- Martin Brofman
Cada síntoma tiene asociada una cierta
forma de ser. Para poder liberar el síntoma, debe liberarse la forma de
ser asociada con éste. Así pues, el proceso de curación implica un
proceso de transformación. Todo se puede curar.
Uno o dos meses de vida Cuando
tuve un cáncer terminal en 1975, me pronosticaron que me quedaban uno o
dos meses de vida, y que el final podía llegar de repente, en cualquier
momento, si tosía o estornudaba. Me encaré con una realidad donde cada
día podía ser mi último día, cada hora mi última hora, y me di cuenta de
que cualquiera que fuese el tiempo limitado que me quedase, quería ser
feliz.
No tenía sentido vivir en un compromiso. Ya
que cada comida era posiblemente la última que comiera, quería comer lo
que me viniera en gana, comer lo que a mi cuerpo le apeteciese. No
tenía sentido comer lo que no disfrutaba solamente por el hecho de que
alguien pensase que sería saludable para mí. Reconocía sus intenciones
de amor, pero sabía que no iban con mi forma de ser. Mi camino hacia la
salud debía incluir un sentido de placer en todo lo que hacía, y tenía
que ser coherente conmigo mismo, ser auténtico. Tenía que creer en el
proceso de sanación.
¡Prórroga! Entonces,
me sugirieron que el cáncer era el resultado de un proceso que había
empezado en mi conciencia, y que podía usar mi conciencia para
deshacerme de él. Mi conciencia había sido el resultado de un programa,
de la misma forma en que los resultados que produce una computadora son
el efecto de la forma en que fueron programados, yo podía reprogramar mi
conciencia.
Me presentaron la idea de que nuestra
percepción crea nuestra realidad, y me di cuenta de que debía
reprogramar mi conciencia para crear la percepción de que estaba bien.
No estaba preparado para un cambio tan brusco, desde la percepción de
que era un enfermo terminal, pero me di cuenta de que podía crear mucho
más fácilmente la percepción de que me encontraba cada vez mejor y
mejor, hasta que estuviera verdaderamente bien.
Había tenido la percepción de que estaba en
un estado de deterioro, acercándome cada vez más a la muerte, y supe
que si quería tener como resultado final la percepción de que estaba
bien, debía cambiar la de ir de mal en peor por la de mejorar cada vez
más. También supe que el giro podía ocurrir en cualquier momento. Era
cuestión de encender un interruptor en mi mente, e insistir en saber que
se había encendido. Decidí que el momento del cambio podía ser en
cualquier momento, entonces dejé que fuese ahora.
El cambio Noté
un cambio en mi conciencia, y entonces supe que estaba en un estado de
mejoría. También supe la importancia de mantener la integridad de esta
decisión, y de ese momento. Supe que todas mis percepciones debían
reforzarse con la idea de que me estaba encontrando cada vez mejor. Por
ejemplo, podía recordarmelo mientras comía algo que me apetecía, que
aquello era exactamente lo que mi cuerpo necesitaba para acelerar el
proceso de sanación.
Las sensaciones físicas que sentía como
descargas eléctricas en mi cuerpo, que antes reforzaban la idea de que
el tumor estaba creciendo, ahora debían percibirse cómo la evidencia de
que el tumor estaba mermando. Mi mente buscaba cada vez más y más formas
de saber que la mejoría estaba sucediendo.
Sabía que debía permanecer alejado de las
personas que insistían en verme todavía como un enfermo terminal, no por
falta de amor, simplemente para poder mantener mi propia actitud
positiva hacia mi proceso de sanación. Debía estar con gente que
deseasen animarme en esta tarea que parecía imposible y que me había
propuesto a mí mismo. Cuando me preguntaban cómo me encontraba, insistía
en contestar “Cada vez mejor“ y viendo como , de hecho, era verdad.
Sabía que era vital mantener la
programación positiva y que ponerme en un estado mental de relajación y
hablándome positivamente a mí mismo durante quince minutos, tres veces
cada día, formaba parte del proceso programado y que no debía interferir
en él de modo alguno. En ocasiones sentía la tentación de no hacer las
relajaciones, entonces me recordaba a mí mismo que mi vida estaba en
juego. Cualquier tentación, entonces, era algo que estaba entre mi vida y
yo, y debía eliminarse, así podría vivir.
