domingo, 29 de agosto de 2010

Me doy permiso para....


Me doy permiso para separarme de personas que me traten con brusquedad, presiones o violencia, de las que me ignoran, me niegan un beso, un abrazo...

No acepto ni la brusquedad ni mucho menos la violencia aunque vengan de mis padres o de mi marido, o mujer. Ni de mis hijos, ni de mi jefe, ni de nadie. Las personas bruscas o violentas quedan ya, desde este mismo momento fuera de mi vida.

Soy un ser humano que trata con consideración y respeto a los demás. Merezco también consideración y respeto.

Me doy permiso para no obligarme a ser “el alma de la fiesta”, el que pone
el entusiasmo en las situaciones, ni ser la persona que pone el calor
humano en el hogar, la que está dispuesta al diálogo para resolver
conflictos cuando los demás ni siquiera lo intentan.

No he nacido para entretener y dar energía a los demás a costa de agotarme yo: no he nacido para estimularles con tal de que continúen a mi lado. Mi propia existencia, mi ser; ya es valioso. Si quieren continuar a mi lado deben aprender a valorarme. Mi presencia ya es suficiente: no he de agotarme haciendo más.

Me doy permiso para no tolerar exigencias desproporcionadas en el trabajo. No voy a cargar con responsabilidades que corresponden a otros y que tienen tendencia a desentenderse. Si las exigencias de mis superiores son desproporcionadas hablaré con ellos clara y serenamente.

Me doy permiso para no hundirme las espaldas con cargas ajenas

Me doy permiso para dejar que se desvanezcan los miedos que me infundieron mis padres y las personas que me educaron. El mundo no es sólo hostilidad, engaño o agresión: hay también mucha belleza y alegría
inexplorada.

Decido abandonar los miedos conocidos y me arriesgo a explorar las aventuras por conocer.
Más vale lo bueno que ya he ido conociendo y lo mejor que aún está por conocer. Voy a explorar sin angustia.

Me doy permiso para no agotarme intentando ser una persona excelente.
No soy perfecto, nadie es perfecto y la perfección es oprimente.
Me permito rechazar las ideas que me inculcaron en la infancia intentando
que me amoldara a los esquemas ajenos, intentando obligarme a ser
perfecto: un hombre sin fisuras, rígidamente irreprochable. Es decir:
inhumano.

Asumo plenamente mi derecho a defenderme, a rechazar la hostilidad ajena, a no ser tan correcto como quieren; y asumo mi
derecho a ponerles límites y barreras a algunas personas sin sentirme
culpable.

No he nacido para ser la víctima de nadie.

Me doy permiso para no estar esperando alabanzas, manifestaciones de ternura o la valoración de los otros.

Me permito no sufrir angustia esperando una llamada de teléfono, una palabra amable o un gesto de consideración.

Me afirmo como una persona no adicta a la angustia.

Soy yo quien me valoro, me acepto y me aprecio No espero a que vengan esas consideraciones desde el exterior.

Y no espero encerrado o recluido ni en casa, ni en un pequeño círculo de personas de las que depender.

Al contrario de lo que me enseñaron en la infancia, la vida es una experiencia de abundancia.

Empiezo por reconocer mis valores, Y el resto vendrá solo. No espero de fuera.

Me doy permiso para no estar al día en muchas cuestiones de la vida:
no necesito tanta información, tanto programa de ordenador, tanta película
de cine, tanto periódico, tanto libro, tantas músicas.

Decido no intentar absorber el exceso de información. Me permito no querer
saberlo todo. Me permito no aparentar que estoy al día en todo o en
casi todo.

Y me doy permiso para saborear las cosas de la vida que mi cuerpo y mi mente pueden asimilar con un ritmo tranquilo.

Decido profundizar en todo cuanto ya tengo y soy. Con lo que soy es más que suficiente. Y aún sobra.

Me doy permiso para ser inmune a los elogios o alabanzas desmesurados:
las personas que se exceden en consideración resultan abrumadoras. Y dan tanto porque quieren recibir mucho más a cambio.

Prefiero las relaciones menos densas.

Me permito un vivir con levedad, sin cargas ni demandas excesivas. No entro en su juego.

Me doy el permiso más importante de todos: el de ser auténtico.

No me impongo soportar situaciones y convenciones sociales que agotan, que
me disgustan o que no deseo. No me esfuerzo por complacer.

Si intentan presionarme para que haga lo que mi cuerpo y mi mente no
quieren hacer, me afirmo tranquila y firmemente diciendo que no. Es
sencillo y liberador acostumbrarse a decir “no”.

