lunes, 19 de marzo de 2012

Sanación

Gracias al poder de Dios en nosotros
disfrutamos de salud y plenitud
Tenemos una chispa de divinidad
en todos nosotros.

Una luz sanadora que vivifica
cada célula, tejido y órgano
de nuestros cuerpo-templos.

Así como una chispa
ilumina la llama de una vela
dando luz a una habitación,
así la chispa de la divinidad
enciende en nosotros
un poder sanador
que no conoce límites.

Es activa, vital y poderosa,
obra en nosotros todo el tiempo
y es parte de quienes somos.

Visualicemos que
ese poder sanador divino
nos llena y nos fortalece
en mente, alma y cuerpo.

Y nos vemos sanos.

Respiramos profundamente,
soltando al exhalar
las toxinas de nuestros cuerpos.

Mantenemos en nuestras mentes
solamente pensamientos
que afirman nuestra vida.

Al hacer estas cosas y más,
somos Uno con la
Luz Sanadora de Dios
que nos renueva y revitaliza
constantemente.

martes, 6 de marzo de 2012

Estás Vivo!!

La mejor noticia que podemos recibir cada mañana es la de que aún continuamos con vida; sin embargo, lo más probable es que esta mañana usted haya abierto los ojos, se haya levantado apresuradamente y, aunque suene ilógico, se haya percatado de todo, menos de que aún esta vivo.
¿Cuál es la diferencia entre vivir inconsciente de que se disfruta de estar vivo, y vivir consciente de estar gozando del privilegio de estar vivo? La diferencia estriba, indiscutiblemente, en que sin estar consciente de estar vivo, no se valora la vida; en cambio, estando consciente, se agradece, primero que nada, al Supremo la gracia de estar vivo, y se valoran, por lo tanto, cada uno de los instantes en que uno permanece con vida.
Asegurar, de acuerdo al adagio popular, que "nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde", resulta demasiado fatalista: hay personas que en este mundo sí saben lo que tienen -la vida-, y disfrutan de ella compartiéndola con las de los demás.
Sea usted una de estas personas. No caiga en el error de no saber lo que tiene hasta que lo haya perdido; resístase a formar parte de ese "nadie" que nunca supo que tenía vida y, por lo tanto, nunca supo valorarla.
Piense cuál sería la reacción de una persona que hubiera muerto y que de repente, milagrosamente, se le otorga vida de nuevo. Usted no tuvo que morir ayer para estar vivo hoy; sin embargo, ese regalo le fue otorgado nuevamente y no deja de ser el más maravilloso que hay.
*** desconozco su autor ***