Manteniendo la percepción Al
principio, era muy difícil. Encontraba que con mis pensamientos o mis
palabras, comprometía fácilmente la integridad del momento del cambio,
reconociendo cualquier otra cosa en lugar de la idea de que estaba
mejorando, y debía ser honesto conmigo mismo, reconocerlo, y luego saber
que estaba perdiendo la ocasión. Entonces, podía decirme que lo que
había ocurrido era solamente un proceso de aprendizaje, y que el momento
real del cambio era ahora.
Cada vez resultaba más fácil. Era capaz de
mantener la integridad durante horas al principio, luego un día, luego
dos días, y luego fui sólido. Sabía que el programa estaba funcionando.
Era capaz de reconocer la voz de duda en mi interior, y sabía que no
representaba la verdad, era capaz de identificar la voz que me daba
ánimos. Se convirtió en mi guía, conduciéndome a un estado de salud
estable. Era cada vez más capaz de mantener fija la atención en saber
que estaban sucediendo cambios positivos . Cuando no notaba un síntoma,
me decía que quizás ya nunca volvería a sentirlo . Si volvía a
experimentarlo de nuevo, me decía que el proceso aún no había terminado,
y que de hecho , notaba ese síntoma menos que antes.
Tenía que saber que los cambios positivos
estaban sucediendo ahora, posiblemente justo en el umbral de la
capacidad de aviso, así podía anticipar con impaciencia la evidencia
para justificar mis percepciones. Naturalmente, siempre fui capaz de
encontrar algo que me reafirmara que no era sólo producto de mi
imaginación, sino que era real, reforzando así el proceso.
El programa Durante
mis períodos de relajación, me imaginaba el tumor que estaba situado en
mi médula espinal a nivel del cuello, e imaginaba que miraba una capa
de células cancerígenas muriendo, y siendo liberadas, para ser
destruidas por el sistema natural de eliminación de mi cuerpo. Sabía que
el cambio, quizás todavía imperceptible, era definitivo. Sabía que cada
vez que eliminaba los residuos de mi cuerpo, se eliminaban las células
cancerígenas muertas, y me lo recordaba cada vez. Insistía en saber que
era verdad.
Sabía que el cáncer representaba algo
retenido y no expresado, y ya que el tumor estaba situado en mi chakra
de la garganta (centro de energía), había estado reteniendo la expresión
de mi Ser. Aunque no estaba muy seguro de lo que esto significaba,
decidí que era indispensable que expresase todo. Cada pensamiento, cada
sentimiento, cualquier cosa que hubiese en mi conciencia y que quisiese
salir, lo expresaba, sabiendo que era vital para mi salud.
Anteriormente, había tenido la percepción que la expresión conducía a la
discordia, pero ahora veía que lo que expresaba era apreciado por los
que me rodeaban, que la expresión y la comunicación llevaban a la
armonía.
Anteriormente, había tenido la percepción
de que si expresaba lo que realmente quería, algo malo ocurriría. Debía
reprogramar la creencia de que si expresaba lo que realmente quería,
algo maravilloso ocurriría. Tomé esta decisión y así fue. Me
encontré a mí mismo teniendo cada vez menos en común con mis viejos
amigos. Era como si hubiésemos compartido una frecuencia vibratoria en
común anteriormente, digamos 547 ciclos, cualquier cosa que esto
signifique, y de repente me encontré a mi mismo a 872 ciclos, teniendo
pocas cosas en común para comunicar con la gente de 547 ciclos. Tenía
que encontrar nuevos amigos que fuesen 872, para tener alguien con quien
hablar.
Me sentía atraído hacia el mundo de 872, y
ellos hacia mí, como si me hubiese convertido en un imán selectivo, y
ciertos elementos hubiesen sido apartados de mi realidad, pues no
estaban para nada de acuerdo con el nuevo Ser en el cual me había
convertido. Sabía que el proceso era inevitable, y yo no debía
interferir. En esa época desarrollé un sentido de compasión y
comprensión. Sabía que mi vida dependía del hecho de apartar todos los
elementos de mi vida que no estuviesen de acuerdo con mi nueva
vibración. El proceso era simple, pero no siempre fácil.
Empezaba cada día como un proceso de
descubrimiento de mí mismo, sin ninguna noción preconcebida de quién
era, pero con la voluntad de descubrir al Ser emergente, y un sentido de
gran placer con cada nuevo descubrimiento.
Me imaginaba la escena que ocurriría en la
consulta del doctor después del trabajo que había hecho conmigo mismo.
