sábado, 31 de julio de 2010

El poder sanador de los Delfines


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Me estaba olvidando de una de las partes más importantes que la sanación estelar tiene preparada para nosotros. LOS DELFINES. ¡Esta era la parte que olvidaba! Y su sanación viene dada para todos los niveles del cuerpo, físicos, mentales, y espirituales. Su origen espacial forma parte de un plan celeste para ayudar a la especie humana a recordar nuestra naturaleza divina, y nuestro vínculo con el Universo. "Son una forma de evolución pleyadiana"
No es de extrañar que muchas de las enfermedades que padecemos provengan del cuerpo astral, ya que en un principio todos los trastornos se instauran allí, y más tarde se ven reflejados en el cuerpo físico. Hay mamíferos sensibles a esos estados de perturbación que se implantan en el aura humana, me refiero a los delfines, ellos son sensibles a todas estas perturbaciones que sufrimos.
Desde hace ya un tiempo médicos y científicos están investigando con estas maravillosas criaturas del mar y la influencia beneficiosa que aportan a la salud de personas enfermas, sobre todo en niños autistas, en personas con problemas de psicomotricidad, en enfermedades mentales etc… dándoles unos resultados asombrosos de mejoría en muchas patologías que requieren de tratamientos intensivos de terapia.
Nosotros presentamos un mapa de luz eléctrica y magnética en el interior de nuestro A.D.N., de circuitos que sólo los seres sensibles de dimensiones elevadas pueden vislumbrar y que nuestros científicos algún día descubrirán. Estos ángeles del mar, los delfines, conocen muy bien ese tipo de señales electromagnéticas, por lo tanto los delfines lo detectan, y cuando se presenta ante ellos una persona que en su cuerpo físico, mental, astral, despliega una serie de desórdenes lumínicos, por herencia kármica, por estados emocionales no liberados o por cualquier otro motivo, estos mamíferos acuáticos localizan esas vías lumínicas apagadas u oscurecidas. Los delfines lo definen como "saber que en el cielo pueden contemplar la estrella Sirio y no encuentran su luz". Con sus sonidos, tonos armónicos y movimientos ondulatorios, elevan la frecuencia de luz y reconducen las ondas delfínicas hacia esa ruta obstruida, para volver a organizar el equilibrio que todo micro-universo debe conservar, ya que se trata de las leyes básicas del macrocosmos, por eso provocan que el fluido estelar entre y active nuestro sistema cerebroespinal, produciendo un impulso en nuestro cerebro que da la orden de movimiento eléctrico en nuestros dos hemisferios por igual,( ya que la parte izquierda del cerebro es la más activa en nuestra vida cotidiana, siendo prácticamente la única que utilizamos las personas, y la parte derecha es la que se ocupa de la fase espiritual, anímica y creativa, a la que damos menos importancia en estos tiempos de materialidad) , compensando y regenerando a su vez ese estado enfermizo, por eso los resultados son asombrosos y dignos de estudios científicos. Los Emisarios Pleyadianos de Luz, en muchas de las sanaciones actúan como lo harían los delfines, ya que operan en el campo eléctrico del cuerpo para despejar bloqueos, y muchas veces también se acompañan de la misma energía delfínica.
¿Quién no se ha fijado en esos maravillosos cetáceos de una manera amorosa al contemplar su aspecto juguetón y alegre? Nos producen sensaciones de felicidad y además el acercamiento a los delfines o recrearnos en la expresión de su esencia, nos beneficia en el modo de crear consciencia sobre lo que significa generar nuestro vehículo de luz, espacio-tiempo- energía " Merkaba". Este vehículo es ni más ni menos que la manera en que el hombre se envuelve en un espacio de amor incondicional que le sirve de campo energético para llegar a ser multidimensional. "Esta cualidad de los delfines, está todavía por descubrir en el mundo científico", pero algún día sabremos de ello. Estoy convencida. Extracto del libro "EL ESPÍRITU VIVIENDO UNA EXPERIENCIA HUMANA"©

