sábado, 28 de julio de 2012

Feliz Año Nuevo Maya

EL PLANETA ENTERO ESTÁ EN PROCESO DE TRANSFORMACION. 
A partir del 26 de julio 2012 estaremos conectados con la energía de la Tormenta Azul Resonante. Les dejo este resumen que nos lo explica escrito por María Cristina Cavaciocchi (Tierra Roja del Triunfo)

"Analicemos el año nuevo: TORMENTA AZUL RESONANTE o de la armonía. La Tormenta azul anuncia tiempos de transformación, de cambio. Limpiamos nuestros viejos esquemas, la memoria, los prejuicios. 

Purificamos el cuerpo de luz para renacer. Debemos aceptar las enseñanzas, trabajar la sombra de la tormenta, las adicciones, el apego a bienes materiales, al trabajo, sexo, miedo, etc. 

La Luna roja en el mental (antípoda), nos puede traer sentimientos de riesgos o limitaciones, no dejemos que nos paralicen. 
El Mono azul desde el sello guía nos empuja a romper estructuras. Usemos las palabras, para liberar los rincones dormidos del corazón, desde lo más profundo,y transmitamos la voz del Espíritu. 
El Oculto es Viento blanco resonante o de la armonía. 
El Sol amarillo como sello análogo nos mueve hacia una conciencia universal. 

Llenemos los espacios que va dejando la Tormenta, con conocimiento consciente; que todo nuestro cuerpo respire la esencia de ser hijos del Sol Central de la galaxia. El ciclo Lunar de la dualidad está abriendo paso al ciclo Solar, de Unidad. Todo este trabajo, este camino, está revestido por la frecuencia de la armonía. Estando equilibrados internamente, el siguiente paso es brindar esa armonía a otros, y al planeta. Aprovechemos la vorágine de la Tormenta, su limpieza, para romper estructuras que nos atan a la tercera dimensión. Usemos el conocimiento de cómo funciona la vida en el planeta, para trascenderlo, empecemos a pensar distinto, no demos nada por sentado, todo puede cambiar, la influencia de la tercera dimensión está quebrándose. Preparemos nuestro cuerpo y nuestra mente para la dimensión siguiente. Hagamos ejercicios de respiración consciente, equilibremos los chakras, meditemos, reflexionemos. 

Acompañemos y aceptemos amorosamente el crecimiento de los otros seres, a veces lento a nuestros ojos humanos. Ocupémonos de avivar nuestra propia luz.

“-¿Puedo yo transformar el mundo? 
-El formidable caudal de agua del Ganges es, al nacer, una simple gota.” 
Krishnamurti 

KUTIANECH TIN PUKSIKALE, IN LAK´ECH. 
Que Dios se quede en tu corazón, yo soy otro tú.