Podía verle examinándome, y descubriendo que no había ningún tumor,
quedándose atónito. Podría decir ”Quizás cometimos un error“, jugaba con
esta escena en mi mente cada día, durante los momentos de relajación. Había
oído que dentro de la tecnología del programa mental, si me hablaba a
mí mismo durante quince minutos tres veces al día, durante 66 días,
podía llegar a creer cualquier cosa, y que cualquier cosa que creyese
ser verdad, sería verdad. Unos dos
meses después de empezar a trabajar conmigo mismo, fuí examinado por el
médico que me había diagnosticado como un enfermo terminal. En el camino
hacia el médico, sabía que debía mantener la percepción de que todo
estaba bien. Repetí la escena en mi mente, sabiendo que ocurriría de
esta forma.
Finalmente, llegó el momento de la verdad.
El médico me examinó y no encontró nada. Dijo “Quizás cometimos un
error“. Reí durante todo el camino de vuelta a casa.
Transformación Había
transformado mi forma de Ser. Mi estilo de vida había cambiado
drásticamente. No tenía sentido para mí un trabajo de nueve a cinco, o
llamar a otro Ser mi “superior“, ya que todos somos Seres iguales, y
todos con un potencial infinito. Me retiré de Wall Street a los 38 años
sin otra idea que la de hacer lo que realmente quería hacer y no hacer
lo que realmente no quería hacer, confiando en mi viaje, escuchando mi
voz interior. Es una decisión que nunca he lamentado. Con
lo que aprendí de mi relación cuerpo/mente en mi experiencia y la
investigación que hice durante mi proceso de sanación, desarrollé un
modelo de sanación como una forma de organizar en mi propia mente lo que
me había ocurrido, y lo que había funcionado.
Gradualmente, llegué a implicarme en sanar a
otras personas cuando las condiciones parecían pedirlo, y haciéndolo vi
cada vez más ejemplos de la interfase cuerpo/mente cubriendo otros
síntomas. El modelo de sanación que estaba utilizando se convirtió en
más y más coherente y multidimensional.
Descubrí la alegría de compartir mis
experiencias e ideas con otras personas, y ver como se beneficiaban
cuando ponían en práctica estas ideas en sus propias vidas. El
trabajo que realizo ahora como sanador y profesor significa mucho para
mí, es importante para los demás también, y es un servicio a la
humanidad, y me siento “elevado“ cuando lo hago. Tengo un sentimiento
muy fuerte de que hago el trabajo de mi vida. Sé que estoy haciendo lo
que vine a hacer a este planeta. Sé que está bien. No es un sentimiento
que hubiese tenido anteriormente.
El proceso de transformación es una parte
integrante del proceso de sanación, que el Ser esté sanando su visión o
liberando alguna enfermedad importante,y en efecto también cuando la
condición de desequilibrio no ha alcanzado todavía el nivel físico,
sigue existiendo todavía a nivel mental o emocional.
Quienes de entre nosotros reconocemos el
proceso, debemos animarlo, y asistirlo donde podamos, de forma que la
transformación planetaria que está aconteciendo ahora en el interior de
los individuos , pueda acelerarse, y hacerlo de la forma más suave
posible.
Ennfermedad o herida muestra en el nivel
físico, metafóricamente, lo que ha estado ocurriendo en la conciencia
del Ser que experimenta los síntomas. Está relacionado con la forma de
Ser de esta persona. Una vez identificados los elementos del Ser de una
persona que se relacionan con la condición de desequilibrio físico,
éstos pueden cambiarse, pudiendo restaurar la salud y el equilibrio a
todos los niveles.
Cuando vemos el cuerpo físico como un mapa
de la conciencia que está en él, y siempre en equilibrio con ella,
podemos también ver que un cambio en uno implica un cambio en el otro.
Cuando ocurre una sanación, se puede esperar un cambio en la
personalidad por el hecho de reflejar el cambio en el Ser físico y
viceversa.
El “nuevo“ individuo tendrá la misma
Esencia de Ser, pero con una forma distinta de interactuar con el
entorno, sin lo que había sido una tensión excesiva para este individuo.
De hecho, será más él mismo, más quien “realmente “ es.
Puede parecer como si el individuo se
hubiese despertado de un sueño digamos “que parecía muy real”, y las
cosas tuviesen sentido de una forma distinta. Se habrá retirado un
filtro perceptual , un filtro a través del cual se habían determinado
los valores , y sin este filtro, se volverán evidentes valores más
auténticos. El “nuevo“ Ser puede incluso tener distintos gustos en
comida y/o ropa, y distintos hábitos personales. Será una placentera
transformación.
