viernes, 21 de noviembre de 2008

Cambien su historia

Hoy es un día excelente para cambiar su historia, la historia que ustedes se dicen continuamente sobre porqué su vida es así.
Yo soy malo con los números, yo no puedo vender cosas, yo no me siento bien ofreciéndome a mi mismo, no me gusta llamar a los extraños, yo no puedo ponerme de pié frente a un grupo, no me gusta hacer ejercicio, yo no coordino bien, yo no tengo una habilidad artística, yo no soy creativa, no puedo parar de fumar, He tenido un problema con mi peso toda mi vida, el amor no funciona para mí, la gente en el trabajo no me aprecia, Yo estoy demasiado cansado para hacer eso, yo no tengo suficiente tiempo, no tengo suficiente dinero, estoy demasiado enfermo, estoy demasiado viejo.
Aceptan ustedes cualquiera de estas cosas como su verdad?
Ellas no son la verdad. Ellos son viejos pensamientos, dejados haciendo ruido en su cerebro. Son viejas historias que ustedes han aceptado sobre ustedes mismos y ahora repiten como siempre.
Hoy es un nuevo día, un día de maravilla, un día lleno de posibilidades. No arrastren sus viejas historias hacia él, adiestren su mente para no continuar pensando en las viejas formas. Hoy rehúsen contar la vieja historia. Encuentren alguna nueva para contar.
Recuerden que lo que ustedes piensan y dicen está condicionando a su poderoso cerebro para creerlas como verdad. Conscientemente, de inmediato, digan una historia nueva, díganle a su cerebro que las cosas han cambiado, comiencen a programarse hacia una nueva verdad para su cuerpo y para su mente.
Digan "El Ejercicio me hace sentir de maravilla" suficientes veces y luego de un rato esto se convertirá en verdad para ustedes. Luego de un rato se sentirán forzados a encontrar algún ejercicio que a ustedes les encante realizar.
Lo que ustedes le dicen a su cerebro se convierte en su verdad y en su realidad. Ustedes no pueden evitarlo. Los empujará a ustedes hacia la acción que hará que esto comience de esta manera. Y cuando ese deseo para la acción llegue, síganlo.
Díganse a sí mismos, "Me siento muy bien llamando a desconocidos. " Díganlo suficientes veces y luego de un rato ustedes sentirán que realmente deberían hacer ese llamado telefónico que han estado posponiendo durante semanas. Y cuando ese deseo para actuar llegue, tomen una profunda respiración, levanten el teléfono y hagan el llamado. Y, entonces, sin preocuparse del resultado de la llamada, ustedes comenzarán a darse cuenta que realmente sobrevivieron, y el siguiente llamado será más fácil. Y si continúan haciendo los llamados, eventualmente se convertirán en una rutina que hacen todos los días, como cepillarse sus dientes y lavar los platos. Puede que no sea la parte más divertida de su día, pero no será un problema enorme tampoco.
Cambien su historia y cambien su vida. Comiencen hoy. Quado

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