiempo tengo claro lo que NO es Prosperidad y sin embargo lo parece. No es prosperidad GANAR mucho dinero, tampoco GASTAR muy poco dinero, mucho menos tener unos AHORROS crecientes y considerables y ni tan siquiera INVERTIR bien nuestro excedente monetario, cualquiera puede decir lo contrario, pero la PROSPERIDAD es un sentimiento personal e individual, reforzado por un conjunto de creencias que nos permite decir de nosotros mismos: "YO SOY PROSPERO".

El sentimiento es el siguiente: "haga lo que haga, pase lo que pase, Yo siempre tengo suficiente cantidad de cualquier cosa que Yo desee". Esto es consecuencia del conocimiento exacto de donde estoy, que se hacer y que hago, cuanto gano con ello, cuanto gasto y ahorro y si además tengo algo para invertir o donar a terceros.

Si, yo me veo donde estoy, y en esa posición me encuentro confortable, mi actividad profesional me gusta y me remunera lo suficiente, tengo tiempo y se lo dedico a mi familia y a mi mismo, a estudiar nuevos temas para mi mejoramiento personal, tengo espacio para cultivar y desarrollar mi espiritualidad y además ayudo a otros más necesitados con donaciones de tiempo o dinero y no intento igualar mi situación a ningún estereotipo de lujo desmesurado, demostrable con grandes casas, veloces coches, gastos suntuarios, estrés, miedo a perder lo conseguido,… entonces si Yo me veo así, puedo decir que: "YO SOY PROSPERO". Felipe Herranz

sábado, 7 de noviembre de 2009

La Gran Sabiduría Tolteca

“Existe en el universo una fuerza inmensurable e indescriptible que los brujos llaman “Intento” y absolutamente todo cuanto existe en el cosmos está enlazado, ligado a esa fuerza por un vínculo de conexión. Por ello, el total interés de los brujos es delinear, entender y utilizar tal vínculo, especialmente limpiarlo de los efectos nocivos de las preocupaciones de la vida cotidiana. A este nivel, la brujería podría definirse como el proceso de limpiar nuestro vínculo con el intento.”

De “El Conocimiento Silencioso” por Carlos Castaneda

Del Intento

De los pocos sobrevivientes de la Toltequidad (de los Indios Toltecas), tal vez el linaje más conocido es el que describe Carlos Castaneda en sus libros: El de su benefactor, don Juan Matus, brujo Yaqui Mexicano, compuesto de 15 generaciones de nuevos videntes -como se hacen llamar para diferenciarse de los antiguos Toltecas, descubridores de su conocimiento, y que existieron, según el mismo don Juan, hace aproximadamente 12.000 años-.
Los nuevos videntes llaman a su enseñanza en general “La Maestría de la Conciencia” o “La Maestría del estar Consciente de Ser” y tiene como objetivo entrenar el grado de percepción y conciencia de sus practicantes a límites verdaderamente insospechados por la cultura occidental moderna. Estos nuevos videntes dividen la impartición de su conocimiento en tres grandes áreas: “La Maestría del Acecho”, “La Maestría del Ensueño” y “La Maestría del Intento”.
De las tres maestrías, la que más esfuerzo requiere de sus participantes es la del Intento, pero curiosamente no es por su grado de sofisticación, que por supuesto lo tiene, sino por la dificultad que los practicantes tienen para aceptar que existe un poder en su interior que está al alcance de su mano. Pero entonces ¿a qué, exactamente, llaman “Intento” los nuevos Toltecas?

Antes de entrar de lleno a esta definición, y al ser la palabra Intento una palabra utilizada regularmente en la actualidad, me despierta la curiosidad saber cuál es la definición del diccionario de la Real Academia de la lengua Española para este término. He aquí lo que encontré:

Intento, ta. (Del lat. intentus).
1. adj. ant. atento.
2. m. Propósito, intención, designio.
3. m. Cosa intentada.
4. loc. adv. de propósito.
Intención. (Del lat. intent?o, -?nis).
f. Determinación de la voluntad en orden a un fin.

Al leer estas definiciones no me sorprende ver incluidos -muy someramente- dos términos que los Toltecas ya acuñaban, y que por sí mismos evocan dos fuerzas internas que todos, en menor o mayor medida conocemos: La Atención y La Voluntad. Hace tiempo escribí la definición que don Juan Matus diera a Castaneda acerca del Intento en el libro “El Conocimiento Silencioso”. Quisiera agregar que en “El Fuego Interno” se cita también lo siguiente: “El Intento es una fuerza que se encuentra presente en todo lo que existe. Los antiguos videntes jamás se propusieron desentrañar el misterio de la fuerza que los hizo crear sus prácticas secretas; simplemente lo aceptaron como algo sagrado. Pero los nuevos videntes lo observaron de cerca y lo llamaron voluntad, la voluntad de las emanaciones del Águila, o el Intento.” y Una cita más del mismo libro: “La llamaron Intento y la describieron como guiar la voluntad, o guiar intencionalmente la energía del alineamiento”.

Ya salieron términos raros. Las “emanaciones del Águila”, la “energía del alineamiento”. En palabras sencillas, y siempre recordando que estamos hablando del acto de “percibir el universo” o de estar “conscientes de ser”, los Toltecas sabían, en base a miles de años de práctica, lo que la física cuántica está descubriendo ahora: El universo material no existe como tal. No-hay-tal-materia.