El milagro de curarnos

En algún momento de nuestra vida, quizás no todos, pero sí la mayoría, sufrimos una enfermedad. El concepto que tenemos sobre ella no es un pensamiento más. Es una creencia, la de estar poseídos por una fuerza que no nos pertenece y que nos ataca. Si bien esta creencia es universal, no todos la vivimos de la misma forma. En occidente, ha sido reforzada por la presencia de un sistema médico que ha obtenido un gran poder que lo ha legalizado colectivamente.
Podemos decir que la enfermedad es un invento. Como la luz eléctrica. La luz siempre existió pero lo que hizo el hombre fue poder manejarla y eso le dio poder. El malestar orgánico o emocional siempre existió pero lo que hizo la medicina fue clasificarlo y eso le dio poder. La creencia sobre la enfermedad no solo es la de una fuerza que nos ataca sino que a partir de esa clasificación, es la de una fuerza que un grupo de personas (los científicos-médicos) puede dominar. O por lo menos ostenta un saber sobre ella y puede ejercer influencia sobre su evolución.
Esta influencia ha crecido desproporcionadamente en relación al saber. Actualmente las llamadas enfermedades son desmesuradamente influenciadas por la acción médica sin que haya un saber que sustente lógicamente esa influencia. Se actúa sobre ellas sabiendo muy poco sobre el origen de la enfermedad y mucho menos sobre el sentido de la misma.
Pensemos en un simple resfriado. Se atribuye a un virus pero no se lo combate a él sino al resfriado. Se lo trata de abortar. Se usan antihistamínicos para que las secreciones disminuyan y muchas veces antibióticos porque se habla de alergias bacterianas o complicaciones infecciosas imposibles de comprobar. Esta metodología que influencia el curso de la enfermedad se basa en la misma teoría que sostiene que el sol gira alrededor de la tierra; la observación superficial de un fenómeno sin preguntar nada sobre las características del objeto sobre el cual el fenómeno actúa. Si la física dependiera de los médicos, hoy seguiríamos creyendo que a la mañana el sol está en el este porque a la tarde giró alrededor nuestro.
Pensemos en un tumor. Un pedazo de carne que sobra. Los métodos médicos que influencian su destino se basan en la misma teoría de observación superficial y de ausencia de preguntas sobre las características del sujeto enfermo. El pedazo de carne está de más y hay que eliminarlo. Si no se puede con cirugía, se arrasa con drogas o radiaciones. Los físicos no manejan la medicina y los médicos terminan por creer que una resonancia magnética es una observación profunda. Se sigue observando el fenómeno y no la naturaleza ni el sentido del fenómeno.
Es así que ahora hay dos creencias: el malestar es una fuerza que viene de afuera y se puede influenciar sobre esa fuerza con un saber que se llama científico.
Volvamos al resfriado. Pensemos que quizás no es un virus el que lo produce (la fuerza externa) sino que es una de las formas que tiene el organismo de descargarse de una tensión que lleva demasiado tiempo acumulada. No hay fuerza externa. Los virus ya estaban y uno no se contagia de nadie sino que son ellos los que comandan esta forma de descargarse. Esto no significa que no haya virus extraños al organismo y éste intente rechazarlos porque no los reconoce. Los virus son cadenas de información y si traen una información extraña e irreconocible, el organismo se niega a aceptarla y se produce el rechazo de la misma. Pero esto no es lo que ocurre en un resfriado común. Allí hay problemas territoriales y las mucosas se inflaman para obstruir las narinas y no respirar el mismo aire que el enemigo. Los bronquios expulsan moco para escupir al invasor. Los músculos duelen para retirarse de la lucha. Y allí los virus son excelentes colaboradores para generar este estado inflamatorio que si bien es molesto, logra que el ser vivo se aísle y recupere su bienestar. La medicina en lugar de entender esto, ataca los síntomas para que el sujeto vuelva a la cadena de producción lo más pronto posible. Los médicos se comportan como aliados de un poder que exige productividad sin interesarse por la verdadera recuperación del cuerpo enfermo. El paradigma del agente externo como causa siempre presente de la enfermedad sirve a los mismos fines. Si hay un agente externo debe haber un poder que lo pueda combatir. Y ese poder es la científica medicina.
Quizás si esto hubiera quedado allí, tendríamos esperanzas de salir de esa trampa. Pero lamentablemente, la influencia de la acción médica sin un saber lógico que la sustente, generó tantos nuevos saberes vacíos, que estamos atrapados en una red que se retroalimenta de otras disciplinas y de otros saberes. La religión, la filosofía, la psicología, aportan nuevos saberes a esta interminable creencia de la enfermedad como fuerza externa y a la existencia de un grupo que tiene un saber sobre ella.
Escuchamos conceptos que parecen valiosos: -Debemos aceptar la enfermedad si vamos a luchar contra ella.- -La enfermedad es poderosa pero más poderosa es la salud-. -La salud es el silencio de los órganos-. -La enfermedad es un mal que debemos saber combatir-. ¿Quién podría negar el valor de esas frases?. Sin embargo, no sirven de nada. Son saberes que se basan en una creencia vacía. Y no porque no se pueda defender esa creencia. Sino porque ya no sirve más.
En este contexto, nos han quitado la libertad de elegir. En la historia de la humanidad, siempre hubo bandos, romanos y griegos, árabes y españoles, buenos y malos, perversos y normales, nazis y judíos. El ser humano podía optar, aún cuando esa opción fuera equivocada. Ahora es imposible elegir ya que se trata de nosotros o los virus, enemigos invisibles que destruyen a todos, sin excepción. Las organizaciones mundiales encargadas de la salud avisan que futuras pandemias son inevitables y elaboran mapas con colores cada vez más intensos y tenebrosos. La humanidad toda enfrenta al enemigo invisible y no hay opción. Por primera vez, en cientos de años, se está tomando conciencia que no es la tierra la que está en peligro sino esta especie que se ha creído excepcional y que ahora viene a enterarse que su desaparición es posible. La génesis de Adán y Eva ya no calma los temores de una especie que ha inventado el concepto de enfermedad y ahora el concepto en sí mismo la está arrasando. La fuerza externa que nos viene a destruir supera ampliamente el saber autorizado del grupo de personas que la combate. El concepto se escapó de las manos y tiene vida propia. La gente ya no se muere de la enfermedad sino del miedo que el concepto inventado le genera. El miedo no da tiempo a que la enfermedad actúe y nos mate ya que crea por sí mismo una realidad mortal. Así lo relata el cuento sufí:
-Un sabio sentado en la cumbre de una montaña, ve pasar una sombra y pregunta: ¿Quién eres?. La sombra le contesta -Soy la peste-. ¿Adonde te diriges? -A matar mil personas de ese poblado-. Bueno, ve y mata. A los pocos días, el sabio se encuentra con un hombre y le pregunta ¿De donde vienes? - Huyo de aquel poblado que ha sido atacado por la peste y ha matado treinta mil personas- Bueno, ve y huye. A las pocas horas, vuelve a pasar la sombra y el sabio lo detiene. Oye tú, me has engañado, dijiste que matarías mil personas y has matado treinta mil. ¿Porqué?. La peste le responde- No es cierto, yo solo maté mil personas, el resto, murió de miedo.-