jueves, 26 de julio de 2012

Basta de culpa y de sentirse víctimas

Amigos queridos del alma Gracias por estar ahí. En muchas ocasiones les mandamos los mails con anécdotas y relatos de esos que siempre gustan, incluso a los mas vagonetas en la búsqueda espiritual, y últimamente tratamos de que los mensajes fuesen mas provocadores para enfrentarnos con las cosas que no funcionan en nuestra vida y que es hora de dejar atrás de una vez por todas. Para nuestra hermosa sorpresa, hubo mas devolución jugosa por parte de ustedes, respecto a estos textos , que a los cuentos entusiastas e inspiradores.
Todos los que empiezan a recibir los mensajes causalmente ahora, saben que entrando en la pagina y haciendo click en la parte de los mensajes, tienen todos los anteriores como para una panzada sabrosa de elementos para analizar que fue pasando en nuestro paso por el planeta, y como seguimos repitiendo informaciones viejas y fallidas, que nunca nos llevaron a estados de claridad y dicha. Cuantos de nosotros repetimos en las misas, el mea culpa! Ese “Por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa”, lo hemos repetido automáticamente, porque era parte de un ritual impuesto, al que socialmente nos empujaba la sociedad a asistir. A que edad se cuestionaron recién, cual era esa grandísima culpa que repetíamos tener? Que habíamos hecho? que podríamos haber hecho desde tan chicos sin recordarlo siquiera?
Las explicaciones dogmáticas, absurdas, se reiteraban:
-Hemos matado al Señor, Hemos nacido, y eso ya lleva el pecado asumido, original e inevitable, y la gente que machaca en el hipotálamo, en el disco rígido de la computadora ese dato:” Soy Culpable, hice de todo aunque no lo recuerde, nací y me sumergí en la culpa, que me acompañara el resto de mi vida”… logra obviamente que todo el sistema cerebral, dispare esa información a las células de por vida, y uno arrastra la culpa, el castigo, la frustración, el dolor, la desazón, de saber que hagas lo que hagas, esa culpa primigenia, nos acompaña. Culpa vendida, por los intereses de turno, por el adormecimiento del poder pseudo religioso que intenta seguir sometiendo las cabezas de la gente, para venderles promesas de cielos, y amenazas de infiernos, con querubines con halos dorados, y diablos cornudos, jugándose a las cartas a las pobres almas, que de todos modos ya tienen el estigma de la culpa y el pecado.
Ayer escuchaba una radio supuestamente mariana, diciendo en sus estribillos, “Tu, Maria, la única sin pecado concebida…” Que significa eso? Todos nosotros, todos ustedes, todos concebidos en pecado…Como no vamos a ser infelices, si se te enseña claramente que solo por haber nacido, por haber tenido hijos, por haber hecho esas porquerías una tras otra, ya sos un pecador, y como es obvio que la especie humana , como toda forma de vida, tiende a la reproducción, sigue proliferando el pecado que transmitimos a nuestros hijos, sin importar el amor con que hayan sido concebidos. No es una estupidez que se nos diga esto, una sandez rayana en lo criminal, querer enfermar a la gente metiendole estas atrocidades, que las mentes endebles, no decantan y asumen de por vida?
Y la gente se come gato por liebre, año tras año, vida tras vida, arrastran culpas, cruces, amenazas, miedos a futuros irreales, a perder el cuerpo, sin haber sabido lo que era la vida. Como decía la Madre Teresa, que si, la tenia clara, : “La gente se muere sin haber vivido”.
Realmente confundimos estar vivos, con ganarnos la vida, o cumplir funciones biológicas al cohete, sin ser nunca concientes de nuestra verdad, de la energía vital divina, que somos, y que además manifestamos en cuerpo y alma al encarnar en el planeta. Para unos dogmáticos y fundamentalitas, somos pecadores por haber nacido. Para otros, es verdad, que los menos, somos seres de luz que al nacer tenemos una nueva chance extraordinaria de expresar el amor y la belleza que somos, y movernos con este vehículo precioso del cuerpo, para que el alma exprese toda su plenitud.
