La enseñanza de Jesús nos dice que enseñando aprendo.
De hecho todo el tiempo estamos enseñando y aprendiendo.
Cuando la enseñanza sale guiada desde el ego, estamos generando conflictos en los hermanos y en nosotros mismos.
Conflictos que alimentan la separación en las mentes de todos.
Conflictos porque la información que estamos usando, no importa cuál sea, está saliendo desde un DAR atrapado a las leyes del mundo, con condiciones.
Conflictos porque las “condiciones personales” no han sido superadas para poder ser manifestadas en un RECIBIR de armonía y paz.
Conflictos porque en vez de enseñar con corrección y liberar, se enseña el conflicto aprendido y no liberado.
La enseñanza de Jesús nos dice que tenemos que deshacer todo lo aprendido, es decir, la forma antigua de cómo enseñábamos o aprendíamos.
El trabajo personal de deshacimiento junto al Espíritu en cada uno de nosotros es el camino que se va abonando en nuestras mentes, para que florezca ese momento en el cual la enseñanza se manifieste completamente desde el Espíritu.
Y cuando la enseñanza verdaderamente sale guiada desde el Espíritu, aún siendo uno de los objetivos del Espíritu revivir el ego en nosotros, para poder darnos cuenta de nuestros sentires, y cambiar ese atrapamiento mental entregándosela a Él para su correcta liberación, jamás deja a los hermanos en conflictos, porque el amoroso Espíritu está regalándole:
Todos vivimos oscilando de un rol a otro. Lo importante es saber que ninguno es más importante que otro, ambos son necesarios en el proceso interno de transformación mental. Ambas nos ayudan a negar todas nuestras manifestaciones de la culpabilidad, por lo tanto no perdamos nuestras oportunidades.
Con amor.,
Carmen C León Luque
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