Como médico he presenciado muchas veces el fenómeno de una persona que en pleno estado de salud y por hallazgos casuales (pruebas de rutina o un médico demasiado inquisidor) ha sido diagnosticada de un tumor en hígado, pulmón o mama. A los pocos días de ese hallazgo, el estado de salud había empeorado dramáticamente. He visto a algunas personas morir en poco tiempo luego del diagnóstico. Eso es miedo, no es cáncer. Ese es el concepto que se le ha escapado de las manos al grupo de científicos que ostenta el supuesto saber de la enfermedad. Y ese concepto se ha desbordado y ha creado una realidad autónoma entre otras cosas, porque se ha colectivizado. Se ha vuelto un saber popular. ¿Quien no ha escuchado alguna de las siguientes frases?: -El cáncer de páncreas, cuando te lo diagnostican ya es demasiado tarde-; -la quimioterapia te mata las células malas pero también las buenas-; -yo sé que me voy a morir, lo que no quiero es sufrir-; -nunca conocí a nadie que se salvara-; -la enfermedad avanza-; -hay que hacer algo- y tantas otras. El saber colectivo sobre la enfermedad no se diferencia mucho del saber de los médicos, muchos de los cuales jamás se harían (y lo dicen públicamente) el tratamiento que le indican a los pacientes.
Actualmente se escuchan muchas voces que cuestionan este concepto de la enfermedad pero la mayor parte de las veces son ignoradas, reprimidas o tergiversadas.
Es en este contexto que debemos dejar de pensar en nuevos instrumentos contra la enfermedad para comenzar a pensar en un nuevo concepto de la enfermedad. Se gastan miles de millones de dólares en investigar y producir drogas cada vez más nocivas para la salud de la humanidad y no cesan de aparecer variantes de la misma enfermedad que no responden a esas drogas o las llamadas nuevas enfermedades sobre las que ni siquiera se tiene alguna droga con la que experimentar.
La ciencia se nota perdida y actúa sin lógica. Solo intenta sacarse de encima un problema inmediato sin pensar en las implicancia futuras de su proceder. No interactúa con el resto de la sociedad que mira azorada la injusticia del poder del que participa. El gobierno que invierte doscientos mil millones de dólares anuales en productos farmacéuticos es el mismo que gasta tres millones de dólares por minuto en armas, mientras deja morir quince niños de hambre en esa misma cantidad de tiempo. La ciencia médica usa el mismo presupuesto manchado de sangre e injusticia. Y en esa confusión trata a los virus con la misma filosofía del gobierno que la sustenta: usa armas mortales.
Es justamente ese nuevo concepto de la enfermedad, el que nos va a permitir salir del atolladero en el que el viejo concepto nos ha metido. Si luchamos contra la enfermedad, luchamos contra el mensaje que pretende curarnos. Cuando una mujer se nota un bulto en la mama, debe parar toda actividad y preguntarse qué le viene a decir ese bulto. Y si no lo sabe, debe recurrir a alguien que la ayude a interpretar ese mensaje. No debe salir corriendo en busca de ese personaje que detenta un saber sobre la enfermedad porque eso la cristaliza en el viejo concepto. Y a partir de allí, solo puede esperar que se instale una guerra en su cuerpo. Y el bulto no vino a declarar la guerra sino a evitarla. Y no es que no debe hacer nada o curarse psicológicamente. Debe instalar la paz en su vida porque el bulto así se lo está exigiendo. Y eso no es poco pero es mucho más de lo que la medicina pretende con su viejo concepto de instalar una guerra entre el cuerpo de esa mujer y-.el cuerpo de esa mujer.
Los poseedores del saber sobre la enfermedad se escandalizarán ante semejante propuesta. -¡No hay tiempo que perder!; ¡Si no actuamos ahora, su vida corre peligro!- Y comenzarán a citar estadísticas no solo fraudulentas sino aterradoras. Algunos optarán por hablar de los adelantos de la ciencia y nos citarán con absoluta seriedad, los anticuerpos monoclonales, los hibridomas y la fusión entre los linfocitos B y los tumores. Suenan orgullosos de saber tanto. Y es un saber vacío porque es eficaz contra el único mensaje que pretende curarnos. Pero además es un saber corrupto, montado en la sangre de millones de seres humanos, que en lugar de salvar sus vidas, las pierden definitivamente.
No es una lucha entre los que saben y los que no sabemos. Es una lucha entre dos conceptos; el de una humanidad que se destruye a sí misma y el de una humanidad que pretende sobrevivir.
La mujer del bulto en la mama deberá elegir y optar por quimioterapia, radioterapia y cirugía y así seguir avivando el viejo concepto que nos está destruyendo o podrá hacer un verdadero cambio en su vida y dejar de sufrir por su hija que la ignora o por su esposo al que no ama. En ese cambio, habrá entendido el mensaje de ese bulto que viene a decirle: -¡No pongas más el pecho!; ¡Deja de ser madre y acepta ser mujer!; ¡Libérate de ese hombre al que no amas!-
-¿Pero quien me da las garantías de que el bulto no crecerá o que sus células se irán a mi cerebro o a mis huesos?-, dirá la mujer envuelta en las informaciones científicas pero a la vez en la realidad de conocer a tanta gente que sigue ese camino. -Nadie-se le responde-absolutamente nadie-. Desde el viejo concepto (la enfermedad como fuerza que nos destruye), se le citarán estadísticas sobre lo que le podría pasar si no hace lo que el grupo que sabe le dice que haga. Desde el nuevo concepto (la enfermedad como mensaje para sobrevivir), se le pedirá confianza en que si hace los cambios que debe hacer, se curará. No parece ser muy interesante la opción.
Es así que la mayor parte de la gente opta por intentar hacer las dos cosas o parte de ellas o casi ninguna de ellas. O lo que sucede con frecuencia, opta por el viejo concepto y cuando ya no obtiene respuesta de él, se vuelca al nuevo concepto. ¡Cuánto miedo!
Filosóficamente, cualquiera de estas opciones viola uno de los principios en los que se funda la realidad, el de la no contradicción: -Una cosa no puede ser y no ser a la vez-. Llamativamente, buena parte de los médicos del viejo concepto están apoyando estas opciones como si con ello colaboraran con la salud del paciente.
Sin embargo, esa es la realidad. El psicoterapeuta Mario Litmanovich dice claramente -¡Necesitamos médicos sin miedo!; esa es la única manera de salir del atolladero-. Creo también que necesitamos pacientes sin miedo.
Es desde este lugar que proponemos el milagro de la curación. Milagro viene del latín y su origen es asombrarse. Curación proviene de cuidado. De eso se trata. El asombro de cuidarnos. De protegernos, de no quedarnos solos y sentir miedo. Allí aparece el asombro. Todos estamos entrelazados y somos la humanidad. No somos el paciente enfermo. Somos la humanidad enferma. Y entonces aparece el cuidado. La necesidad de tratarnos como almas, no como cáscaras.
El médico alemán Hamer repetía en sus seminarios una presentación que siempre culminaba con una frase: -Necesitamos médicos de manos calientes que hagan de la medicina un acto sagrado-. Allí estaba el centro de su propuesta. Sagrado siempre es citado como originado en sacrificar pero el sacre es un ave de rapiña. Y así se llamaba al halcón en épocas antiguas. Un ave sagrada cuyas uñas retorcidas le permiten sobrevivir hasta que madura y se vuelven inútiles. Allí debe tomar la decisión de arrancárselas con el pico si pretende sobrevivir. Si lo hace, vive una nueva vida, una nueva oportunidad de ser joven y sagrado.
El milagro de curarnos es eso. Volver a nacer fuera de nuestros roles y percibirnos como almas que se relacionan con almas. Dejar de ser hijos, esposos, madres, padres, médicos, abogados, exitosos, fracasados o perversos. Y renacer como almas con cuerpos que son usados, no descuidados.
Para ello, estamos acá. No para descubrir vacunas sino para tomar conciencia.
De lo que somos y hacia donde vamos. Autor: Fernando Callejón

