jueves, 25 de septiembre de 2008

NO es NO

No es no, y hay una sola manera de decirlo: No.
Sin admiración, ni interrogante, ni puntos suspensivos.
"No" se dice de una sola manera: es corto, rápido, monocorde, sobrio y escueto. "No" se dice de una sola vez.
"No", con la misma entonación. No. Como un disco rayado. No. Un "no" que necesita una larga caminata o una reflexión en el jardín, no es "no". Un "no" que necesita explicaciones y justificaciones no es "no". "No", tiene la brevedad de un segundo. Es un no para el otro, porque ya fue un no para uno mismo. "No" es no, aquí y muy lejos de aquí. "No" no deja ni puertas abiertas ni entrampa esperanzas, ni puede dejar de ser no, aunque el otro y el mundo se pongan patas para arriba. "No" es el último acto de dignidad. "No" es el fin de un libro, sin más capítulos ni segundas partes.
"No" no se dice por carta, ni se dice con silencios, ni en voz baja, ni gritando, ni con la cabeza gacha, ni mirando hacia otro lado, ni con símbolos devueltos, ni con pena y menos aún con satisfacción. "No" es no, porque no. Cuando el no es no, se mira a los ojos, y el "no" se descolgará naturalmente de los labios. La voz del "no" no es trémula, ni vacilante, ni agresiva y no deja duda alguna. Ese "no" no es una negación del pasado, es una corrección del futuro. Y sólo quien sabe decir "NO" puede decir "SI". (Desconozco su autor)

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