lunes, 28 de junio de 2010

¿Creés que te merecés ser feliz?

¿Creés que te merecés ser feliz? ¿Te lo merecés en serio? Esta es una pregunta clave y la respuesta, lamentablemente, no es obvia. No todos podrán contestarla afirmativamente. La mayoría de las personas que sienten que no pueden o no logran ser felices viven en esa situación porque lo que en realidad creen es que no merecen ser felices. No importa cuántos buenos intentos realicen, No importa cuántas ganas tengan. No logran ser felices porque están atrapadas en esa convicción de sufrimiento, en ese error que apenas les permite respirar, pareciera su vida novela rusa.

Y no se trata de casos aislados. Todo lo contrario. En la sociedad en que vivimos, nadie ha sido educado para ser feliz. Pensá con qué mensajes fuiste educado. Observá cómo aún hoy se educa a los niños inculcándoles que tienen que ser alguien en la vida. Ese ser alguien se relaciona con un título, con una profesión, con una posición social y económica. No se relaciona con la necesidad de ser feliz. Se relaciona con el estrés de tener y no con la satisfacción de ser. Con hacer y no con realizarse. Nunca nos dicen "tenés que entender quién sos, tenés que descubrir para qué estás aquí, tenés que hacer lo que viniste a hacer, tenés que ser feliz".

Somos seres humanos, somos seres divinos, estamos en el planeta para un destino de gloria. Pero, cuando no nos explican esto –y es lo que sucede habitualmente- vivimos con un autoconcepto y emoción de merecer limitada, , vivimos con fobias y miedos, deambulamos patéticamente como una hoja sacudida por el viento; y creemos que si hoy nos quieren la vida tiene sentido y si mañana dejan de querernos, no vale la pena vivir. Y así, sos un eterno discapacitado emocional.

Vivís dependiendo del estímulo externo; necesitás que te quieran, que te acepten, que piensen bien de vos para que tu propia vida pueda seguir adelante. Nadie puede ser feliz de ese modo. Sólo cuando lográs entender definitivamente quién sos, ese tesoro, como lo definió Jesús: "chispas divinas creadas a imagen y semejanza del Padre", podés comprender tu derecho a ser feliz. Sai Baba nos dice que la autoestima real, no es el orgullo, es la comprensión de quiénes somos.

Cuando logramos asumir que somos seres divinos, entonces comprendemos que la felicidad es nuestro derecho, comprendemos que la felicidad es nuestra naturaleza y nuestro destino. Juan C. Fernández


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