La madre de todas las crisis

La madre de todas las crisis


Los antiguos sacerdotes mayas vaticinaban que en cierto día de 1519 llegaría, ''como una mariposa'', un antiguo antepasado para iniciar una época de opresión y calamidades. En esa fecha, el domingo de pascua, indígenas que caminaban por la costa de Veracruz avistaron en el horizonte las ondulantes velas de las carabelas de Hernán Cortés y les parecieron --pues nunca habían visto embarcaciones semejantes-- mariposas aleteando a ras del mar. La mariposa es también símbolo de resurrección para muchos pueblos
A partir de entonces comenzaría una nueva era de nueve períodos de 52 años. Multiplicando 9 por 52 y sumando el resultado a 1519 nos da el año 1987. A partir de entonces se iniciaría una etapa de transición donde la humanidad enfrentaría una gran crisis cuyo momento culminante sería el año 2012, en particular el 21 de diciembre, cuando la Tierra alcanzará la mayor distancia del Sol en 26 mil años y se situará en el mismo centro de la galaxia. Según los mayas ese sería el punto de partida de otra nueva era.
Muchos de los que han nacido y crecido en medio de una época de guerras arrasadoras, de hambrunas, de huracanes que hunden a ciudades enteras bajo las aguas, de poderosas mafias que asesinan familias y pueblos enteros sin excluir mujeres y niños, de fanáticos religiosos capaces de desatar cataclismos, épocas de padres contra hijos y hermanos contra hermanos, de enfermedades ya olvidadas que retornan del Medioevo como cadáveres salidos de sus tumbas, de inundaciones bíblicas y de ambiciones exterminadoras de todo signo de vida, de bosques, del aire y hasta del cielo azul, les puede parecer que es ese el estado natural de la existencia, sin percatarse de que vivimos tiempos apocalípticos y hasta, quizás, si un día las asfixiantes nubes se disipan y los cañones callan, nos parecerá que la paz y la armonía vienen a perturbar el curso ''normal'' de las cosas.
Y sin embargo, ya en los preludios de la gran crisis, entre fines de los 70 y principios de los 80, mentes lúcidas advertían del peligroso derrotero que tomaba la humanidad. El propio Papa Juan Pablo II, durante su primer viaje a México en 1979, había calificado aquella época como ''era de la degradación del hombre a niveles anteriormente insospechados, era de valores humanos pisoteados como nunca antes''. Y el físico Fritjof Capra, por su parte, expresaba: ''Nos hallamos en un estado de profunda crisis mundial, crisis compleja y multidimensional que afecta todos los aspectos de nuestras vidas: la salud y el sustento, la calidad del medio ambiente y la relación con nuestros semejantes, la economía, la política y la tecnología [...] La amplitud y la urgencia de la situación no tienen precedentes en la historia de la humanidad. Dos décadas después el secretario general de la ONU , Kofi Annan, en su discurso de aceptación del premio Nobel de la paz en diciembre de 2001, llamó al siglo XX ``el más mortífero en la historia'' y agregó: ``hemos entrado al tercer milenio a través de una puerta de fuego''.
¿Por qué alarmarse? ¿No ha habido en todas las épocas guerras, depresiones, mafias, desastres naturales y derrumbes morales generalizados? Cierto, pero nunca todos estos males juntos elevados a la quinta potencia.
Cuando entre 1989 y 1991 hizo implosión el segundo mundo integrado por los regímenes de Europa del este y la Unión Soviética , muchos analistas proclamaron jubilosos el triunfo del primer mundo y vaticinaron la perpetuidad del sistema capitalista. En ningún momento pasó por sus mentes que se trataba de un derrumbe general a partir del eslabón más débil de la cadena industrial. Hoy el centro financiero mundial ha colapsado y el sistema capitalista, tal y como lo hemos conocido, ya no volverá a ser el mismo.
Los valores culturales de nuestra civilización siempre fueron portadores de gérmenes mortíferos: por una parte el creernos la especie elegida para avasallar todo lo existente en detrimento de la flora y la fauna, posturas etnocéntricas de supuesta superioridad racial, y la idea del universo como inmenso campo de batalla entre huestes divinas y demoníacas son concepciones que justificaban el exterminio o sometimiento de otros pueblos en nombre de Dios; y por otra, la creencia de que la felicidad depende de factores externos y por tanto es válido el uso de todos los medios para conquistarla. Esos gérmenes revelaron su alto poder letal sólo cuando el ser humano alcanzó un gran potencial tecnológico para arrasar toda la vida del planeta.
Esto impuso la urgencia de un cambio de paradigma civilizatorio. Está a punto de estallar una gran revolución del pensamiento humano que transformará radicalmente esas premisas hacia un mundo de paz y fraternidad, pero no será un estallido violento, sino que llegará casi inadvertido en medio de las calamidades, suavemente, como una mariposa. Ariel Hidalgo

La soledad es una creación mental

La soledad sólo existe en tu mente, es una creación mental sujeta a la imaginación y anclada a los planos inferiores de la conciencia. Cuando te sentís solo es el momento en el que el alma se aleja de su ser divino. Sin embargo la quietud silenciosa de la soledad, es el medio por el cual podés escuchar todos los sonidos que emite tu más elevada sintonía armónica conectada con el universo.

