De forma consciente o inconsciente, se puede ser adicto a
algo o alguien. Hay adicciones a un tipo de comida o de sabor en particular, al
tabaco, al alcohol, a la informática, al trabajo, a la limpieza o a alguna
droga. Temas muy variados pero que la mayoría tienen un núcleo en común:
"Hablan de un vacío, una carencia que se necesita llenar". Cada una
con su particularidad, indicará si es con el padre o con la madre y qué emoción
pone de manifiesto.
En general, las
adicciones se identifican con la madre, hablan de un conflicto con el amor
maternal, de una madre sobreprotectora, rígida o ausente en la mayoría de los
casos, de no haber recibido todo el amor que necesitaba por su parte o, de la
manera en que la persona sentía que necesitaba. Una adicción marca una carencia
anclada en el inconsciente, algo que la mente compensa buscando un sustituto.
Es adictivo porque cuando no se tiene, el organismo, la mente, en definitiva el
ego, vuelve a sentir la sensación de vacío y necesita de ese elemento externo.
Si existe algún tipo de adicción ya sean drogas, alcohol,
tabaco, tranquilizantes, comida... hay una necesidad consciente o inconsciente
de que la madre esté a su lado y le acompañe para afrontar un reto que necesita
superar pero que solo, le resulta muy difícil. Es una manera de pedirle ayuda
(aunque no sea la mejor opción), se busca que la madre vea a su hijo como
una“víctima” porque cree que sólo así, le ayudará.
Pueden ser cosas tan
simples como afrontar la etapa de la adolescencia, salir adelante de un
problema escolar, profesional o emocional. Si se tienen dificultades para
expresar las necesidades o no puede hacerlo por algún otro motivo, cree que
será más fácil afrontarlo con la "compañía" de alguna adicción.
Hay muchos tipos de adicciones, por ejemplo un niño que no
se siente querido en su infancia, pide amor una y otra vez, pero no lo recibe.
Entonces, cuando es incapaz de gestionar esa frustración, bascula la
información al cuerpo, en este caso al sistema digestivo porque necesita
asimilar la situación y buscará amor en el azúcar ya que es un símbolo de
dulzura. De esta forma inconsciente, el niño trata de endulzar su vida,
compensar esa sensación de desamor con algo de sabor dulce.
Otro ejemplo sería el
de un niño que se muerde las uñas, siente cólera hacia sus padres o hacia sí
mismo, una cólera muy fuerte que no se atreve a expresar porque cree que si lo
hace, perdería su amor. El niño trata de frenar una y otra vez esa emoción de
rabia mordiéndose las uñas. Las uñas simbolizan una herramienta de defensa,
cuanto más largas, más daño pueden hacer. Algo en la actitud de los padres le
provoca rabia y a su vez, siente rabia consigo mismo por no atreverse a decir o
hacer algo que ayude a cambiar esa situación.
La adicción al Sexo
es un conflicto con el placer, la persona siente que no es fruto del amor, sino
del placer. Puede buscar en el árbol genealógico si fue un hijo-hija deseado o
no. Quizás los padres le han transmitido que tener relaciones sexuales es
peligroso o algo sucio. También puede indicar falta de responsabilidad con la
vida, sólo busca diversión y no quiere ningún compromiso que le pueda quitar su
libertad y busca en el sexo, el placer que no encuentra en su vida en general.
La adicción al
Trabajo indica demasiado estrés afectivo que le lleva a hacer “horas extras”, a
mantenerse ocupado para no afrontar una situación emocional que no sabe
gestionar. Necesita demostrar que su
vida es productiva. Quizás no fue deseado y sienta que tiene que hacer muchas
cosas para que vean y reconozcan que su nacimiento, no fue en vano. Puede tener
creencias limitantes relacionadas con el dinero, frases que escuchaba desde
pequeño: “el dinero se gana con el sudor de tu frente”, "si quieres algo,
tienes que ganártelo", "nadie te regala nada".
Las adicciones buscan
evitar el contacto directo con la emoción a la que está asociada. Puede ser un
vacío existencial, falta de amor, soledad, abandono o desconexión con el
aspecto más espiritual. Se cree que la adicción ocultará el sufrimiento y a la
vez, es un grito de ayuda: "¡Estoy aquí! ¿No ven que sufro?"
Indica una no aceptación, es buscar "algo" que le
ayude a evadirse del tema que no es capaz de afrontar y resolver.
El tabaquismo indica
conflictos con la madre y con el territorio. Simbólicamente, la persona marca
su territorio con el humo. Siente que en ese ambiente familiar no se le da su
sitio, no tiene libertad, le falta aire e inconscientemente,
"ensucia" el aire que todos respiran para que los otros, sientan lo
mismo que siente él. Es como decir: "Es imposible respirar en este
ambiente, así no se puede".
Necesita introducir
una atmósfera conocida, que le de seguridad y en la que se sienta acompañado.
Necesita una “muleta para caminar y avanzar”, para tener una experiencia de
vida más intensa y alegre porque no quiere que su madre le siga quitando la
alegría de vivir. Siente que el tabaco, es una compañía que no juzga ni
reprocha.
Vive una situación en la que siente que le falta el aire, le
falta libertad en su territorio, se siente apartado del clan o de la madre que
siempre está invadiendo su espacio.
Los pulmones
simbolizan la idea de libertad, expansión y comunicación. Las personas crean
una falsa libertad que no les da su madre a través del tabaco. Se inventan una
"cortina de humo" donde todo parece diferente a lo que realmente es.
El alcoholismo se
puede relacionar con el deseo de huir de las responsabilidades, o bien le
sobrepasan o no quiere madurar, quiere seguir siendo un niño del cual se tienen
que hacer cargo, es una forma de pedir que otros, se hagan cargo de sus
responsabilidades. Evaden ser adultos, responsables y afrontar la vida. Existe
un rechazo a sí mismo. Sensación de inutilidad, culpa, frustración o
incapacidad. Escapan de la realidad que uno mismo ha construido para olvidar
ciertos aspectos. Es una forma de escapar de las responsabilidades que cada uno
ha creado. Ha hecho algo que le pesa, que no ha estado bien y necesita
olvidarlo porque no tiene la valentía de asumir las consecuencias de sus actos.
Las drogas están en
relación con el sentimiento de sentirse separado, abandonado o ignorado por
mamá o papá. Es frecuente que niños con madre o padre ausente, busquen en las
drogas la forma de crear un escenario diferente al que perciben en su día a
día. La separación puede ser física o no, la clave está en cómo lo vive la
persona.
Al sentir que no tienen un referente, que no le han
transmitido ni pautas ni valores, se sienten perdidos, tienen un conflicto de
identidad, no son capaces de discernir por sí solos y no tienen claro a qué han
venido ni por qué están aquí ya que sus padres, parece que no se han hecho
responsables de su educación. Es como una añoranza de otro lugar y no terminan
de conectar con la tierra, buscan evadirse constantemente.
La mayoría de las adicciones hacen referencia a un
sufrimiento que no se consigue gestionar, se busca una vía de escape rápida aún
sabiendo que no es la solución. ¿Cuántas veces se juzga o se rechaza a personas
que tienen esta problemática? Apartarlos o darlos por "perdidos"
alimenta aún más la sensación de abandono y desamor que desencadenó la
adicción. No es fácil acompañarlos en el camino que han elegido experimentar
porque, al fin y al cabo, de eso se trata, de una elección personal que puede
durar un tiempo, una etapa o toda la vida.
Fuente: Semillas Solares.
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