Me doy el permiso más importante de todos: el de ser auténtico. No me impongo
soportar situaciones y convenciones sociales que agotan, que me
disgustan o que no deseo. No me esfuerzo por complacer.

Elijo lo que me da salud y vitalidad.

Me hago más fuerte y más sereno cuando mis decisiones las expreso como
forma de decir lo que yo quiero o no quiero, y no como forma de
despreciar las elecciones de otros.

No me justificaré: si estoy alegre, lo estoy; si estoy menos alegre, lo estoy; si un día señalado
del calendario es socialmente obligatorio sentirse feliz, yo estaré
como estaré.

Me permito estar tal como me sienta bien conmigo mismo y no como me ordenan las costumbres y los que me rodean: lo
“normal” y lo “anormal” en mis estados emocionales lo establezco yo.

AUTOR: Joaquin Argente

sábado, 28 de agosto de 2010

La analogía del Corcho

Ustedes son creadores que vinieron a identificar nuevos deseos, no solamente para observar lo que "ya" es. Ustedes vinieron a experimentar el valioso contraste y a partir de ese contraste sentir como su nueva decisión (o deseo) surge. Y hay tal poder en su decisión, porque una vez que ella nace dentro de ustedes, esa nueva decisión literalmente atrae hacía si, la poderosa fuerza de la vida. Podría decirse que el contraste es esencial para que la decisión surja y la decisión es esencial para que se invoque a la energía. Por lo tanto, contraste y decisión son esenciales en la continuidad o perpetuación de la vida. La aparición de nuevas ideas, el sentimiento de deseos nuevos, eso es lo que pone un toque de eternalidad en lo que es Eterno. La mayoría de los seres físicos no tienen un sentido real de cómo se desarrolla su vida y (tampoco saben) del control creativo-vibracional que tienen sobre ella. La mayoría no saben que todo (lo que les sucede) es debido a sus vibraciones. Y la razón por la cual no entienden que todo lo que pasa es debido a las vibraciones es porque han llegado a confiar solamente en sus cinco sentidos, que son físicos. La mayoría de los seres físicos no tiene ningún sentido real de cómo su vida se despliega y qué el mando creativo de cada vibración los sostiene. La mayoría no entiende que todo está basado en su propia vibración. Y la razón por la cual ustedes no entienden todo esto, es porque han venido a confiar solamente en sus cinco sentidos. Las vibraciones que ustedes interpretan como visión, las vibraciones que ustedes interpretan como sonido, o las vibraciones que interpretan como olores o sabores o tacto, todas ellas son vibraciones que han aprendido a traducir a través de sus 5 sentidos físicos (pero en realidad son vibraciones solamente, traducidas por los humanos gracias a los sentidos físicos) Pero hay otras vibraciones que ustedes no pueden descifrar a través de sus cinco sentidos. Y entonces ustedes deben usar otros sentidos, hay quienes lo llaman "El sexto sentido" nosotros lo llamamos el centro emocional, ese sentimiento que sienten en el plexo solar. Esas emociones que ustedes sienten son también intérpretes de vibración tal como la vista, oídos, la piel, la lengua, el olfato. Su ser interior, del cual provienen, esa energía no-física, esa fuente que es su verdadero YO, esa parte de ustedes se encuentra vibrando a una muy alta, pura y rápida frecuencia vibratoria. Así que cuando ustedes introducen una frecuencia vibratoria más baja, lenta en la frecuencia alta (que es lo normal en su ser interior) el resultado es que esa resistencia retrasa las vibraciones (lo cual provoca una contradicción entre frecuencia vibratoria alta y una baja) y la forma en que sus sensores de energía les informan de esta contradicción es la manera en la que se sienten. Cuando ustedes sienten júbilo, alegría, pasión, amor, apreciación... cuando ustedes sienten todas esas emociones que ustedes llamarían positivas, esas emociones son los indicadores, son su sexto sentido, diciéndote que cualquiera que sea la cosa en la que se están concentrando ahora es, en este momento, vibracionalmente está a la misma altura que su fuente (ser interior). Así que, cuando ustedes están observando algo o recordando algo o imaginando algo, cualquier cosas que sea que esté produciendo una emoción positiva dentro de ustedes, es equivalente a la energía de su núcleo y por lo tanto no hay detrimento de sus vibraciones. Y permanecen conectados a su fuente. Pero cuando sienten enojo, miedo, frustración, culpa o soledad....o cualquiera de esas emociones que ustedes describen como negativas, lo que eso significa es que cualquiera que sea la cosa a la que estén prestando su atención, en ese momento, no está vibracionalmente a la altura de quien realmente son (su ser interior). Pero debido a que ustedes están observándolo (concentrados en ello), ustedes han mantenido una interacción con este pensamiento por más de 17 segundos antes de que comience a registrar vibraciones dentro de ustedes. Y ahora ustedes han incluido esta frecuencia vibratoria baja y lenta, le han permitido mezclarse (en su campo energético) y está frenando la vibración de su ser interior y causando lo que se siente como un sentimiento de separación entre su corriente vibracional (humana) y la corriente vibracional de su fuente.

