viernes, 5 de septiembre de 2008

MILAGROS

PASO UNO
"ENTENDER LA LEY UNIVERSAL"
Para entender los milagros tenemos que fijarnos en dos aspectos de la Ley Universal.
Primero: en la profundidad interior de toda la Humanidad reside un inmenso poder; y segundo: este poder es imparcial y no-emocional.
Llámale la Mente universal, la conciencia Crística o como desees, pero este es el poder que permite a los seres humanos el reconocimiento de la fuerza universal de la Vida que llamamos "Dios".
La fuerza de la Vida es eterna y universal y debido a su capacidad ilimitada, es parte de todas las cosas. Aún más, es parte principal de cada uno de nosotros. En consecuencia todos tenemos dentro de nosotros un poder ilimitado. Crear milagros en nuestra vida se convierte en un asunto de identificarnos con el poder, comprender sus características y aprender a usarlo de modo efectivo. Esta identificación se alcanza sabiendo que este poder está en nuestro interior y reconociendo este hecho diciendo: "Yo soy eterno, inmortal, universal e infinito; y lo que yo soy es hermoso". De este modo nos encerramos dentro de la fuente del poder y nos posicionamos para el siguiente paso que conlleva observar sus características.
La Ley Universal es imparcial y no-emocional. No tiene manera de saber qué es lo que querés, ni discrimina entre tus esperanzas y aspiraciones, gustos y disgustos (es pura energía). Acepta cualquier pensamiento, sentimiento y acción que proyectés y lo refleja de vuelta a vos impasiblemente en forma de los eventos que experimentás día a día.
De modo parecido a como la electricidad ilumina tanto un burdel como la reunión en casa del párroco para tomar el té, la Ley Universal no distingue entre los diferentes tipos de energía en tu vida. Te dará cualquier cosa en la que creas, ni más, ni menos.
En consecuencia, la clave para entender los milagros es mirar las creencias que estás expresando como sentimientos y pensamientos.
Cuando naciste, tus pensamientos y sentimientos eran ilimitados porque tu mente era una página en blanco. Lo que un niño pequeño proyecta a la Ley Universal es una vasta pureza natural no constreñida por las creencias. Los niños, a menudo intentan algo aparentemente imposible: desconociendo tener cualquier limitación física, conducen el coche familiar o caminan sobre una cornisa elevada. Es solamente con posterioridad, mediante la educación, que ellos aprenden los confines de las expectativas humanas.
Pero esos confines o fronteras son ilusiones. Están formados de patrones de creencias, la mayoría de ellos nacidos de la ignorancia, que se heredan de generación en generación.
Esta colección de patrones de creencias, o "inconsciente colectivo" como le llamó Carl Jung, gana validez conforme avanza el tiempo y, finalmente los conceptos que generaciones futuras experimentan como realidad física se hacen rígidos y dominantes. Es como si los miles de millones de personas que te precedieron hubieran determinado lo que vas a experimentar en el plano terrestre, y que eso es lo que va a suceder.
Esta rigidez no tiene en cuenta el genio o la comprensión de que estamos en una era de rápido esclarecimiento. Las estructuras fundamentales están siendo borradas en una avalancha de conciencia y nosotros ya no estamos preparados sólo para leer acerca de los grandes hacedores de milagros; queremos tener la misma experiencia.
Para la mayoría de la gente esto no es posible porque están encerrados en las limitaciones del cuerpo y la mente; su educación es tan prevaleciente que encapsula su evolución entera, y ellos experimentan poco crecimiento espiritual. Stuart Wilde

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