Mantenete unido al silencio de la armonía para que, desde ahí puedas comprender lo que ocurre y cuáles son los movimientos que hacen que la vida crezca y se expanda dentro del orden armónico en tu cuerpo, si mantenés esta conexión silenciosa será que ya no vuelvas a sentirte nunca más solo. El sentirse solo es debido a una desconexión con la madre (la Tierra), con vos y con todos los que viven en ella, así que sentirse solo es comportarse dentro de un paradigma caduco y anclado a viejas frecuencias, ¿recordás el victimismo? Pues sentirte solo puede llevarte a eso, al laberinto de creerse desamparado, aislado y solo. Uno nunca está solo

lunes, 26 de julio de 2010

Examine sus ideas.


Cualquier cosa que creamos llega a ser verdad para nosotros. Si usted tiene un súbito desastre financiero, puede ser que en algún nivel crea que no se merece la comodidad del dinero, o que se merece tener dificultades y deudas. O bien, si piensa que lo bueno es siempre pasajero, creerá probablemente que la vida está en su contra o, como tantas veces se oye decir, que «usted no es de los que ganan».
Si se siente incapaz de atraer a un hombre, tal vez su creencia sea: «A mí nadie me quiere» o «Soy indigna de amor».

Quizá tenga miedo de ser una mujer dominada, como su madre, o tal vez piense que la gente no hace más que herirla.
Si su salud no es buena, es probable que atribuya la enfermedad a una tendencia familiar o que se considere víctima del clima, aunque también puede ser que piense que nació para sufrir o que su cuerpo no le da descanso.
O puede tener una creencia diferente. Quizá ni siquiera se dé cuenta de cuál es su creencia, como la mayoría de las personas, que se limitan a ver las circunstancias externas como simplemente la forma en que viene la suerte. Mientras alguien no le haga ver la relación entre las experiencias externas y lo que piensa y cree usted en su fuero interno, seguirá siendo una víctima de por vida.

PROBLEMA: Desastre financiero.
CREENCIA: No merezco tener dinero.

PROBLEMA: Falta de amigos.
CREENCIA: Nadie me quiere.

PROBLEMA: Problemas laborales.
CREENCIA: No sirvo para esto.

PROBLEMA: Complacer siempre a los demás.
CREENCIA: Yo nunca consigo lo que quiero.


Sea cual fuere el problema, proviene de un modelo mental, ¡y los modelos mentales se pueden cambiar!
Pueden darnos la sensación de ser verdad, pueden parecer reales, todos esos problemas con los que luchamos y nos debatimos en la vida. Pero por más difícil que sea el problema con que nos enfrentamos, no es más que un resultado o efecto exterior de un modelo mental interno.


(c) Louise Hay
Extracto del libro:
Usted Puede Sanar su Vida , Capítulo 4

La mediocridad del "casi"

