El resentimiento nos ata al pasado
impidiendo que disfrutemos el presente.
Cuando guardamos rencor por alguien
que nos haya hecho algo o que nosotros creemos
que nos hizo daño,
le estamos dando a esa persona un poder
sobre nosotros,
que por lo general no solicitó.
Examinar nuestros recuerdos con compasión
y comprender que esas situaciones dolorosas
de nuestro pasado, aunque desagradables,
nos dejaron una gran enseñanza y nos hicieron ver
y pensar sobre las cosas de otra manera.
Vivir el presente y entender
que el tiempo no retrocede
es una regla para sentirse libre
y disfrutar de cada momento
que nos regala la vida.
Autor - Elías Benzadon
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