domingo, 17 de mayo de 2009

Perdoná a los demás y dejalos Ser

Las personas se la pasan la mayor parte de su vida sintiéndose ofendidas por lo que alguien les hizo...
La sorprendente revelación que te voy a hacer, va a cambiar tu vida…¡Nadie te ha ofendido!
Son tus expectativas de lo que esperabas de esas personas, las que te hieren. Y las expectativas vos las creás con tus pensamientos. No son reales. Son imaginarias. Si vos esperabas que tus padres te dieran más amor, y no te lo dieron, no tenés por qué sentirte ofendido. Son tus expectativas de lo que un padre ideal debió hacer con vos, las que fueron violadas. Y tus ideas son las que te lastiman.
Si esperabas que tu pareja reaccionara de tal y cual forma y no lo hizo… Tu pareja no te hizo nada. Es la diferencia entrel as atenciones que esperabas que tuviera con vos y las que realmente tuvo, las que te hieren.
Nuevamente, eso está en tu imaginación.
¿Enojado con Dios? Son tus creencias de lo que debería hacer Dios, las que te lastiman. Dios jamás ofende y daña a nadie.
Un hábito requiere de todas sus partes para funcionar. Si pierde una, el hábito se desarma.
El hábito de sentirte ofendido por lo que te hacen otros (en realidad nadie te hace nada) desaparecerá cuando conozcas mejor la fuente de las "ofensas".
Cuando nacemos, somos auténticos. Pero nuestra verdadera naturaleza, es suprimida y sustituida artificialmente por conceptos que nuestros padres, la sociedad y la televisión nos enseñan.
Y crean una novela falsa de cómo deberían ser las cosas en todos los aspectos de tu vida y como deben de actuar los demás. Una novela que no tiene nada que ver con la realidad.
También, las personas son criaturas de inventario. A lo largo de su vida, coleccionan experiencias: padres, amigos, parejas, etc. y las almacenan en su inventario interior.
Las experiencias negativas dejan una huella más profunda en nosotros que las positivas.
Y cuando una persona es maltratada por alguien, deja esa experiencia en su "inventario". Cuando conoce a alguien, tiene miedo. Y trata de ver si la nueva persona repetirá las mismas actitudes que la que la hirió.
Saca una experiencia de su inventario negativo. Se pone los lentes de esa experiencia y ve a las nuevas personas y experiencias de su vida, con esos lentes.
¿Resultado? Se duplican los mismos problemas y las mismas experiencias negativas.
Y el inventario negativo sigue creciendo. En realidad lo que hace es que te estorba. No te deja ser feliz. Y a medida que se avanza en años, se es menos feliz. Es porque el inventario negativo aumenta año con año.
¿Has visto a las personas de edad avanzada y a los matrimonios con muchos años? Su inventario es tan grande, que parece que la negatividad es su vida. Una y otra vez sacan experiencias de su inventario negativo ante cualquier circunstancia.
Una de las mayores fuentes de ofensas, es la de tratar de imponer el punto de vista de una persona a otra y guiar su vida. Cuando le diecís lo que debe hacer y te dice "no", creás resentimientos por partida doble. Primero, te sientís ofendido porque no hizo lo que querías. Segundo, la otra persona se ofende porque no la aceptaste como es. Y es un círculo vicioso.
Todas las personas tienen el derecho divino de guiar su vida como les plazca. Aprenderán de sus errores por sí mismos. Dejalos ser.
También, nadie te pertenece. Cuando los colonos americanos querían comprarles sus tierras a los Pieles Rojas, estos les contestaron "¿Comprar nuestras tierras? ¡Si no nos pertenecen! Ni el fulgor de las aguas, ni el aire, ni nuestros hermanos los búfalos a los cuales solo cazamos para sobrevivir. Es una idea completamente desconocida para nosotros".