Imaginen un corcho que flota en un sito lleno de agua, y está moviendo de un lado a otro en la superficie; esa es la vibración alta de su fuente de energía (la vibración normal). Ahora tomen ese corcho y húndanlo bajo el agua, eso es equivalente a la emoción negativa y significa que ustedes se están enfocando en algo que les ocasiona emitir una vibración de nivel más bajo al que les es natural (es cuando prácticamente estamos hundiendo el corcho, sosteniéndolo debajo de la superficie, debido a que nos enfocamos en algo negativo). Ahora, la razón por la cual nosotros ofrecemos esta analogía del corcho es porque queremos que reconozcan que, si ustedes dejan libre el corcho (aplicar diversas técnicas, EFT, Metodo Sedona, Ho Opnopono, liberar la emoción, ver el poder del ahora,etc), este flotaría (nuevamente) hasta la superficie, en otras palabras, ustedes no tienen que trabajar en elevar su frecuencia vibracional. La vibración alta y pura es natural en ustedes. Pero ustedes tienen que dejar ir los pensamientos que mantienen abajo su vibración. Aquí es donde entran las expresiones como "Deja que Dios haga lo suyo"... eso es en realidad permitir. Permitir es liberar la resistencia que limita tu felicidad. Lo que tienen que hacer es no enfocarse en aquellas cosas que causan vibración más baja y diferente de que lo realmente ustedes son.

Ahora, ¿Por qué motivo alguien escogería una vibración que es más baja y lenta que su fuente de energía? Bueno, ustedes no lo harían si supieran lo que están haciendo, o si supieran como mantenerse en las vibraciones altas. (Si ustedes supieran como) siempre escogerían la vibración más alta. Pero no lo hacen, la mayoría de ustedes, no han comprendido la vibración, y la mayoría de los seres físicos realmente no entiende que la Ley de Atracción es la ley más poderosa en el Universo. No hay ninguna cosa como ley de detracción o exclusión. La única que existe es La Ley de la atracción, o La ley de la inclusión. Cuando ustedes dicen "sí" a algo, cualquier cosa en la que se enfoquen, en ese momento están incluyéndola en su vibración. Cuando ustedes dicen "no" a algo, de igual manera estarán incluyéndola en su vibración. Y es ese hábito de decir no a algo lo que les estropea más que cualquier otra cosa. Es ese acto de observar a su alrededor y su "contraste" (sucesos no deseados) y ver algunas cosas que si son deseadas y decir si, pero ver cosas no deseadas y decir no (o sea hay contradicción)