La diferencia entre una persona exitosa y una mediocre es que uno logra lo que desea y el otro casi. Y si le preguntás al que casi lo logró, siempre tendrá una enorme cantidad de pretextos que explicarán y justificarán el por qué no lo logró, pero auto-complaciéndose con el bálsamo que para la mente del mediocre resulta el “casi”.
El mediocre se siente satisfactoriamente bien con haberlo intentado, aunque no haya logrado lo que se propuso. El exitoso jamás se sentirá bien hasta lograrlo. A un exitoso le preguntas qué pasó y qué hizo para lograr su cometido y se remite a decir: “Lo logré”. Punto. No hay más explicación de nada. Y es que un exitoso jamás acepta ese “casi”, porque simplemente para la mente de un exitoso el casi es algo que no existe, es un estado mental que no existe en la realidad tangible, observable, medible y cuantificable. Para la mente del exitoso solo hay dos opciones: lo logré o no. El casi es un mito del logro en el que cree el mediocre.
¿Por qué existe la mediocridad del “casi”? Porque habitamos en un inconciente colectivo donde se cree que lo completo no existe salvo como privilegio exclusivo de algunas personas con suerte, donde una calificación muy baja se percibe con el gran agrado de aprobado, donde el 51% es la mayoría que se necesita, donde la comodidad más elemental es suficiente, donde pasar a cuartos de final se cree ya como nivel exitoso, donde estar cerca del peso ideal es creer que ya se está en el peso ideal. Esa mentalidad es la que genera la mediocridad del “casi”, es una forma de pensar. ¿Cuál sería la solución para eliminar esa mediocridad? Una Nueva Conciencia. Otro tipo de mentalidad, otra forma de pensamiento, una donde a la persona le surja el pleno compromiso con su implícito coraje, determinación y arrojo para ponerse una meta y no cejar en el empeño hasta cumplirla en su totalidad más plena; con una Nueva Conciencia así, es imposible parar antes. Y ésta, es la mentalidad que ha caracterizado a toda persona exitosa. Una sana obsesión por alcanzar el logro total y pleno hasta descansar en su conquista absoluta, y es que no se puede descansar de verdad antes.
Un exitoso puede no lograr algo. Sí. Pero del no logro gana la experiencia de saber lo que hizo y no le dio resultado para no volverlo a hacer e de inmediato vuelve a emprender la acción con nuevas estrategias ¡hasta lograrlo! El mediocre puede no lograr algo. Sí. Pero ahí para. El mediocre siente con el no logro que lo que busca es algo que quizá no es para el, que las circunstancias lo condicionan y limitan. El exitoso crea las circunstancias, si así fuera necesario, para lograr lo que quiere además de hacer lo que sea necesario para lograr eso que quiere. El mediocre del “casi” siente una comodidad y cierto placer por el mero hecho de haberlo intentado con todas sus fuerzas y su mejor disposición. El exitoso jamás siente comodidad alguna, ni la más mínima, hasta que lo logra, y ahí, la magnitud de comodidad y placer del exitoso es inmensamente mayor a la comodidad más grande que pueda percibir el mediocre. Por eso, si de buscar total comodidad y máximo placer se trata, nada como ser exitoso.
Recuerdo como si fuera ayer a uno de mis más exitosos seguidores, un joven líder emprendedor que una vez me platicó lo que algunos de sus familiares y amigos le comentaban cuando lo veían entregarse tanto a un proyecto hasta altas horas de la noche y donde incluso varios días no dormía en absoluto. Me comentaba que le decían: “¡Ya deja eso! Descansa. Si sigues así te vas a enfermar”. Y él me decía que lo que escuchaba en su interior era: “¡Es al revés! ¡Si lo dejo a medias, incluso para descansar, me enfermo! Me enfermo mínimo de ansiedad por saber que aún no lo he terminado y así es imposible irse a descansar. Imposible conciliar el sueño cuando se sabe que algo no se ha terminado como se debe, por lo menos en la parte que corresponde bajo el análisis de los tiempos que quedan”. ¡Así piensa naturalmente alguien de éxito. Esa frase de mi alumno me remontó a mi primaria y a mi secundaria. Yo nunca pude dormir si no había acabado totalmente mi tarea y haciéndola perfectamente bien. Y una de mis sorpresas más grandes me las llevaba al día siguiente en la escuela cuando al llegar, alguno -o varios- de mis compañeros me decía que si le prestaba la tarea para copiarla porque no la había hecho ya que le había ganado el sueño. “¡¿Qué?!” -pensaba yo.
De verdad casi se me exorbitaban los ojos al intentar entender cómo había logrado dormir tan tranquilo sabiendo que no había hecho la tarea. Claro que se la prestaba, a mí qué. Solo recuerdo que durante largo rato no dejaba de admirarme en cómo pudo dormir. Yo recuerdo que con cansancio alguna vez, sin acabar bien mi tarea, me iba a la cama... ¡y me era imposible conciliar el sueño! Simplemente no podía por esa ansiedad generada por la falta del deber a cumplir. Hoy que ha pasado casi 30 años de aquella época, esporádicamente me he vuelto a encontrar por ahí caminando por la calle o en el súper con algunos de mis compañeros de aquella etapa... ¡y a todas luces refulgentes y de neón se nota la diferencia! Y hoy sé que es mera consecuencia. El tiempo levanta un muro de ceguera entre nuestros actos y sus consecuencias cuando intentamos ver desde el acto, pero ese muro se cae dejando ver con abrumadora lógica claridad cuando observamos desde la consecuencia.