Elijan Ustedes, cargar la cruz, o respirar y amar, vivir una vida patética, temiendo, o una vida maravillosa amando. Elijan en serio, es hora de hacerse responsables conciente de sus elecciones: temer o amar? morir en vida, o vivir mas allá de cuanto cuerpo nos vamos poniendo?.
La mayoría de los personajes caminan, muertos en vida, y unos pocos develan el misterio y saben que no pueden morir nunca, Que eligen ustedes? el adormecimiento brutal? la amnesia transitoria, como explicaba la Madre Teresa? o despertar de una vez por todas, y hacer de cada experiencia aquí y ahora, una fiesta de comprensión, de compasión, de alegría, de entusiasmo, de creatividad, de amorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.
Si tienen tiempo, este domingo vean el programa en el cual vamos a hablar con mas extensión, y hasta con humor, de este tema de la culpa y el castigo absurdos, que demuestran la forma automática e irracional, en que repetimos como loros, lo que se nos dijo, sin siquiera investigarlo, sin tratar de entenderlo, de remontarnos a la fuente interna de toda verdad, y comprender finalmente que la única culpa en la vida, es no ser feliz, no saber quienes somos, y la potencia infinita de bien y verdad que hay en nosotros, lo que haría primero de nuestras vidas y luego del planeta una fiesta.
Al no vivirlo, al no saberlo y compartirlo, el planeta esta como esta, y nosotros somos los protagonistas y responsables de ese estado, o le queremos echar la culpa a Dios, por no asumir que nosotros somos dioses y creadores en nuestras vidas, adormecidos, imperfectos, si, pero en potencia perfectos.
Dios tiene la culpa de la guerra,? de la muerte, de los fundamentalistas asesinos de todos los bandos? de los curas que violan chicos o matan en la represión? Dios tiene la culpa del cambio climático, de la destrucción sistemática dela naturaleza, de las papeleras tanto en Uruguay, como en Argentina, como en la China?
Dios tiene la culpa del odio en las familias? de las separaciones llenas de rencor y resentimiento? Dios tiene la culpa de la competencia afiebrada por tener mas dinero? por tener mejor cuerpo? por tener fama y poder? Dios tiene la culpa por Bush, Bin Laden, Pinochet y Videla? Seguimos echándole a Dios la culpa por los Hitlers de siempre? O alguna vez podemos darnos cuenta de que esos seres conviven en nuestro corazón, y disputan una batalla eterna entre lo que no somos y lo que siempre hemos sido, pero confundidos como estamos con el mundo que no nos enseña la verdad, sino la culpa, no podemos resolver en forma plena y luminosa y tenemos las vidas que tenemos.
No se nos explica la vida, se nos enseña la muerte. No se nos habla del amor incondicional, sino del amor de las telenovelas, y la gente lo cree hipnotizada. No se nos muestra gente que se reúna a ayudar y amar; se nos muestra gente que se reúne en el Gran Hermano, a vivir vidas de nadas existenciales, y basuras y estupideces, entonces , quien tiene la culpa de que la mente de la gente se enferme cada día? Dios ? o vos? Quien?
A jugarse y tener una vida en serio Y dejarse de hinchar con culpar al mundo , sin aceptar que vos sos el creador de tu mundo? Que polaridad prevalece en tu mundo? la negativa?, la del tedio, el sufrimiento, la carencia afectiva, el anhelo por poseer, la culpa y el pecado original? la necesidad de que los otros aparezcan en tu vida? o quizás, quizás, de causalidad, aparece cada vez mas en forma clara, la otra polaridad, la de la calma y la paz mental, la de la aceptación, la de la responsabilidad por hacerte dueño de tu vida, la del amor por vos mismo y por otras formas de la creación que son un espejo de lo que estas haciendo y sintiendo por la vida.
Gente querida, Gracias por bancarse estas palabras, inspiradas en las experiencias con muchos seres sublimes que nos quieren llevar rápidamente a lo mejor de nosotros mismos.
                                                                  Claudio María Dominguez