Cada vez ustedes dicen "no", cada vez que entran en esa posición resistente, cada vez que piensan, "Oh, yo realmente no quiero esto" o "yo espero que eso no venga a mí", por su atención a él, ustedes están invitándolo e incluyéndolo. De esa forma están bajando su vibración, están separándose de su centro. En otras palabras están ahogando su corcho. No están en armonía vibracional con lo que ustedes son. Y lo peor de todo es que los hace sentirse mal. Sería (bueno hacer) un muy corto y efectivo seminario si nosotros les dijéramos "El secreto para crear cualquier cosa que quieran ustedes, es ser felices y quedarse así!!! Porque en sus momentos de alegría, ustedes están siempre en el lugar de la vibración que permite (atraer) todas las cosas, ese lugar de armonía con quienes son y con aquello que están deseando. Pero a pesar de escucharlo, es para ustedes un poco difícil aplicarlo debido a que ya tienen un buen tiempo viviendo en este mundo físico y han desarrollado algunos hábitos de resistencia contra ciertas cosas. No hay cosas indeseadas, ni enfermedades, ni accidentes, ningún acto enfermo del destino, ningún perpetrador, ningún monstruo, ninguna cosa mala, nada en el Universo tiene el poder de colarse (por sí solo) en su experiencia. Para que ustedes nunca tengan otra vez la necesidad de decir "No por favor, que eso no me suceda" Es muy importante que lleguen a entender que cada vez que se concentran en aquellas cosas que "no quieren que les sucedan" y se concentran en ellas y sienten esa aversión en contra de ellas, en ese mismo momento, ustedes no las están evitando o excluyéndolas con su odio, sino al contrario. Ustedes las están invitando, incluyendo, permitiéndoles la entrada en su existencia. Y todo ello es lo que ocasiona, que a veces, sin ninguna intención de su parte, ustedes ofrezcan una vibración que no está a la altura de quien realmente son. Como podrán ver, la fórmula para la creación deliberada es en realidad una muy simple y dice así: "Identifiquen su deseo" El contraste que observan les ayuda a identificarlo "Una vez que han identificado su deseo encuentren un emparejamiento vibracional (equivalente vibracional) con ese deseo. Y una vez que tú y tu deseo son equivalentes vibracionales, es un trato hecho!! El Universo debe darles lo que ustedes están deseando. Si hay algo que quieren y aún no obtienen, es por una razón únicamente: y esa razón es que ustedes son vibracionalmente diferentes a su deseo. Y si hubiera algo que ustedes tengan y no quieran (cualquier problema, enfermedad o circunstancia indeseada) únicamente lo tienen por una razón y esa razón es que ustedes son equivalentes vibracionales con esa condición. Y la razón por la cual la mayoría de ustedes se encuentran en discordancia vibracional con lo que desean es por sus hábitos de observación. Lo que están experimentando, lo están observando y aquello que están observando se ve reflejado en su vibración, y lo que se ve reflejado en su vibración es lo que el universo está aceptando como su punto de atracción y por lo tanto se convierte en algo que está por manifestarse (llegar a su vida). Nosotros queremos mostrarles como usar su poder de visualización, su poder de imaginación, para programar un determinado tono en su vibración. Nosotros queremos ayudarles a reconocer el hecho de que existe un enorme bienestar en este mar de contrastes y que en cuanto ustedes aprecien y amen y adoren el contraste, entonces a partir del mismo contraste ustedes serán capaces de obtener conclusiones, y a partir de esas conclusiones o decisiones ustedes serán capaces de programar su vibración y al programar su vibración, ustedes serán capaces de controlar todo lo que atraen a su vida para siempre. El secreto para crear cualquier cosa que ustedes deseen es ser felices y quedarse así!! Porque en sus momentos de alegría, ustedes están siempre en el lugar de la vibración que permite (atraer) todas las cosas, ese lugar de armonía con quienes son y con aquello que están deseando. Nosotros queremos ayudarles a manipular su vibración sin importar en qué estado se encuentre y convertirla en una vibración armónica con aquello que desean. Y no se nos ocurre nada más beneficioso para ustedes que el encontrar maneras para deliberadamente convertirse en equivalentes vibracionales con sus deseos más caros. Abraham-Hicks.

domingo, 15 de agosto de 2010

Nuestros dragones

NUESTROS DRAGONES

Por Sandra Gusella


Imagen de la película Avatar

Her knees deep in your mind (parte del tema)
Ray Lynch - www.raylynch. com


Bendito el ser humano que camina sobre la Tierra. Su rostro refleja la penumbra o el fulgor de su cielo interior al igual que las luces y sombras salpican la extensa pradera. Sol y tormenta, gloria y tristeza. El cielo abarrotado de nubes que filtran los rayos de un sol potente manifiesta sobre la verde gramilla ambos extremos de una polaridad: lumbre y tiniebla, júbilo y desazón. La vida humana rica y extrema con su paso inquieto y fluctuante como un péndulo oscilante; un movimiento gravitante e incesante que marca el pulso de la esencia vital.

Se suceden los dramas y las alegrías al igual que la noche sigue al día; y en este andar cíclico y escabroso transita nuestra alma con su atuendo carnal. Un ángel se ha hundido en la espesura de su cuerpo y, cual gran actor de una historia dramática y compleja, se manifiesta con un despliegue único y multicolor. Su viaje es una odisea. Su audacia es loable, pues sólo un guerrero se adentraría en tal ilusión. ¿Recordará él algún día que es luz en su esencia? Un séquito de ángeles se maravillan y lo admiran por su bravura y valor.

Con los ojos verdaderos cubiertos de pesados velos caminamos ciegos a la otra realidad, sordos a la gran verdad. Olvidamos por un tiempo quiénes somos en el más allá. Y jugamos en el escenario de la Tierra como niños, como monstruos, como sabios, como locos. Siempre encarnados en esta materia e inmersos en la rica trama de este argumento genial. Pero también siempre enlazados a lo invisible, a lo intangible, que como una onda de fuerza implacable sopla su viento indomable sobre nuestra estepa interior. A veces es brisa cálida que limpia y sana pero por momentos es el fuego agresivo de un temible dragón.