Más adelante ya como empresario, si algo me generó frustración en mi pasado fue armar equipos con los que, luego de un tiempo, descubrí que no tenían mentalidad de éxito al mismo grado de compromiso que yo. Hasta cierto punto lógico porque el nivel de compromiso de un dueño nunca será el mismo que el de un empleado, salvo que se suceda una bendita excepción: en la que ambos encuentran su pasión haciendo lo que hacen. Pero bueno, en mi pasado no tuve el tino de hoy para contar con gente cuya misión existencial casara con su quehacer cotidiano. Y ahí, la mediocridad del “casi” era una norma. Tuve dos opciones: entrenar, educar y cultivar a mi gente para transformarla en gente exitosa, o bien, contratar a otros que lo fueran. Dos opciones que me podrían llevar a mi meta de equipo. Realicé los dos. El segundo siempre fue más eficaz en virtud de los tiempos requeridos para la primera opción y con los que muchas veces no se cuenta cuando vas cabalgando en caballo de hacienda a alto galope. El mediocre siempre querrá que lo esperen. El exitoso no tiene mucho tiempo disponible para sentarse a esperar.
Lo que hoy ha surgido como manantial de ideas mientras escribo en un momento de inspiración no fue otra cosa mas que detectar mediocridad en mí mismo. Me detuve a pensar y deduje lo que hoy estoy plasmando aquí. Así suelo escribir, para mí mismo, con el benéfico accidente para algunos donde encuentran ayuda y reflexión al leer varios de mis procesos. En mi vida reciente he logrado transformar mi salud para bien en forma extraordinaria. Bajé casi 30 kilos de peso y en la manera más saludable que he conocido. Bajar de peso así no se limita a los kilos menos, sino en la bendición de toda una transformación de creencias multifacéticas de la vida misma. Es una bendición y dicha tan soberbias que jamás nunca podrá entender en su más mínima expresión aquel o aquella que “casi” logran un cambio así en sus vidas. Sin embargo, la auto-complacencia llegó a mí en este más reciente mes y me percaté de subir 4 kilos. Lo peor: todo empezó con 200 gramos... a los que no hice casi caso porque “casi” ya estoy en el peso que es el más saludable para mí. Hoy que me di cuenta a donde te puede arrastrar la mediocridad del “casi”, y con alarma me detuve y emprendí una de las acciones más empoderantes que he detectado en mi vida: escribir al respecto. Escribir me confronta. Escribir me fuerza a analizar profundamente. Escribir me conecta. Escribir me compromete. Escribir me ayuda a recordar con certeza. Por eso hoy, al detectar la constante invitación que nos hace el oponente de la Luz) esa parte que existe dentro nuestro y que constantemente nos habla y nos instiga hacia el mal sin presentárnoslo como tal al maquillarlo como demandas de nuestro ego buscando nuestro aparente beneficio, es que decidí ponerle un alto y ponerme a pensar buscando claridad. Y es que ha aprendido que la concentración y la claridad son los enemigos mortales de el satán. El satán siempre nos quiere confundir vendiéndonos la idea de diferentes medidas y magnitudes de placer a las que puedes tener acceso. Nuestro espíritu, cuando nos concentramos y encontramos la claridad que nos da, nos hace ver que placer sólo hay uno, en la Totalidad, en lo Completo al 100%, en la más pura y plena consecución de vivir nuestra divinidad. Y eso hoy he querido retomar. Sé que esos 4 kilos los bajo en menos de 10 días, de hecho... ¡no se trata del peso o del número de kilos! Se trata de lo que haces contigo mientras logras tu meta, cualquiera que esta sea, peso, dinero, trabajo, relación, o lo que fuera. Es lo que sucede en ti, la transformación que opera, mientras te fijas una meta y haces lo necesario para cumplirla. En el ejemplo del peso, también me detengo a observar que todavía me falta mucho para lograr mi peso ideal, que aunque he cambiado tanto -aquí estuve tentado a escribir “tantísimo”- para bien, sigo en los linderos del “casi” y debo llegar al otro lado de la línea divisoria de la oscuridad y la Luz, un punto donde simple y llanamente se afirma: “Lo logré, ya estoy aquí”. Cualquier otro punto, por nanométricamente cercano que sea a ese, no es ese. Y saber con total claridad esto, le molesta enormemente al satán y te dirá al oído: “Deja ya de leer esto y así como estás estás bien. Es muy radical esto de blanco o negro cuando hay una enorme gama de grises donde te puedes sentir bien. Tú échale ganas y nada más, porque lo que más importa es que lo hayas intentado”. El oponente le encanta hablarte así al oído.
He observado que sin duda hay ciertos destellos de placer en el intento, sin duda hay comodidad cuando se reposa en saber que se ha dado lo mejor de uno aunque no se haya logrado lo que se desea, pero nada de eso se compara, nada, con la Luz y su plena satisfacción de haberlo logrado. Como afirma Michael Berg -me gusta esta frase-: “O hacemos un viaje por completo, o no llegamos a ningún lugar”.
Si lees con profunda atención lo que hoy he escrito aquí, quizá te sorprendas, igual que yo, en que la única diferencia es una mera forma de pensar. No son las circunstancias, no las condiciones a favor o en contra, no las características del objetivo o empresa, no, nada de eso. La única diferencia es... una forma de pensar. Sólo eso hace toda la diferencia consecuente.
El bien más grande proviene de cumplir tu propósito y misión de vida plenamente. No antes. Debes atreverte a hacer lo que sea necesario para descubrir tu misión y luego volverte a atrever a hacer lo que sea necesario para lograrla, te garantizo con toda evidencia de que hacer un esfuerzo extraordinario logra un propósito supremo y bendito. Y es supremo y bendito porque si estás alineado con tu misión, no eres consciente de ese esfuerzo aunque lo hagas. Es fácil rendirse, pero es divino continuar. El placer del deber cumplido siempre será poderosa fuente de una enorme... ¡Emoción por Existir! -Alejandro Ariza.