Los métodos de sanación que consideran el
aspecto del cambio de personalidad, la transformación , están
relacionados con la idea de que una causa interior produce un síntoma
exterior. Sin los cambios interiores, los síntomas pueden aliviarse en
la realidad física, pero no obstante no las causas en el mundo interior y
los síntomas pueden crearse de nuevo. El Ser considera entonces que
parte de su sistema energético tiene una debilidad natural, de la cual
tiene que ocuparse continuamente, hasta que pueda provocar esos cambios
interiores , después de lo cual los síntomas no volverán a manifestarse.
Después de todo, los síntomas sólo eran necesarios para dar un mensaje
al “viejo“ Ser. El “nuevo“ Ser, no teniendo ya la debilidad “innata”, no
necesita el síntoma. De hecho, la antigua parte débil puede llegar a
ser la parte más fuerte del “nuevo“ Ser. Evidencia de ellos son
historias de antiguos pacientes paralíticos que llegaron a ser figuras
Olímpicas .
Cuando focalizamos en la transformación
además de las otras partes del proceso de sanación, se añade otra
dimensión, para acelerar la sanación.
El sistema energético humano En
el sistema de energía que todos poseemos, la energía está en un estado
constante de flujo. Este flujo de energía está regulado por siete
“bombas“ llamadas chakras. Cada chakra representa emociones específicas y
determinados niveles de percepción y elementos de la conciencia del
Ser; también está asociado a partes específicas del cuerpo, a funciones
específicas dentro del cuerpo, glándulas endocrinas específicas y grupos
de nervios específicos. Respuestas a cómo el Ser percibe el universo,
también se reflejan en los chakras.
Los chakras tienen un estado óptimo de
equilibrio y flujo. Una sanación del individuo equilibra los chakras.
Cuando esto ocurre, además de restaurar el equilibrio interior y un
estado diferente de conciencia, así como un equilibrio físico, el
reequilibrio también definirá distintas respuestas al universo percibido
por el Ser.
En otras palabras, en un cierto estado de
equilibrio de los chakras, el individuo atraerá un determinado tipo de
experiencia, y también atraerá un cierto tipo de gente . Cuando la
energía cambia en los chakras, como ocurre durante una sanación, el
efecto magnético que arrastra a un tipo concreto de persona o
experiencia se libera entonces, junto con la vieja manera de responder.
Por ejemplo, un Ser, teniendo distintas
interacciones con su madre puede responder bloqueando el chakra asociado
con la seguridad y la confianza. El efecto sería de inseguridad como
filtro perceptual. El individuo atraería entonces situaciones precarias
para justificar la inseguridad, así como mujeres que le recordarían a su
madre. Cuando el chakra esta claro, el tipo de mujer que atraía
anteriormente será atraída , en cambio, por otros Seres con el mismo
tipo de bloqueo en el chakra como los que experimentó antiguamente el
Ser que está sanado, dejando espacio para interacciones con mujeres de
distinta energía. En consecuencia, las interacciones con el arquetipo de
la madre tendrán una resolución distinta, más satisfactoria. Las
situaciones que se presentan al Ser también tendrán más sentido de
solidez, o el Ser tendrá una nueva perspectiva de confianza para
resolver la situación.
Podemos ver, que los chakras no sólo reflejan el entorno exterior, sino que de alguna forma también lo crean.
Con pequeños ajustes en el sistema de
energía del Ser, sólo serían aparentes pequeños cambios en la conciencia
. En el caso de una enfermedad grave, sin embargo, el Ser necesitaría
desesperadamente un mayor ajuste en la conciencia, y entonces los
aspectos de la transformación serían más profundos.
Renacimiento Mientras
que el cambio instantáneo siempre es posible y disponible, la mayoría
de la gente parece no estar preparada para un cambio tan brusco en su
forma de Ser. Los cambios graduales parecen generalmente más
confortables para el Ser implicado, así como para los demás en el
entorno del Ser.
En un cambio instantáneo, se tiene la
experiencia de una súbita clarificación de lo que había sido oscuro, y
la sensación algo parecida a lo que podría experimentar un Ser que se
encontrara de repente en un cuerpo, mirando una película desarrollándose
alrededor suyo, una película que justo acaba de empezar. El Ser se
encontraría como uno de los protagonistas, con una sensación de parecer
distinto de la forma en que los otros parecerían verle, y como si de
hecho, fuese muy distinto. Otros mantendrían la percepción de que el Ser
ya no existe.