La respuesta es el descubrimiento que, tanto los físicos modernos en la actualidad, como los Toltecas antiguos, cada uno por diferentes caminos y en diferentes niveles, hicieron en su momento: La Materia no es tan sólida como creemos que es. De hecho, el universo entero no es como creemos que es. Me explico: En su propia terminología, los Toltecas sabían que la materia, antes de ser materia, es energía. También sabían que la “materia” es tan sólo una interpretación sensorial de esa energía que emana de una fuente infinita e inagotable a través del universo en forma de “filamentos de energía”, fuente a la que llamaron simplemente “El Águila” -incluso creo yo que de ahí todo simbolismo de esta magnífica ave en casi todas las culturas precolombinas-. Esta energía, por decirlo de alguna manera, es una energía creadora, y es a través de esa infinita continuidad y fluidez que proporciona las condiciones para que la vida se renueve a cada instante. Es la energía de la que surgen todas las cosas, todos los mundos, materiales y espirituales, orgánicos e inorgánicos.
Los Toltecas llamaron a esa fuerza creativa simplemente como “La Voluntad del Águila” o “El Intento”, por la imperativa orden que los seres conscientes tienen de crear con ella el mundo en el que viven.
Por otro lado, los físicos cuánticos modernos están hoy día verdaderamente consternados por la forma en que la materia se comporta a niveles subatómicos. Nuestros científicos han descubierto que la materia está compuesta por 99.99% de ¡espacio vacío! De nada, de aire, llámenlo como quieran. Pero lo verdaderamente increíble ocurre en ese otro 0.01% de “materia restante”, ya que, al parecer, !sólo está ahí cuando alguien la mira! Dicho de otra manera: Sólo cuando alguien pone su “atención” en esas micro partículas -llamadas Quarks- éstas se “materializan”. Mientras nadie ponga su atención en ella, esta partícula, por decirlo de alguna manera, “no está ahí”. NO EXISTE EN ESE LUGAR.

Aunque tal vez es más correcto considerarlo de la otra forma: La misma partícula puede estar en cualquier lugar, o mejor dicho aún, está en TODOS al mismo tiempo y solamente toma su lugar “espacio-tiempo” en el universo material cuando alguien se voltea a ver. Cuando alguien le presta su “atención“.
Deepak Chopra dice: “La física cuántica no es sólo extraña, es aún más extraña de lo que podemos llegar a imaginar.”

El físico Max Planck, uno de los físicos y mentes más brillantes del siglo XX (considerado junto con Einstein el padre de la Mecánica Cuántica) lo planteó de la siguiente manera, al recibir el premio nobel de física por su descubrimiento de la naturaleza cuantizada de la energía:
“Como un hombre que ha dedicado toda su vida a la ciencia más clara, el estudio de la materia, les puedo decir, como resultado de mi investigación de los átomos, lo siguiente: No existe materia alguna. Toda materia se origina y existe sólo en virtud de una fuerza que lleva a las partículas de un átomo a vibrar y mantiene unido este diminuto sistema solar. Debemos asumir que detrás de esta fuerza existe una mente consciente e inteligente. Esta mente es la matriz de toda materia.”

Esa mente creadora, como la llamó Max Plank, es el Águila de los Toltecas, y esa fuerza que permite la unión de ese diminuto sistema solar es el Intento. Los antiguos Toltecas, aunque no entendían muy bien esta fuerza creadora, sí entendieron dos cosas: Uno, que absolutamente todo en el universo proviene y está ligado a ella, y dos, que el ser humano, al estar ligado a ella, puede aprender, no sólo a controlarla sino a manipularla a voluntad.
¿Manipularla para qué?, podría ser la siguiente pregunta, y la respuesta es tan amplia como los deseos que quieras cumplir: Para cualquier cosa que desees. Cualquier experiencia que quieras.

Es una fuerza creadora, ¿recuerdas? Qué deseas? ¿Riquezas?, el Intento te las dará. ¿Poder?, el Intento te lo dará. ¿Salud, bienestar, armonía, abundancia, sabiduría? el Intento te los dará. El Intento moverá las piezas universales necesarias y te proporcionará lo que le pidas. Recuerda que ya estás conectado a él. De hecho todo lo que ahora tienes, tu vida, tu salud, tu situación económica es producto de tu interacción con el Intento.
Qué tan rápido se manifieste lo que pidas dependerá únicamente de qué tan limpio esté tu vínculo con esa fuerza creadora.

A la gente común le llevará un tiempo materializar sus deseos. A los maestros de inmediato.
Sólo recordemos algo que los nuevos videntes saben acerca del poder del Intento: Este poder sólo incrementará el carácter y la naturaleza de quien lo posea. Si eres una persona violenta, mezquina o ligera, el poder lo único que hará será potenciar esa violencia, esa mezquindad y esa ligereza. En cambio, si eres una persona templada, sabia y bondadosa, el poder incrementará esas cualidades. Por tanto, es indispensable templar el carácter de los aprendices en base a un estricto código de conductas, destinadas no sólo a limpiar el vínculo de conexión con el Intento, sino a implantar la necesidad de emplear esos conocimientos para la búsqueda de un fin ulterior, llamado la búsqueda de la libertad total, en vez del engrandecimiento personal material producto del ego.
Ese camino se ha llamado por milenios el “Camino del Guerrero” y a los que se atreven a transitarlo se les conoce como Guerreros, por la implacable lucha que día a día deben librar por convertirse en seres iluminados. J. Carlos Fernández