martes, 13 de julio de 2010

Los sentimientos

Lo primero que necesitas hacer es ponerte en contacto con los sentimientos negativos de los que no eres consciente. Muchas personas tienen sentimientos negativos de los que no son conscientes. Muchas personas estan depresivas y no se dan cuenta de que estan depresivas. Comprenden cuan depresivas estan solo cuando toman contacto con la alegria.
No puedes habertelas con un cancer que no te ha sido detectado. Lo primero que necesitas es hacerte consciente de tus sentimientos negativos. Que sentimientos negativos ? De la tristeza, por ejemplo. Te sientes triste o estas de mal humor ?. Te odias o te sientes culpable ? Sientes que la vida no tiene sentido ? , tienes sentimientos que te hieren ? te sientes nervioso y tenso ? . En primer lugar toma contacto con esos sentimientos.
El segundo paso (este programa tiene cuatro pasos) es comprender que el sentimiento esta en ti y no en la realidad. Esto es algo evidente, pero crees que la gente lo sabe ? No lo sabe, creeme. Son profesores en las universidades pero no comprendieron esto. En la universidad no me enseñaron como vivir. Me enseñaron todo lo demas. Tal como dijo alguien " Consegui tener una buena educacion. Me tomo años desprenderme de ella " Precisamente trata de eso la espiritualidad : de desaprender. Desaprender toda la basura que nos enseñaron.
Los sentimientos negativos estan en ti, no en la realidad. Asi que deja ya de intentar cambiar la realidad. Es de locos ! Deja ya de intentar cambiar a las otras personas. Pasamos mucho tiempo intentando cambiar las circunstancias externas, intentando cambiar a nuestro conyuge, nuestro jefe, nuestros amigos, nuestros enemigos, a todos. No tenemos que cambiar nada. Los sentimentos negativos estan en ti.
Nadie sobre la Tierra tiene el poder de hacerte infeliz. No hay ninguna circunstancia, ningun acontecimiento sobre la tierra que tenga el poder de molestarte o herirte. Ninguna circunstancia, condicion, situacion o persona. Nadie te dijo esto ; te dijeron lo opuesto. Por eso estas confundido ahora, por eso estas dormido. Nunca te dijeron esto, pero es evidente que asi es.
Supongamos que estas de picnic y se pone a llover. Quien tiene el sentimiento negativo ? La lluvia o TU ? Que es lo que esta causando ese sentimiento negativo ? la lluvia o tu reaccion ? Cuando te das un golpe en la rodilla con la mesa, la mesa esta bien. Esta ocupada siendo precisamente para lo que fue hecha : ser una mesa. El dolor esta en tu rodilla, no en la mesa. Los misticos continuan intentando decirnos que la realidad esta bien.
La realidad no es problemática. Los problemas solo existen en la mente humana, y podriamos añadir en la estupida y dormida mente humana. La realidad no es problemática. Saquemos a todos los seres humanos de este planeta y la vida continuara, la naturaleza continuara existiendo con toda su amorosidad y violencia. Donde esta entonces el problema ? No hay tal problema. Tu te identificas conmigo, ese es el problema. El sentimiento esta en ti, no en la realidad.
El tercer paso es : Nunca te identifiques con ese sentimiento. No tiene nada que ver con el "Yo" . No definas tu ser esencial en base a esos sentimientos. No digas "Soy depresivo" Si quieres di " Este estado es depresivo" , asi esta bien. Si quieres decir que la depresion esta aquí, esta bien, si quieres decir que la tristeza esta ahi, tambien esta bien. Pero no digas Soy una persona triste, ya que te estas definiendo en base a ese sentimiento. Esta es tu ilusion ;es tu error. Hay depresion aquí, en estos momentos, hay sentimientos que hieren aquí, en estos momentos, dejalos correr, dejalos solos. Pasaran. Todo pasa, absolutamente todo.
Tu depresion, tus emociones, no tienen nada que ver con la felicidad. Esos son los vaivenes del pendulo. Si buscas diversion o emociones, preparate para la depresion. Quieres esa droga ? Preparate para la resaca. Un extremo del pendulo lleva al otro.
Esto no tiene nada que ver con el "Yo", no tiene nada que ver con la felicidad. Esto es el "yo" Si recuerdas esto, si te lo dices miles y miles de veces, si sigues intentando realizar estos tres pasos miles y miles de veces, lo conseguiras. Quizas no tengas ni que hacerlo tres veces, yo no se, no hay ninguna norma para eso. Pero hazlo miles de veces y ese sera el mayor descubrimiento en tu vida. Al diablo con esas minas de oro en Alaska ! Que vas a hacer con todo ese oro ? Si no eres feliz, no puedes vivir. Asi que encontraste oro, y que importa ? Tu eres un/a rei/na ; eres una princesa. Eres libre, no te importe si alguien te acepta o te rechaza, no hay diferencia. Los psicologos nos dicen cuan importante es tener un sentido de pertenencia. Chorradas ! Para que quieres pertenecer a alguien ? Eso ya no va a tener mas importancia.
Un amigo me explico que hay una tribu africana en la que el mayor castigo consiste en ser condenado al ostracismo. Si te echasen de Nueva York o del sitio en el que residas, no moririas. Como es posible que las personas que pertenecen a esa tribu africana mueran cuando son condenadas ? Porque forman parte de la estupidez comun de la humanidad. Porque piensan que no seran capaces de vivir si no pertenencen a algo. No son muy diferentes de la mayoria de las personas, no es asi ? , estan convencidos que necesitan pertenecer a algo.
Pero tu no necesitas pertenecer a ningun grupo, no necesitas pertenecer a nadie ni a nada. Tampoco necesitas estar enamorado/a. Quien te dijo que debia ser asi ? Lo que necesitas en realidad es ser libre. Lo que necesitas es amar. Asi es, esta es tu naturaleza. Pero lo que me estas diciendo es que en realidad lo que quieres es ser deseado/a. Quieres ser aplaudido, ser atractivo/a, tener todos esos pequeños monos detras de ti. Estas malgastando tu vida. DESPIERTA ! Tu no necesitas todo esto. Puedes ser felizmente feliz sin ello.
Tu sociedad no se sentira feliz oyendo esto, porque os aterrorizais cuando abris vuestros ojos y comprendeis esto. Como controlais a alguien asi ? Esa persona no os necesita ; no se siente amenazado con tu critica ; no le importa lo que piensas sobre el o lo que dices sobre el. Ha cortado todas esas cuerdas ; ya no sera mas una marioneta. Dice la verdad, ya no tiene miedo. Ha dejado de ser un ser humano. HUMANO ! Contemplativo ! Al fin y al cabo un ser humano ! Rompio con su esclavitud, se salio de su prision.
Ningun evento justifica un sentimiento negativo. No hay ninguna situacion en el mundo que justifique un sentimiento negativo. Eso es lo que ha vuelto roncos a todos los misticos de tanto gritarnoslo. Pero nadie escucha. Los sentimientos negativos estan en ti.
En el libro sagrado de los hindus, el Bhagavad-Gita, el Señor Krishna le dije a Arjuna : " Zambullete al calor de la batalla y manten tu corazon a los pies de loto del Señor".Una frase maravillosa.
No tienes que hacer nada para conseguir la felicidad. El gran Meister Eckhart dice de forma maravillosa : "No se alcanza a Dios mediante un proceso de adiccion a algo en el alma, sino por un proceso de sustraccion" No necesitas hacer nada para ser libre, dejas caer algo de ti y ya eres libre.
Esto me recuerda al prisionero irlandes que construyo un tunel bajo el muro de la prision para poder escaparse. Fue a parar al patio de una escuela donde estaban jugando unos niños pequeños. Por supuesto, cuando salio del tunel, ya no se pudo contener mas y empezo a saltar al tiempo que lloraba y decia" Soy libre, soy libre, soy libre"" ( en ingles, el sonido libre es parecido al numero tres) (como queriendo decir : tengo tres-años-)
Una niña pequeña le contesto mirandole despectivamente : "Eso no es nada, yo tengo cuatro".
El cuarto paso : Como puedes cambiar las cosas ? Como te cambias a ti mismo/a ? Debes comprender algunas cosas, ahora o mas tarde, y se trata de una sola cosa que puede ser expresada de muchas formas distintas. Imagina un paciente que va al doctor y le explica lo que le hace daño. El doctor le dice : " Muy bien, he comprendido sus sintomas. Sabe lo que hare ? Le prescribire una medicina a su vecino !" El paciente le contesta : "Muchas gracias, doctor, esto me hace sentir mucho mejor". No es absurdo ? Pues eso es lo que hacemos todos.
La persona que duerme siempre piensa que se sentira mejor si alguien cambia. Sufres porque estas dormido/a, y piensas : "Que bonita seria la vida si alguien cambiase, que bonita seria la vida si mi vecino cambiase, mi mujer cambiase, mi jefe cambiase".
Siempre queremos que cambie algo para sentirnos mejor, pero no has decubierto todavia que aunque tu mujer cambie o tu marido cambie continuaras siendo tan vulnerable como antes, tan idiota com antes, tan dormido/a com antes. Tu eres quien tienes que cambiar, quien tiene que tomar la medicina. Sigues insistiendo : "Me siento bien porque el mundo esta bien" Error ! El mundo esta bien porque yo me siento bien. Esto es lo que dicen todos los misticos. Anthony de Mello, SJ