martes, 28 de octubre de 2014

COMO CREAR NUESTRA PROPIA REALIDAD

A menudo hemos oído o leído, en alguno de los medios alternativos a los que accedemos, que nosotros creamos nuestra realidad, que la capacidad humana para la creación es innata y la empleamos por defecto, normalmente de forma inconsciente. Esto así dicho queda muy bonito, pero nadie nos cuenta el mecanismo por el cual nosotros creamos y damos forma a esa realidad que nos acucia y nos llena de dramas. Porque en realidad, nadie en su sano juicio crearía toda esa cantidad de problemas que nos acosa y agobia día a día. Entonces… ¿Qué clase de realidad estoy creando? ¿Cómo puedo saber que lo que me llega lo he creado yo mismo? Debemos entender que la ley de creación y la de atracción van solapadas y donde termina la una, empieza la otra, por lo tanto de nada servirá crear una situación propicia si luego no sabemos atraerla.
La realidad que creamos es proyectada por nuestra mente previamente. Todos nuestros pensamientos se van formando en una realidad sutil. Esta realidad ilimitada en espacio y posibilidades, recoge toda nuestra creación mental y la hace tomar forma. Una vez nuestro pensamiento toma forma en esa proyección mental, esa forma física creada con nuestra mente, queda pendiente de nuestra orden, para ser atraída a nuestra realidad física cotidiana. Nuestras creaciones mentales no suelen ser cosas físicas, sino más bien situaciones, encuentros o lo que se ha llamado como sincronicidades. Con nuestro pensamiento tejemos una realidad que para que tome forma debemos alimentarla energéticamente y mentalmente, cuanto más presente tengamos esta proyección mental en nuestro consciente más posibilidades tendremos, que esa realidad se haga real.
Tenemos herramientas a nuestro favor, para ayudarnos a crear ese tejido, una de ellas es programar nuestro subconsciente para que trabaje en segundo plano en esa realidad que deseamos crear, también tenemos  nuestra voz, el sonido es la herramienta más potente a la hora de ayudar a tomar forma las proyecciones mentales que diseñemos, haciendo que decretemos esa realidad y la atraigamos hacia nosotros con una mayor rapidez. Nuestro subconsciente habitualmente está acostumbrado a proyectar realidades negativas, la peor versión de nosotros, nos han enseñado a hacerlo así y es muy difícil desprogramarnos, pero no imposible. Debemos empezar a confiar en nosotros mismos y empezar a pensar, que nosotros somos capaces de cualquier cosa que nos propongamos y además de ser capaces, somos exitosos, y ese proyecto mental que prevemos en un futuro, va a concluirse con éxito. Esta forma de pensamiento positivo básico, es el modo con el que nosotros mismos podemos programar nuestro subconsciente y provocar que trabaje en segundo plano en lo que realmente deseamos Crearemos una situación de realidad sencilla para entender cómo funciona el mecanismo por el cual, nuestra mente crea nuestra realidad. Vamos a crear un encuentro con una persona conocida a la que hace un tiempo que no vemos y con el cual no es fácil coincidir, por ejemplo. Una vez tenemos claro que queremos y deseamos ese encuentro con esa persona, creamos mentalmente la situación en el que se efectúa ese encuentro, trabajaremos en esa proyección mental, varias veces durante el día y decretaremos mediante nuestra voz esa proyección mental que hemos dado forma, de la siguiente forma “Voy a encontrarme con…” lo repetiremos varias veces y siempre posteriormente a nuestro trabajo mental.
Una vez ese pensamiento ha sido creado y alimentado energéticamente, hasta darle forma y es decretado, solo debemos atraerlo y esto se producirá, no sabrás como ni cuando, pero lo que es seguro es que esa situación que creamos mentalmente, se producirá y se hará realidad en nuestra realidad física. Una vez entendamos el mecanismo por el cual nuestra realidad es el resultado de nuestra proyección mental, la cual damos forma física y la atraemos a nuestra realidad, tendremos la herramienta para afrontar nuestros encuentros y nuestras situaciones dramáticas, con un resultado distinto al que quizás previamente pudieras pensar. Quizás aun estés en un plano escéptico, lógico y racional, pero cuantas veces te has enfrentado a situaciones en las que ibas condicionado previamente y se han hecho realidad. “No me van a contratar” “No se va a fijar en mi…” “Fijo que me despiden…” y al final el resultado es ese que tu creías que por lógica se iba a propiciar, pero en realidad, TU lo creaste así y lo decretaste de ese modo.
Nos proyectamos negativamente por defecto y el resultante suele ser negativo, si nuestros pensamientos son  positivos y enfocados a un resultado exitoso las probabilidades de que el resultado lo sea, son enormes. Como decía, nuestros pensamientos proyectados mentalmente no son eternos y debemos alimentarlos para propiciar su materialización, si por un tiempo abandonamos esa creación se desmaterializara la posibilidad de que en un futuro podamos atraerla a nosotros, por eso es importante saber programarnos, para que nuestra mente trabaje constantemente e inconscientemente en fabricar la realidad que a nosotros nos resulte más propicia. Piensa que todo lo creado es solo una proyección mental de alguien superior y que tú como ser superior que eres en este plano físico, tienes la capacidad de materializar la realidad que se adecue a la experiencia que deseas crear para ti en este mundo.
Ponerte manos a la obra es relativamente sencillo y no requiere de un gran esfuerzo, estás acostumbrado a crear a diario, aunque no eres totalmente consciente de tus creaciones, desde ahora comienza a crear a tu gusto la realidad que deseas, el resultado que necesitas, la situación que te sea propicia, toma el poder de la realidad en la que vives, aíslate de los dramas ajenos, las negatividades que desde el sistema nos dan con barra libre y empieza a forjar aquello que sabes que puedes lograr porque tú sabes de lo que eres capaz. Comienza a ver el vaso medio lleno dentro de tu cotidianidad más próxima y veras como cuando comiences a acostumbrarte a crear de forma positiva, tu vida da un vuelco y sales de ese bucle que creías no acabaría nunca.

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