miércoles, 18 de julio de 2012

Los Niños de hoy y su necesidad de saber la Verdad


Niños de Hoy
A menudo escuchamos decir  “A los niños hay que hablarles con el corazón” o “Con los niños de hoy hay que comunicarse con la verdad”,  pero ¿qué es hablar con el corazón?, ¿qué es decir la verdad?

Hablar con el corazón es hablar con la verdad, pero no fría o rígidamente, sino una verdad comunicada con empatía, sensibilidad, calor, generando a la vez, mucho espacio para un intercambio flexible.
Y decir la verdad es hablar de lo que me pasa o lo que está pasando. Laura Gutman en su libro “La maternidad y el encuentro con la propia sombra” nombra dos tipos de verdades: la verdad externa y la verdad interna.
La verdad externa es la realidad que sucede afuera, por ejemplo “nos mudamos a la otra casa porque la casa anterior tenía mucha humedad”, “me voy a trabajar porque necesitamos el dinero”, “tu padre y yo vamos a vivir en distintas casas porque necesitamos un tiempo para estar mejor cada uno consigo mismo”, etc.
La verdad interior es aquello que siento, que me pasa, que no puedo evitar, que aparece, que me toma, que es parte de mi camino individual como ser. Por ejemplo, “estoy triste porque me siento solo”, “Estoy desganado porque no encuentro trabajo que me guste”, “Estoy ansiosa o nerviosa porque…”, “Estoy cansada”, “Estoy sensible y necesito estar en silencio porque…”

Muchas veces suceden cosas que pertenecen al mundo adulto pero que el niño, por ser parte de la familia, está completamente involucrado. Y muchas veces ante esto no sabemos qué hacer, decidimos callar o acomodar la verdad de tal forma que sin darnos cuenta, incluso, mentimos.
Subestimamos la capacidad de los niños de comprender y nos mostramos indiferentes a su necesidad de saber la verdad.
Muchos de nosotros hemos crecido con mentiras o cosas ocultas. Muchos de nosotros de niños sabíamos lo que estaba pasando pese a que el entorno lo ocultaba. Lo sabíamos porque lo sentíamos y deseábamos profundamente ser parte de la verdad. Pero nuestros educadores crecieron bajo el paradigma de “ojos que no ven corazón que no siente” que es lo mismo que decir “oídos que no escuchan, oídos que no saben”.
Esto simplemente no es cierto, y menos aún, con los niños de hoy.
Los niños no solo merecen la verdad sino que la saben antes incluso de que suceda. Muchos niños, por ejemplo, saben que sus padres están divorciados viviendo en la misma casa, o saben de la muerte de un ser de la familia antes de que suceda o antes de que se les informe. Es habitual que digan “Yo ya lo sabía” o “Si, ya sé”.
La saben y necesitan que nosotros, los adultos, los seres que aman y tienen como referentes, la reconozcan ante ellos y la manifiesten en palabras.

