Muchas veces hemos escuchado: las personas son espejos nuestros, o
todos somos espejos de los demás, debemos aprender a vernos en el
reflejo de las demás personas, todo lo que veo a mi alrededor es una
expresión de mí mismo...
Las relaciones que tenemos con las demás
personas, son una valiosa herramienta de evolución espiritual, cuya
finalidad última es la unidad en la Consciencia. Como dicen los
Maestros: Todos somos parte de la misma Consciencia Universal, y esto
tiene repercusión en nuestra vida diaria, cotidiana.
Nuestra vida
es de relación, a diario estamos relacionándonos con otras personas,
hijos, padres, parejas, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, etc.
Tanto
las personas que amamos, que nos caen bien, como las personas a quienes
rechazamos, o que no nos caen tan bien, son espejos nuestros. Nos atraen
quienes tienen cualidades similares a las nuestras, y al estar en su
compañía, sentimos que podemos actualizar, expresar esas cualidades. Más
difícil es aceptar, que cuando algo nos molesta mucho en otra persona,
se trata de partes nuestras que están en "la sombra", partes
inconscientes que rechazamos, que negamos de nosotros mismos, porque no
se ajustan al modelo social, a lo que creemos ser, o al ideal que
tenemos; si no tuviéramos problema en aceptar esas características, no
nos molestarían.
Observa las personas que te atraen, con quienes
te sientes cómodo, ¿qué te gusta de ellas?, es su inteligencia, su
generosidad, su paciencia, su belleza, su gracia, su poder, su
sabiduría, etc., y toma consciencia que esa cualidad, en un grado u
otro, también está en ti, más, o menos desarrollada, o a desarrollar,
pero está en ti, de lo contrario, no podrías verla, reconocerla en la
otra persona.
Ahora, observa a las personas a quienes rechazas, ¿qué es lo que más te molesta?, es su agresividad, su impaciencia, su egoísmo, su cobardía, etc., mira en tu interior esas partes negadas, mira sinceramente, en alguna medida están en ti, y es porque todo en el universo es la coexistencia de valores opuestos (en el mundo fenoménico, del ego).
Ahora, observa a las personas a quienes rechazas, ¿qué es lo que más te molesta?, es su agresividad, su impaciencia, su egoísmo, su cobardía, etc., mira en tu interior esas partes negadas, mira sinceramente, en alguna medida están en ti, y es porque todo en el universo es la coexistencia de valores opuestos (en el mundo fenoménico, del ego).
Para mostrarte valiente, tienes que haber reprimido a
tu parte cobarde, para ser generoso, habrás reprimido al mezquino, si
eres muy virtuoso, también tienes la capacidad para actuar con maldad,
etc., esto no quiere decir que lo hagas, lo que digo es que si esta
manera de ser del otro te molesta mucho, es porque tienes un problema
interno con ese aspecto, quizá no llegarás a expresar agresión, o lo que
sea, porque lo reprimes, pero no quiere decir que no esté en tu
interior en un grado u otro, el tema es que cuando uno reconoce sus
partes luminosas y sus zonas más sombrías, ya no le afecta que la otra
persona sea de tal o cual manera; el problema surge cuando nos molesta
la actitud del otro, y ahí es donde tenemos que mirar en nuestro
interior, que está pasando con esa actitud. No significa que tengamos
que soportar actitudes agresivas o desagradables de la otra persona....
Llevamos
al mundo en nuestro interior, y vernos en las relaciones como en un
espejo, puede ser una gran herramienta de crecimiento personal, de
autodescubrimiento e integración de la personalidad, cuanto más
integrada la personalidad, menos nos afectan las actitudes de los
demás... Esto no significa que no veamos la crueldad en alguien, la mala
voluntad, la agresión, y otros aspectos "negativos", pero cuanto más
integrados estemos, menos nos afectarán, podremos aceptarlos como son,
aunque no aprobemos su conducta, entenderemos que son aspectos menos
desarrollados, que todo es un camino evolutivo hacia la integración de
los opuestos.
Nos pasamos gran parte de nuestra vida perdiendo grandes cantidades de energía, negando ese lado oscuro nuestro, reprimiéndolo para que no salga, y luego terminamos proyectando esas características en nuestro exterior, en quienes nos rodean, claro todo esto de manera inconsciente, porque funcionamos condicionados con un modelo, una manera de ser.....
Nos pasamos gran parte de nuestra vida perdiendo grandes cantidades de energía, negando ese lado oscuro nuestro, reprimiéndolo para que no salga, y luego terminamos proyectando esas características en nuestro exterior, en quienes nos rodean, claro todo esto de manera inconsciente, porque funcionamos condicionados con un modelo, una manera de ser.....
Cuando te encuentres con una
persona que no te agrada, cuando veas aspectos en tu pareja, en tus
hijos, en tus jefes, padres, hermanos, etc., que te irritan, que te
molestan mucho, tómalo como una oportunidad de aceptar los opuestos en
ti, una oportunidad de descubrir un nuevo aspecto en ti. Sólo puedes
trabajar en tu interior, no puedes cambiar al otro, cuando cambies tu
interior, la interpretación que le das a lo que sucede, el otro cambia, o
la situación cambia.
Cuanto más aceptes tanto la luz como la
oscuridad en ti, más claro estarás, más sanas y más equilibradas serán
tus relaciones, porque podrás aceptar el lado oscuro en los demás.
Vernos en el espejo del otro, es ver nuestro ser completo, pero para ello, necesitamos aceptar todos los aspectos en nosotros, necesitamos reconocer que, el tener aspectos negativos no significa que seamos imperfectos. Nadie tiene sólo aspectos positivos, hablando en el nivel del ego; luego en Esencia, en nuestro nivel profundo, en el Centro, somos un potencial de energía, inteligencia y amor, cualidades todas positivas, allí no hay dualidad, sino unidad.
Vernos en el espejo del otro, es ver nuestro ser completo, pero para ello, necesitamos aceptar todos los aspectos en nosotros, necesitamos reconocer que, el tener aspectos negativos no significa que seamos imperfectos. Nadie tiene sólo aspectos positivos, hablando en el nivel del ego; luego en Esencia, en nuestro nivel profundo, en el Centro, somos un potencial de energía, inteligencia y amor, cualidades todas positivas, allí no hay dualidad, sino unidad.
Autora: Juana María Martínez Camacho
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