¿Sabías que si sanás con vos, sanás con los demás?
Está demostrado que
los 7 primeros años de nuestra infancia van a condicionar el resto de
nuestra vida, social, laboral y sobre todo a nivel afectivo, es decir
cualquier cosa que haya quedado pendiente de sanar en nuestra infancia
va a afectar de manera negativa a nuestras relaciones de adultos, por
ejemplo a veces pensamos que estamos enojados con la pareja, cuando en
realidad es que estamos enojados con uno de nuestros padres.
Es decir cuando éramos pequeños teníamos una NECESIDAD REAL
que esperábamos recibir de nuestros padres amor incondicional,
seguridad, apoyo, confianza, pero a veces no pudieron darnos todas esas
cualidades que tanto necesitábamos, y eso nos ha dejado una herida de
forma que vamos arrastrando a nuestro niño herido con cada persona que
nos encontramos en la vida.
Dentro de vos
vive un niño (a), no importa la edad que tengas ahora, porque en zonas
profundas de tu ser, habita un(a) niño(a) y su estado psicológico
determina emociones o sentimientos predominantes, formas de reaccionar,
importantes rasgos de tu personalidad y muchas experiencias que estás
viviendo o atrayendo, a tu vida de adulto.
Desde que estamos en
el vientre de nuestra madre, en una profunda conexión vital con ella,
nuestro cerebro está almacenando impresiones emocionales y afectivas que
se guardan en un cerebro emocional. En el momento del parto se produce
nuestro primer shock emocional, por la salida a un mundo extraño y
amenazante, muy diferente a aquel tibio acuático y protegido, donde
habitamos por nueve meses.
Cualquier situación
que afecte fuertemente a un niño, de aparición brusca, que no se está
capacitado para comprender, y que provoque un impacto emocional intenso,
es considerada un trauma. Estas experiencias no se recuerdan
conscientemente, porque quedan reprimidas en la memoria del
inconsciente, como una forma de evitar dolor y sufrimiento, sin embargo
el bloqueo.
Es muy importante que
prestes atención a tu relación con vos mismo (a), ya que de eso
dependerá el éxito o fracaso en tus relaciones futuras.
Si ya te diste cuenta de eso y no estas haciendo nada, ¿No creés que ya es tiempo
de recuperarTE, de amarTE y sobre todo de CUIDARTE, como nadie lo ha
hecho?
De VOS depende ser feliz o no serlo…
Oración para recuperar a nuestro niño (a) interior.
Divinidad, que hay
en mi, amado Padre/Madre Dios, te pido por favor que borres las
memorias tóxicas, dolorosas que hay en mi, en mis células que son las
que impiden que yo sea libre. Ya que el dolor es tan grande por no poder
verme como vos me ves, como vos me creaste, una alma pura y libre.
Te pido con todo mi
amor, que vuelva a sonreír, a ser espontáneo (a), que la frescura de mi
sonrisa vuelva para que de esta manera se manifieste en mis acciones.
Se que al recuperarme a mi mismo (a) recupero la alegría por la vida.
Se que me he
fragmentado en miles de versiones que no soy, para agradar a los demás,
para sentirme aceptado (a), valorado (a), reconocido (a), amado (a).
Te pido que abras mi
corazón para que mi Yo adulto, sepa cuidar a mi Yo más joven, a mi niño
(a) que necesita de ser escuchado, cuidado, amado, protegido,
respetado, valorado.
Se que con la fuerza
que vos amada Divinidad me das será posible que por fin me
pueda integrar con dulzura y suavidad para siempre.
Se que todos tenemos
un niño (a) que está buscando desesperadamente cubrir sus necesidades
para manifestar en este plano la felicidad y sobre todo la libertad.
Gracias por haber escuchado mi pedido, todo está dado y concedido.
Amen
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