Lo que sale a la luz por más intricado y complejo que sea, se transforma en liviano porque tiene el reconocimiento y la aceptación de nosotros mismos, y al mismo tiempo, al reconocerlo y decirlo, liberamos a los niños del peso que se genera al ocultarlo. En cambio, lo que no podemos o no queremos ver, y es escondido en el inconsciente o en algún lugar que solo nosotros sabemos, produce incomodidad en el entorno, peso sobre los hombros, energía estancada o contenida, que si no es reconocida, alguien que se hará cargo de mostrarla: los niños.
Algunos niños lograrán preguntar “¿Qué pasa?, ¿por qué?, ¿cómo?, ¿desde cuándo?”. Otros al no poder o no saber hacerlo lo manifiestan como síntomas emocionales o físicos.
De una u otra manera, desnudan lo que nos pasa porque han venido a traernos evolución y la evolución se da cuando damos un nuevo paso.
La pediatra y homeópata Lua Catalá en su libro “Pediatría para los Nuevos Niños”, dice lo siguiente al respecto: “Toda enfermedad, todo síntoma, es psicosomático porque todo tiene un origen o causa en nuestra psique, en nuestra mente o en nuestras emociones, a veces, en nuestra dimensión espiritual.
Todo aquello que no se expresa, que no lo reconocemos o no lo podemos expresar, queda impreso. Queda marcado en nuestras células, órganos, músculos, sistemas o en nuestro ADN como material que se guarda en el mundo inconsciente y lucha por salir buscando las rendijas. Y esto que emerge de lo oscuro por las rendijas, son los síntomas.
Así pues, igual que hablamos de un cuerpo humano, podríamos hacer la analogía con un organismo o un cuerpo constituido por varias personas: el cuerpo familiar. Como en el cuerpo humano, en el familiar, cada persona tiene una función. Podríamos ver a cada miembro como un órgano diferente. [...] Así, en una familia, la convivencia crea unas dinámicas psicológicas y energéticas que conforman el cuerpo familiar. Por tanto, hay que observar y tener en cuenta todo este organismo si queremos profundizar en las causas de las enfermedades o disfunciones.
Los niños suelen ser la grieta o rendija por donde afloran los conflictos o enfermedades de este cuerpo familiar. Los niños, tal vez por ser el órgano más virgen y fresco de dicho organismo, son quienes expresan con sus enfermedades o comportamientos aquello que no se reconoce o no se expresa en la familia, así como también, son la fuerza o solución que pone en marcha dicho cuerpo familiar para sanar, adaptarse o sobrevivir.
Y con esta situación podemos hacer dos cosas: La primera, acallar el síntoma. Si no contemplamos un nuevo enfoque, es muy posible que solo tratemos a aquel niño que enferma o que se comporta de forma molesta, y no nos preguntemos más. Un ejemplo sería el caso de un niño hiperactivo al que la medicina oficial se empeña en ver como un individuo con un defecto físico, orgánico, funcional o psíquico, que hay que calmar con psicofármacos. Con lo cual, tranquilizamos y suprimimos dicho síntoma, pero no resolvemos el verdadero conflicto, este aflorará de nuevo por el mismo sitio o buscará otras maneras de expresarse.
O bien, lo tomamos como síntoma de un cuerpo con más miembros y escuchamos qué nos está diciendo, hacia dónde señala la causa del conflicto, hacia dónde dirige nuestra atención, y reconocemos así, su esfuerzo de auto sanación […]”
¿Por dónde empezar?
Para enfrentar la verdad primero tenemos que cambiar nuestra relación con lo que nos pasa. Dejar de ver lo que nos pasa como algo negativo, como algo que debemos evitar, o como lo peor que nos pudo haber pasado. Por supuesto que habrá cosas más simples de aceptar, y por ende, de comunicar, pero a la vez los niños nos invitan a encontrarnos con la verdad desde un lugar más natural, neutral, liviano.

Además otro punto importante es el reconocer primero conmigo lo que pasa o me pasa: ¿Realmente conozco lo que me pasa?, ¿Me animo a ver la verdad, a reconocer mi verdad?, ¿A dónde me llevaría vivir más sinceramente?, ¿Qué es lo que no quiero ver?, ¿Hasta dónde puedo?, ¿Qué hago con lo que no puedo ver, con lo que no quiero ver, con lo que ni siquiera estoy preparado para reconocerlo conmigo mismo?
Estos dos puntos anteriores los dejo para su reflexión.
Continuando en relación a los niños, es fundamental no subestimar la comprensión que pueden llegar a tener. Por supuesto que usted será cauteloso y medido con sus palabras dependiendo de la edad del niño y sus características. Con niños menores de 6 años se habla de una manera, y con niños mayores de esta edad, de otra. Aquí es importante saber y poder adaptarnos al lenguaje, forma de ver el mundo y las situaciones de los niños según su madurez interior.
Pero más allá de las palabras que se utilicen, lo importante es que no tenga peso ni juicio de malo - bueno en el adulto, y que lo que se le diga sea verdadero, por más que lo hablemos de forma figurativa o más concreta.
Si usted responde con naturalidad a lo que el niño le pregunta o a lo que está sucediendo, el niño no se sorprenderá ni se asustará; lo tomará con naturalidad, es más, solo será una confirmación a lo que ya siente, a lo que ya sabe.
Lo que usted estará haciendo será grande, estará ahorrándole al niño incomodidad, insatisfacción, conflicto, desarmonía, y todo lo que a ello puede llevar. Y para usted será una oportunidad para encontrarse con la sinceridad, y la sanación y la armonía a la que ella nos lleva.
Autora: Nancy Erica Ortiz
Creadora del curso "Los Niños de Hoy"