Sería entonces muy importante para el Ser
mantener su nueva forma de Ser, la nueva sensación de claridad o lucidez
(aunque posiblemente combinado con la confusa sensación de una novedad
repentina) y establecer rápidamente la forma en la cual las cosas toman
sentido en la nueva realidad, el nuevo paradigma, con nuevas
percepciones. El nuevo Ser debería revisar su relación con el trabajo
del viejo Ser, su casa, su pareja, su entorno, etc… y evaluar qué
aspectos funcionan armónicamente y qué partes deberían cambiar de alguna
forma.
En el caso de un Ser que ha tenido una
enfermedad importante, y que ha reconocido la relación entre el estilo
de vida y los síntomas físicos, debería existir la voluntad de cambiar
todos los aspectos del estilo de vida que no condujeran a la felicidad,
porque estaría claro que estos aspectos estarían directamente
relacionados con la enfermedad. También estaría claro que de no realizar
los cambios necesarios, se recrearían los síntomas de la enfermedad.
Cuando es cuestión de vida y muerte, la elección es clara, y simple, aunque no siempre fácil.
Interacciones Para
las personas cercanas al Ser, podría ser también un tiempo de una gran
confusión . Podría parecer como si la persona que conocían, hubiese
cambiado de repente, volviéndose loca. Formas habituales de
comportamiento y de respuesta desaparecerán, de repente, y esto puede
resultar muy confuso. Para la salud y bienestar del Ser, deberían
apoyarle totalmente , ya que los intentos de recrear el viejo Ser serían
percibidos por el Ser implicado (correctamente) como una amenaza para
su salud, e inclusive para su vida.
Debe existir la voluntad de adaptarse a la nueva forma de ser del Ser. Un
cambio gradual es más fácil para la mayoría de la gente, pero se debe
enfatizar que la magnitud de un cambio gradual no es menor que la de un
cambio inmediato. Solamente se extiende en un período de tiempo más
largo. Deben examinarse los mismos temas. Deben hacerse los mismos
cambios . Además, el Ser debe mantener un solo propósito en su mente, y
mantener este propósito, con la total voluntad de liberar todos los
aspectos de su vida relacionados con el estrés y todas las formas de
interactuar que no se orienten hacia el éxito, hasta que la vida esté
nuevamente en armonía; el estado de salud y de bienestar del cuerpo
indica que el Ser vuelve a estar en equilibrio y pueda ahora
identificarse con su nueva forma de ser. La transformación y la sanación
se habrán entonces completado.
¡Todo se puede curar! Cuando
un individuo que ha estado en desequilibrio toma la decisión de volver a
equilibrarse, debe hacer de ello un proyecto de alta prioridad. Nada
debe ser más importante. Particularmente en el caso de una enfermedad
grave, la vuelta a la salud se convierte en más importante que la
familia, amigos, o trabajo. Cuando se ha reconocido el camino a la
salud, nada debe interferir en este camino. Es imperativo el desarrollar
y mantener una actitud mental positiva.
Cada uno de nosotros es un sistema de
conciencia autónoma organizándose a sí mismo. Cada uno de nosotros es un
sistema de energía. La energía fluye a través de nuestro Ser, y es
dirigida por nuestra conciencia. Esta energía está en un estado de
movimiento, de flujo, y en un organismo saludable la energía está en
armonía, y fluye suavemente. Cuando el flujo de energía se bloquea o se
interrumpe, el organismo lo experimenta como un desequilibrio, y la
tendencia del organismo es volver al equilibrio y a la armonía, volver a
la salud. Esta tendencia hacia la armonía es un aspecto del amor.
Toda enfermedad, toda herida, es energía
bloqueada o interrumpida, o una llamada para el amor. Cada uno de
nosotros, incluyéndote a tí, lector, tiene la habilidad de sentir la
energía, detectarla, y dirigirla.
Finalmente, toda energía bloqueada puede
ser liberada por tu conciencia. No es cuestión de si se puede hacer,
sino de cómo puede hacerse.
Dentro de tu Ser, dentro de tu conciencia,
está la capacidad de amar. Tienes un potencial de amor infinito, tanto
si has decidido como si no manifestarlo. De hecho, el amor es la
verdadera naturaleza de nuestro Ser.
Tienes la capacidad de amar en cualquier
parte donde exista la percepción de falta de amor, o una llamada para el
amor. El amor cura.
Tienes en tu conciencia el potencial y la
capacidad de curar cualquier cosa, a cualquier nivel, en tí mismo y
también en otro Ser, ya que todo es solamente y energía. Lo que falta es
que seas completamente consciente de ello y que actualices este
potencial. Todo se puede curar.