Puede pensarse que todos deseamos
ser personas prósperas y llenos de riqueza. Sin embargo y aunque lo
pensemos no siempre es así. Muchos llevamos instalada una mentalidad de
pobre, que de no ser superada, nos condena a vivir en la escasez y en la
dificultad. El
dinero es una de las creaciones humanas que más alegrías y tristezas ha
causado sobre la faz del planeta. Algunas personas "se matan" por
obtenerlo y casi todos usamos buena parte de nuestras vidas para
producirlo, invertirlo, ahorrarlo o gastarlo. Ya
sea para obtener dinero o cualquier otro bien, lo que se cristaliza
materialmente, primero ha debido ser pensado. Por lo que en cuanto a
crear riqueza material se refiere, es poco probable alcanzarla si no se
posee una mentalidad favorable a ese objetivo; un criterio productivo
que nos permita crear y saber aprovechar las situaciones u oportunidades
que nos llevan a ella. Poco o nada puede hacerse desde un sistema de
creencias limitante, pesimista, negativo, que más bien viene a ser un
claro factor de sabotaje del éxito material. Es por eso que para avanzar
económicamente, existe un requisito indispensable y es superar lo que
aquí denomino: la mentalidad de pobre. La
mentalidad de pobre es un estilo de funcionamiento mental que nos
conduce a ignorar, evadir o atacar las formas positivas de pensar,
sentir y actuar que nos pueden llevar a producir riqueza, expresada en
dinero y bienes materiales, o en salud, relaciones afectivas o
creatividad, entre otras formas posibles. Al
interrogar a un especialista en economía acerca de la dificultad de los
pobres para acceder al dinero, me sorprendió con una respuesta
inesperada: "Aunque no lo parezca -señaló-, son demasiados los pobres
que no quieren ser ricos". Se refería, el experto, a la falta de
propósito, determinación y voluntad que tienen para superar sus barreras
económicas, gran parte de quienes las padecen. Esta
tendencia de pensamiento se expresa en muchos de muchas formas. La
revelan quienes repiten y "venden" a otros frases como: "tú no sirves
para eso", "el que nace barrigón ni que lo fajen chiquito", "los ricos
ya están completos", "algunos tienen estrella y otros viven
estrellados", etc. Es mentalidad de pobre pensar que si otro no pudo,
nosotros tampoco podremos. Con esta actitud ignoramos o subvaloramos
nuestra peculiaridad y las capacidades reales que tenemos para
transformar las cosas, independientemente de lo que otros hayan hecho o
logrado. La
mentalidad de pobre se alimenta de las excusas (no tengo preparación, el
mundo está en crisis, estoy pagando un karma) de los consejos de
perdedores (no te des mala vida, la vida es para gozarla o quèdate como
estas.); de la pereza (lo haré más tarde, eso es muy difícil.) y de la
dependencia (el gobierno debería darme). Todo lo que niegue el poder de
la consciencia, de la inteligencia, de la capacidad de cambio, de la
voluntad y en general el poder personal para superarse y vivir
plenamente nuestro potencial, es aliado de la mentalidad de pobre. En
lo estrictamente económico, una forma muy peculiar en la que se
manifiesta claramente la mentalidad de pobre, es no sabiendo qué hacer
si se tuviera abundancia económica. ¿Como podemos lograr algo en lo que
ni siquiera hemos pensado? Una vez dijo Napoleón Hill: "Cualquier cosa
que la mente sea capaz de imaginar, puede ser alcanzada. Norman Vincent
Peale, también señaló: "Sólo puedes si crees que puedes". Quizás
sea necesario saber el tipo de riqueza que deseamos obtener para, dar con
los mecanismos válidos que nos permitan obtenerla, y luego actuar en esa
dirección, de manera coherente y tenaz. Como dice el propio Sweetland:
"para poder tener éxito hay que pensar en términos de éxito" . ¿Pensamos
nosotros en términos de éxito? ¿O más bien sin darnos cuenta pensamos
en términos de pobreza y escasez? Cuando
perdemos altas dosis de energía entre preocupaciones, celos , envidias,
flojera, resentimientos, y múltiples temores como los que sentimos
hacia la muerte, la enfermedad o la vejez, el cuerpo se resiente, no
dormimos bien, vivimos tensos y malhumorados o entristecidos, y dejamos
de encauzar esa energía hacia la creatividad para alcanzar bienestar y
logros. En
cuanto a la vieja idea de que el dinero es malo y que la gente cambia
cuando tiene dinero, diré que no es el dinero lo que cambia a la gente,
sino su falta de valores éticos, morales y espirituales. La solución no
es vivir pobres sino evolucionar espiritualmente. Esa
mentalidad de pobreza debe ser detectada y superada. Para hacerlo nos
toca fortalecer el pensamiento optimista, a través de la repetición de
ideas favorables verbalmente o por vía de la visualización de imágenes
mentales de éxito, apoyadas por una emoción intensa de expectación
positiva. Esta expectativa se abandona luego y nos centramos en la
acción inteligente y coherente con los objetivos. Resumiendo,
la fórmula que suele funcionar es: soñar, planificar, actuar y evaluar.
Mírate mentalmente como deseas ser, piensa frecuentemente en ello, y
haz lo mejor que puedas para alcanzarlo. Preparación y trabajo,
iniciativa, creatividad y voluntad. Se ha dicho mucho y valorado poco
eso de que "todo es mente, todo es consciencia". Nuestro verdadero
problema es que no nos damos cuenta de que en muy buen grado somos
libres, podemos elegir, podemos cambiar, podemos crear una parte de
nuestro mundo. Tenemos la llave que abre las puertas hacia el mundo de
la prosperidad; falta saber si realmente deseamos llegar allí. Lic. Renny Yagosesky
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