Nuestras emociones como dragones rugen y nos invaden. Un vendaval inesperado hace remolinear nuestros pensamientos al tiempo que un temblor sacude nuestros cimientos. Amedrantes nubes borrascosas ocultan el sol interior dejándonos casi despojados de la luz que nos guía y nos sostiene desde el sagrado cáliz del corazón. Es miedo, es tristeza o una ráfaga de furia mordaz. La tempestad nos arranca del quieto centro y ahora giramos perdidos en los extremos de una espiral. En este cono de sombra habitan cientos de dragones que atacan y amenazan. Su fuego es lacerante, su contextura abismal. ¿Cómo puede el frágil humano ganar una batalla tan desigual?

El viaje es largo y emotivo por las elevadas cumbres y los hondos abismos de este paisaje terrenal; con mil caídas, cien desvaríos e igual cúmulo de aciertos y destellos. Los dragones siempre al acecho. Y el niño perdido busca la ansiada salida del laberinto emocional. Hay un cielo, hay un manantial, pero en la espesura del bosque parece un paraíso imposible de alcanzar. El Sol es algo tan elevado, tan lejano que sólo con alas se podría tocar. El velo aún es denso y la ilusión total. Escapar, sólo escapar. Luchar y atacar. Los ojos del alma tan dormidos no logran percibir el mágico mundo de lo que se agita más allá. Ya son más de mil vidas y la perla espera quieta en el fondo del mar. Un tesoro único y magistral. Una verdad sublime, su deidad. ¿Cuándo podrá el audaz humano hallar su oro espiritual?

Finalmente la frustración es total. Derrumbado, desmadejado y rendido cae el joven ante el dragón de fuego letal. No ha podido con sus armas, no ha vencido con su débil puño al feroz animal. Pero es ahí en su última hora, ante el insondable abismo de su propia derrota, cuando a través de su más tenue aliento siente la voz de su ángel guía. Entonces hay un rayo de sol, un suspiro. Una gloriosa visión desciende a su desesperanzada mente ya cansada de luchar. Y aún desde su más honda congoja ve su propio poder y grandiosidad. Sus ojos internos se abren a la gran verdad y desde la cima de su alma contempla extasiado el paisaje colosal. Su cuerpo se ilumina y se energiza. Los dragones se aplacan. Él siente ahora en el brillo de aquellos grandes ojos una conexión transcendental. El humano ha renacido en su espíritu de luz, y nutrido ahora por la sabiduría y el amor de una nueva conciencia se eleva sobre sus emociones y las domina. Monta entonces su dragón y se alza en vuelo triunfal.

El humano siempre es dueño y creador de cada emoción que lo aborda. Ellas se alimentan de su propia percepción limitada y estrecha y desde las frías sombras lo acobardan. Pero nunca lo acorralan las circunstancias. Ni ante el umbral de su propia muerte, pues ésta sólo es una transición. Es la furia o la pesadumbre de aquél enorme animal lo que lo atrapa. Sus ojos terrenos no pueden ver los colores de su alma y su llama interior arde apenas en su tibio corazón. Así en las sombras de esta ilusión se cree pequeño y vulnerable, y los dragones siempre acechan. Pero en el despertar de su conciencia, en el resurgir de una nueva visión, es tanta la compasión y el amor que las emociones quedan bajo su poder y control. Y de ellas obtiene su preciado regalo.

Ellos son nuestros dragones. Y cuando miramos a nuestras emociones con este nuevo poder y las amamos, ellas se calman y muestran su mansedumbre y su entrega fiel. Entonces el cielo se vuelve tan azul y tan claro… abrazando ahora a una Tierra traslúcida con la faz de una bella mujer. Y nosotros montados sobre el lomo de nuestro majestuoso amigo nos elevamos y emprendemos el mágico viaje. El alma goza del juego con alegría y pasión. Las colinas flotan sobre un abismo y las nubes blancas son etéreas, como de hilos de seda. Todo es sublime. Todo suena armónico y bello como en una dulce canción.

Y con esta gran fuerza vital surcamos el paraíso, conquistamos el edén. En el vuelo sentimos la gloria y el éxtasis de este gran poder. Tocamos el Sol y con él nos fundimos en un mar de incomparable paz y profundo silencio; una esfera dorada que rezuma un sentimiento de amor y de Hogar eterno. Es nuestro propio corazón, nuestra propia luz, que sentimos una con el flujo de la vida, con el sagrado latido de Dios que pulsa glorioso en el vibrante Universo.