Ni la naturaleza, ni tus padres, ni tus hijos, tus amigos o parejas te pertenecen. Es como el fulgor de las aguas o el aire. No los podés comprar. No los podés separar. No son tuyos. Solo los podés disfrutar como parte de la naturaleza. El cauce de un río no lo podés atrapar. Solo podés meter las manos, sentir el correr de las aguas entre ellas, y dejarlo seguir.
Las personas son un río caudaloso. Cualquier intento de atraparlas te va a lastimar. Amalas, disfrutalas y dejalas ir.
Entonces ¿Cómo puedo perdonar?
1) Entendé que nadie te ha ofendido. Son tus ideas acerca de cómo deberían actuar las personas y cómo tendría que ser Dios las que te hieren. Estas ideas son producto de una máscara social, que has aprendido desde tu infancia de forma inconsciente. Reconocé que la mayoría de las personas NUNCA van a cuadrar con esas ideas que tenés. Porque son ideas falsas.
2) Dejá a las personas ser. Dejá que guíen su vida como mejor les plazca. Es su responsabilidad. Dales consejos, pero permití que tomen sus propias decisiones. Es su derecho divino por nacimiento: el libre albedrío y la libertad.
3) Nadie te pertenece. Ni tus padres, amigos y parejas. Todos formamos parte del engranaje de la naturaleza. Dejá fluir las cosas sin resistirte a ellas. Amá y dejá ser.
4) Dejá de pensar demasiado. Abrite a la posibilidad de nuevas experiencias. No utilicés tu inventario. Abrí los ojos y observá el fluir de la vida como es. Cuando limpiás tu visión de lentes oscuros y te los quitás, el resultado es la limpieza de visión.
5) La perfección no existe. Ni el padre, amigo, pareja o Dios perfecto. Es un concepto creado por la mente humana que a un nivel intelectual podés comprender, pero en la realidad NO EXISTE. Porque es un concepto imaginario. Un bosque perfecto serían puros árboles, sin bichos… ¿existe? No. Para un pez, el mar perfecto sería aquel donde no hay depredadores ¿existe? No. Sólo a un nivel intelectual. En la realidad JAMAS VA A EXISTIR. Naturalmente, al pez solo le queda disfrutar de la realidad. Cualquier frustración de que el mar no es como quiere que sea no tiene sentido. Dejá de resistirte a que las personas no son como querés. Aceptá a las personas como el pez acepta al mar y amalas como son.
6) Intoxicate con la vida. La vida real es más hermosa y excitante que cualquier idea que tenés del mundo. Me complacerá decírtelo por experiencia.
7) Imaginá a esa persona que te ofendió en el pasado. Imaginate que ambos están cómodamente sentados. Decile por qué te ofendió. Escuchá su explicación amorosa de porque lo hizo. Y perdonala. Si un ser querido ya no está en este mundo, utilizá esta dinámica para decirle lo que querés. Escuchá su respuesta. Y decile adiós. Te dará una enorme paz.
8) A la luz del corto período de vida que tenemos, sólo tenemos tiempo para vivir, disfrutar y ser felices. Nuestra compañera la muerte en cualquier momento, de forma imprevista, nos puede tomar entre sus brazos. Es superfluo gastar el tiempo en pensar en las ofensas de otros. No podés darte ese lujo.
9) Es natural pasar por un periodo de duelo al perdonar, dejá que tu herida sane. Descargate con alguien para dejar fluir el dolor. Volvé a leer este artículo las veces necesarias y dejá que los conceptos empiecen a sembrar semillas de conciencia en tu interior. Aprendé con honestidad de los errores que cometiste, prometete que no lo volverás a hacer y regresá a vivir la vida, y si volvés a cometer el mismo error, volvete a decir que no va a volver a suceder, hasta que des cuenta que en realidad ya no te equivocás más!!! eso es aprendizajeY como dirían los Beatles, Let it be! Dejá al mundo ser. Y dejate ser a vos también. Autor: Edgar Martínez, México

1 comentario:

Anónimo dijo...

QUÈ BUEN ARTÌCULO... EL PERDÒN ES LA BASE Y EL AMOR LA COLUMNA...
PEDONAR A LOS DEMÀS Y DEJAR SER,
PERDONARME A MI MISMA Y SER...
PERDONAR, PERDONARME Y EMPEZAR DE NUEVO TANTAS VECES COMO SEA NECESARIO.
Cecilia